El Editorial

La verdadera revolución

Llegó la hora de la sociedad civil, esa que, a pesar de la pandemia del Covid-19, ha decidido tomar las calles y alzar su voz de protesta. Quizás haya miedo a la enfermedad, definitivamente hay miedo a las represalias del gobierno, pero el malestar rebasa al miedo. Esta es una voz que no podrán callar, una voz que cada día grita más alto, en defensa de sus derechos.

El interior del país reclama a diario ante la aguda escasez de servicios básicos. Llegaron buques cargados de gasolina, pero las regiones continúan secas y con carros agolpados en las estaciones esperando por días a ser surtidos. Son continúas y cada vez más seguidas -y más sentidas- las protestas que se generan por estos motivos.

Y a estas protestas se unen los reclamos por las reivindicaciones laborales. Primero fueron los trabajadores de la salud, por los bajos sueldos y las condiciones infrahumanas en las que deben enfrentar la pandemia en los hospitales. Ahora, los maestros, que, con sueldos de hambre, pésimas condiciones laborales y cansados ya de pasar trabajo, deciden gritar a los cuatro vientos su malestar y enfrentarse al régimen, manifestando su rechazo al reinicio de “clases virtuales” en un país donde servicios tan elementales como la electricidad y el Internet presentan graves fallas.

¿Pero qué es lo mejor de todo esto? Que las protestas no fueron organizadas por los políticos. Que son reclamos que vienen de ese mismo pueblo, ya enervado ante tanto vejamen.

Quizás esta sea la hora… Esta puede ser la verdadera revolución, de abajo hacia arriba…

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Un comentario

  1. El hambre es una de las consecuencias más graves que padece nuestro país . Además de provocar heridos y muertos, la violencia impide que la población pueda seguir su vida con normalidad, y eso afecta a la cadena de producción: cultivar los campos, producir alimentos, distribuirlos y venderlos.

    Por otro lado, muchas personas se ven obligadas a abandonar sus hogares y, en su huida, no tienen acceso a una alimentación adecuada (a menudo no pueden ni alimentarse).

    La sociedad en crisis reclama y llama a la población a rebelarse.

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