La pérdida del lenguaje
Entre los males que han sido sembrados en nuestro país hay uno que, en un principio se tomó a chercha, fue la destrucción sistemática de nuestro idioma. Tal vez por ignorancia, quizá por manía o por complejo se procedió a diferenciar, sin ton ni son, los géneros y así fue como empezó una absurda deconstrucción de una lengua, como la castellana, que tanto lustro dio a la historia de la literatura universal. Nos unían, a través del mundo, las palabras de Cervantes con la de Rubén Dario o las de Rómulo Gallegos. No era cosa menor que 400 millones de personas hablaran, como lengua nativa el español, siendo solo superado, a nivel mundial, por el chino.
El buen uso del lenguaje es un instrumento esencial de la racionalidad y por ende de la cultura de un pueblo y por ello potencia la inteligencia condición esencial para la superación personal y por lo tanto de todos los que integran una nación.
La igualdad que debe existir entre el hombre y la mujer es una lucha fundamental para asegurar los derechos humanos y no un uso meramente retórico de cambiar expresiones para fingir lo que en la práctica no termina de ocurrir.