Lo perfecto es enemigo de lo bueno
Hay un dicho muy antiguo que sostiene que lo perfecto es enemigo de lo bueno y lo que quiere decir es que es preferible avanzar hacia un probable buen resultado en un tiempo razonable, que persistir y dedicar tiempo excesivo en búsqueda de resultados perfectos pero ilusorios.
Ahora queremos encontrar una nueva vía para enfrentarnos al régimen y ha surgido como fórmula previa la realización de unas primarias para determinar quiénes tienen y quiénes no un verdadero liderazgo popular y apoyar al que más lo tenga, para enfrentar en 2024 a Maduro en la eventual elección presidencial.
Es obvio que estamos enfrentando a un régimen dictatorial que pretende permanecer en el poder a como de lugar, pero las circunstancias, tanto internas como internacionales, ya no le sonríen, ambas dan muestras de resquebrajamiento y pueden terminar afectando el actual liderazgo de Maduro sobre el sector que hasta ahora lo apoya.
La reanudación de la negociación en México es un camino para lograr convencerlos que la mejor salida que tienen es llevar a cabo elecciones libres. Pero, para que puedan lograrse cambios relevantes, la oposición democrática debe tener un líder que lo enfrente y sea apoyado, así sea a regañadientes, por todos los que presumen hoy tener un liderazgo nacional.
Para eso, las primarias son el test de quién es el que cuenta con un mayor apoyo y quiénes pesan poco en el colectivo nacional. Oponerse a las primarias, o tratar de imponer condiciones inviables para su realización, puede ser la expresión de un temor a ser medidos.
Hay siempre que recordar que cuando la oposición fue unida ganó, parlamentarias de 2015, gobernación de Barinas. Desunida siempre perdió.
No importa cómo se hagan las primarias, con o sin CNE, total, las presidenciales inexorablemente serán con ese organismo electoral, con máquinas o manuales, con la automatización ganamos en los casos antes mencionados e incluso le ganamos una a Chávez, lo importante es que se hagan y pronto, y dejarnos de melindres perfeccionistas ya que como dijimos antes, lo perfecto es enemigo de lo bueno.
