El Editorial

Liderazgo es atreverse

La situación de la oposición democrática no puede ser más calamitosa porque no logra articular un mínimo común denominador que permita armar un frente común sobre algunos puntos consensuados. Y eso no se ha logrado, ni posiblemente se podrá lograr, si no se ponen al descubierto los intereses particulares, grupales o individuales de los actores que demoran, o no permiten, que se arme algo que no incluya de manera preponderante sus posiciones.

Esto es parecido a la historia del nudo gordíano que fue roto con la espada de Alejandro Magno que era un auténtico líder y decidió cortar por lo sano la solución al aparentemente irresoluble problema.

En nuestro país no existe, lamentablemente, un liderazgo fuerte que trascienda los acuerdos parlamentarios y se atreva a desnudar públicamente a los que obstaculizan lograr un acuerdo, y estos no son sólo los políticos del G4, también lo son otros líderes de partidos, aspirantes a ser alcaldes o gobernadores, empresarios que buscan resolver a cualquier precio, cabezas visibles de organizaciones civiles que pretenden convertirse en partidos, a los actuales partidos políticos, y así podríamos seguir enumerando actores como los opinadores y los muy abundantes -y por lo general irrelevantes- «influencers» que pululan por las llamadas sociales.

Si no aparece o se decide a usar la espada para cortar el nudo y alguien no se atreve a decirle al país por qué no hay acuerdo y quiénes lo impiden, lo que va a ocurrir más temprano que tarde es que muchos países que actualmente conforman la comunidad internacional que apoya a Guaidó, decidirán adoptar una actitud más pragmática y pasarán a considerar a Maduro como ya lo hacen con autócratas africanos o asiáticos, para olvidar a una oposición que no supo hacer su tarea.

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2 comentarios

  1. Se habrá negado el valor de la Dictadura cuando el país pase por una solución que requería el auxilio de un ejecutivo. Los romanos, no obstante rodear las magistraturas republicanas de garantías que evitaran el retorno al poder unipersonal e irresponsable que caracterizó la monarquía, dejaron prevista la posibilidad de establecer transitoriamente, para momentos extraordinarios y graves, una magistratura que detentara un unidad de soberanía a la manera de la Suprema autoridad regia.
    Así crearon la dictadura, que provocaba la suspensión de todas las garantías de la libertad ciudadana y cuyo titular, el dictador, con quien colaboraba un magister equitium, era también designado Pretor supremo, como el Cónsul, como Rey.
    La designación del dictador incumbía normalmente al Cónsul y por excepción al tribuno militar con potestad consular, y, efectuando el nombramiento, aquel supremo magistrado adquiría poderes superiores a los de los magistrados de quienes dependía su elección.
    El dictador duraba en el cargo solo seis meses, pero su actuación podía ser de menor tiempo en caso de que concluyera su misión antes de dicho término o bien el magistrado que lo nombró hubiera cesado en su cargo antes del plazo legal.
    La dictadura presentó la particularidad de que, si bien en principio daba a su titular la plenitud del poder, en la práctica resultó que su autoridad no se hizo efectiva con una amplitud tal, porque su desempeño fue limitado a la ejecución de negocios determinados, especialmente los de dirección y práctica de la guerra.
    Esta magistratura fue objeto de la hostilidad popular por haberse hecho odiosa al espíritu republicano adverso a todo gobierno unipersonal. Esta fue la causa que determinó que, a partir de las guerras púnicas, la designación del dictador se efectuara por el pueblo reunido en comicios.
    Aquello fue un beneficio para el Imperio Romano. La muerte de César tuvo el motivo que impediría el relajamiemto del Imperio. Cruzo el Rubicón y luego de triunfar fue asesinado por traidor.

  2. Este editorial es muy importante porque el editor claramente deja ver «la oposición democrática (?) no puede ser más calamitosa» cosa que no es solo una verdad actual, sino más bien, ha venido siendo una repetitiva caracteristica de esa oposición, que no deje de ser calamitosa.
    Líderes no existen para llevar el estandarte de libertad y cambio ya que todos tienen intereses particulares sobre los intereses globales nacionales. Pensar que podría asomarse una sombre de Alejandro Magno para liderar a esa oposición que de democrática no tiene nada es un sueño.
    Alguien me dijo que LL era el estadista que necesita Vzla. Caramba mi amigo; parece que usted no tiene ni idea que es ser un estadista. LL no alcanza más allá de ser alcalde. Tal vez por esas creencias nuestro país no logra un liderazgo de un hombre que tenga claro sus objetivos nacionales antes de los intereses grupales e individuales.

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