El Editorial

Las aldeas Potemkin venezolanas

El término de aldeas Potemkin, referido a situaciones con las que se pretende aparentar algo que en realidad no existe, se remonta al siglo XVIII cuando la zarina rusa Catalina II fue a visitar la península de Crimea, que recién había sido anexada a la gran Rusia. El entonces gobernador de Crimea era el general Potemkin y, presuntamente avergonzado por el estado de destrozo en que estaban los poblados después de la guerra Ruso Turca, se le ocurrió construir pueblos con fachadas de casas en perfecto estado en el recorrido que haría la zarina.

Hoy es común en política referirse a la expresión aldeas Potemkin, cuando se quiere disfrazar la realidad con medidas cosméticas. Eso es precisamente lo que está intentando hacer el régimen con la llamada misión chamba juvenil. No criticamos que se le de empleo a jóvenes que no lo tienen, pero si lo hacemos al ver que en vez de enseñarles nuevos oficios que los empoderen para mejorar su futuro, los ponen a embellecer arterias principales de la ciudad, pintando brocales, talando árboles, sin los conocimientos que en esa materia tiene Inparques, sembrando maticas de adorno, rehaciendo aceras y hasta pintando muros. Toda esa actividad debe ser muy costosa en insumos y quién sabe qué pudiere haber detrás, pero lo relevante es que este “novisimo plan de emergencia” , como el que impuso a la caída el almirante Wolfgang Larrazábal, no resuelve nada, ni prepara a esos jóvenes para realizar actividades productivas.

Evidentemente la intención per se de embellecer partes de la ciudad no es criticable, sería positiva si no mantuviera a los muchachos por meses en la misma avenida o trayecto ampliamente frecuentado. Es obvio que lo que hacen es una nueva modalidad potemkin para hacer creer a la ciudadanía que el gobierno está activo y que no ha puesto de lado otras misiones, como la GMVV.

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