La unión es la salida

No se puede ocultar que el presente momento político es complejo, difícil y conflictivo, y si a ello le agregamos la profunda crisis económica por la que atravesamos, no cabe duda alguna que cualquier decisión que se tome, tanto por parte de la oposición como del gobierno, traerá consecuencias e implicaciones importantes para la población y para la nación. Lo cierto es que algunos analistas políticos consideran que por parte del gobierno el presidente no regresa con la ´´botija llena´´, sino con promesas de inversión a cambio de reformas de fondo y una rectificación en el manejo de la política económica, pero de momento son solo conjeturas pues el presidente ha guardado un mutismo poco acostumbrado en él. Y por parte de la oposición, se ha dado un paso crucial que de concretarse constituirá un avance importante en pos de la unidad y en un cambio de estrategia que apunta en la dirección correcta. Habrá que esperar a que se haga público el documento final del acuerdo para sacar las conclusiones pertinentes del caso, pero todo indica que el resultado será positivo.

Aunque en política no hay nada escrito y los imponderables surgen a cada paso tampoco se puede improvisar, puesto que en cualquier momento nos ´´salta la liebre´´ y lo que ayer dábamos por cierto hoy puede no serlo mañana. Lo que si resulta evidente es que tanto gobierno como oposición se disponen a entrar en una nueva etapa de la lucha política y no enseñando todas las ´´cartas´´ como corresponde al juego de las estrategias, bien para conservar el poder, bien para conquistarlo ; pero, lo que no se puede obviar es que en esta oportunidad el tiempo corre a favor de la oposición aun admitiendo que cara a las parlamentarias, es precisamente el tiempo un bien muy escaso.

La iniciativa del señor Capriles y la afirmación de que ha llegado el ´´momento´´ de la acción política parecen ser oportunas y correctas, máxime cuando nuestros dirigentes empresariales han informado que los próximos tres meses el problema del desabastecimiento se hará sentir con virulencia producto de la improvisación y la falta de previsión del gobierno nacional , lo que nos hace pensar que ya es impostergable afrontar el problema cambiario y el incremento de la gasolina como medio de aliviar las ya depauperadas finanzas públicas. Así mismo, el ver como se le dará respuesta al pago de los compromisos internacionales, cuando ya parece que la caída del precio del petroleo en cuanto que problema tendrá una duración mas larga a la prevista ; y en lo interno, la presión del mundo laboral por la firma de las contrataciones colectivas y la necesidad de incrementos salariales impostergables hacen que el panorama luzca ´´dantesco´´, por no mencionar lo inevitable de mas devaluaciones y la tentación de recurrir a la emisión de toneladas papel moneda, con lo que el espiral inflacionario se haría incontenible. Un panorama que augura niveles de conflictividad social extremadamente peligroso.

Se hace perentorio no solo un cambio de gobierno sino unos profundos cambios de naturaleza estructural en las políticas económicas del gobierno para las cuales éllos no están preparados. Han internalizado tanto ese populismo demagógico del socialismo del siglo XXI, que no les permite ver con claridad no solo la salida a los problemas, sino que están desmontado la herencia del ex Caudillo, pero no para bien, sino para retrotraerse a la fracasada experiencia revolucionaria cubana anteriores al borrador de los convenios USA – Cuba. Están sufriendo del ´´síndrome del Cangrejo´´ por aquello de caminar hacia atrás, y no parecen muy dispuestos a rectificar, al menos mientras el ala radical, siga imponiendo su ley al mejor estilo de un Estado Islámico, es decir a lo ´´bestia´´ sin importarles un comino si aun con ello, destruyen el país. Ya el cambio es una necesidad impostergable, ha llegado el momento.