La revolución es un mito
En 1956 Milovan Djilas, héroe de la resistencia comunista yugoeslava en la Segunda Guerra Mundial, escribió su muy famoso libro, La Nueva Clase, en el que desnudaba la profunda corrupción del partido comunista, que lejos de cumplir su propósito inicial de darle poder a la clase obrera, lo que hizo fue encumbrar a una nueva clase, integrada por la directiva del partido y su nomenclatura.
Ese ha sido el engaño perpetuo que han llevado a cabo los Stalin, Mao, Castro, Ortega, Chávez, etc. quienes, vendiendo la idea de una sociedad más justa, más inclusiva, con la creación de “un hombre nuevo“, lo que ha hecho es formar una nueva clase integrada por los “revolucionarios“, por aquellos que los sostienen en el poder los militares y los cuerpos represivos, así como por algunos operadores económicos, que se conocen -según el país- como oligarcas o enchufados.
Estas revoluciones terminan convirtiéndose en un inmenso fraude, ya que el poder no es compartido ni con la clase obrera ni con los desposeídos, sino solamente con la nueva clase dirigente y sus acólitos.
El resultado, con la excepción de la China post Teng Tsiao Ping, ha sido un desastre económico, pero ha logrado su fin de perpetuar en el poder a los integrantes de la clase dirigente.
