El Editorial

La incompetencia y la corrupción ahogan

Las lluvias no son un fenómeno nuevo en Venezuela, pero la tragedia esta semana en varios estados anegados, y muy especialmente en Mérida, nos arruga el corazón. Muertos, vehículos arrastrados a agujeros sorprendentes, calles convertidas en poderosas aguas en violento avance, decenas de muertos y desaparecidos, no son sólo producto de fuertes aguaceros.

También son el resultado de la indiferencia oficial, asentada de manera aparentemente cómoda en falsedades y promesas incumplidas, y en descuidos de este desgobierno, que la oposición debería reclamar y sancionar con fuerza. Muchos son los gobernadores y alcaldes a los cuales hay que reclamarles los muertos, los heridos, la pérdida de viviendas y la angustia.

No basta con la visita de Delcy Rodríguez. No basta con tomar nota de lo sucedido, rodeados de funcionarios incompetentes y corresponsables de la abrumadora tragedia.

Maduro ha anunciado el envío de ayuda, lo cual está bien, pero es insuficiente. Ayudar no es corregir, ni tampoco castigar a los responsables. En Mérida debieron estar Maduro y sus ministros en persona, para dar la cara ante la incompetencia y la corrupción que han dejado a los venezolanos a la intemperie, desasistidos, cada día con más angustia, frustración, desesperación.

Maduro no puede parar las lluvias, pero al menos pudo haber demostrado solidaridad, preocupación personal, mucho más allá de enviar subalternos y poner mensajitos en Twitter. Quien se dice Presidente no es Presidente para hacer anuncios mentirosos por una red social. Un Presidente da la cara.

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Un comentario

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