El Editorial

La terquedad o la ignorancia

La terquedad suele ser una muestra de falta de capacidad para discernir. El hombre terco es, por lo general, un sujeto que teme perder el norte si modifica su visión de como debe ser todo. Pero cuando, más allá de un mero hecho individual, esa terquedad se hace colectiva, puede causar enormes perjuicios si  ella es asumida por los dirigentes de un país.

En Venezuela, pareciera que se ha impuesto una terquedad entre los dirigentes del partido gobernante que consiste en tratar de imponer,  a como de lugar, un modelo de sociedad que pretenden calificar de socialista y que en la realidad no es otra cosa que un gigantesco caos económico, social, ético  y político.

En su terquedad por perseguir un modelo, a todas luces fracasado, no sólo han causado un enorme daño a la sociedad, sino que han condenado a muerte al verdadero socialismo democrático, que mal que bien ha sido una conquista social en muchos países.

Es de sabios rectificar y buscar soluciones cuando se reconoce que se ha errado. El terco, en cambio, por ignorante y empecinado, persiste en el error hasta que las circunstancias terminan por imponerle la realidad.

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2 comentarios

  1. Nuestros gobernantes se han ´´empantanado´´ tanto con su accionar político que hasta ellos mismos se han extraviado en el laberinto de sus contradicciones y ahora no encuentran la manera de salir de ellos. Y es que cuando se conversa en privado con algunos de sus dirigentes, no es bajando la cabeza y callando que vamos a salir del ´´berenjenal´´ en el que nos encontramos ; pero tampoco tienen la suficiente entereza ni la voluntad para intentar propiciar algún tipo de cambio. Saben que el país esta caotizado, que estamos en el centro de la tormenta y que el desastre está a la vuelta de la esquina, pero prefieren mirar hacia otro lado antes que enfrentar los problemas. Una actitud bien suicida, por cierto.

    Hemos llegado al punto en que el país se mueve inercialmente, sin ganas ni voluntad para buscar salidas positivas y todo se reduce a unos discursos y frases huecas que no nos llevan a ninguna parte. Un vivir en una ´´rutina´´ sin sentido en medio de un país destrozado y profundamente dividido. Cada quien va a lo suyo sin importarles que ya no es posible ni tan siquiera planificar el día siguiente y mientras tanto, los problemas se agudizan y nos alejan de una posibilidad real de cambio. A la gente sensata se le ignora y a los ´´brutos´´se les hace caso aun sabiendo que están equivocados. Una especie de ´´locura colectiva´´ propiciada desde el poder y que ha terminado por envolverlos a ellos mismos, alejándolos del mundo real y haciéndoles vivir en el suyo propio.

    Una terca ignorancia que parece no tener vuelta atrás hasta que su implosión nos arrastre a todos y sea entonces que tomemos consciencia de que nos destruimos a nosotros mismos y que los problemas ya no tienen solución, y tan solo nos quede ir a llorar al valle e iniciar el lento y penoso camino de la reconstrucción. Un camino que será penoso y largo, pero que ya parece inevitable, pues de parte y parte no hay la visión necesaria ni el deseo de un cambio real. Cada vez estamos mas aislados, se ha perdido la credibilidad y ya se nos mira como los miserables del continente que ni tan siquiera merecen alguna condescendencia. Ahora el mundo comienza a ver y entender los niveles de degradación que hemos alcanzado, y de no ser por el petroleo hace ya mucho tiempo que nos hubiesen olvidado. Pareciera que ni ya tenemos aquellas ´´reservas morales´´ de las que antaño nos sentíamos orgullosos.

    Y es que como acertadamente señala el EDITORIAL de hoy, ojalá que no llegase el momento para descubrir que : ´´ El terco…, por ignorante y empecinado, persiste en el error hasta que las circunstancias terminan por imponer la realidad ´´. Aunque muchos ya nos tememos que tal experiencia, es ya inevitable,

  2. ¿Cuál puede ser el grado de instrucción logrado entre Diosdado y Maduro? He allí la respuesta a lo terco del actual Estado en Venezuela. Con ignorantes ni a la playa.

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