El Editorial

La renuncia

El Gobernador de Puerto Rico cometió imprudencias y logró la indignación popular que, de todas maneras, difícilmente hubiera sido posible si el mandatario hubiese podido exhibir una gestión razonablemente buena.

La renuncia de un mandatario por presión ciudadana puede o no ser muestra de debilidad, pero sin duda sólo sucede en sistemas democráticos. En tiranías la indignación popular acaba en extrema violencia, como demasiado tarde comprobaron los tiranos Ceausescu en Rumania.

En tiranías la presión y la protesta ciudadanas no siempre llevan a la renuncia del tirano. Más frecuentemente a intransigentes mandatos militares, represión, cárceles, torturas, muerte y exilio. Tenemos buenos ejemplos en el Caribe en los últimos sesenta años, en la Cuba castrista y la Venezuela chavista.

Renunciar al poder en circunstancias de extremo reclamo popular puede ser un gesto de nobleza, pero también de debida prudencia. No importa cuántas bayonetas se tengan como trono. La gente siempre es más.

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