¿Logrará el PSOE liberarse del sanchismo?

El escándalo de corrupción que sacude al gobierno de Pedro Sánchez —difundido ampliamente por la prensa española— ha destapado presuntos casos de tráfico de influencias, manejos opacos de fondos públicos e incluso intentos de alterar el orden constitucional. Las revelaciones han alcanzado al entorno más íntimo del presidente: familiares, amigos y colaboradores cercanos.
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) atraviesa así una de sus crisis más delicadas en décadas. Si opta por convocar elecciones, ya sea por una eventual renuncia de Sánchez o mediante alguna maniobra política, es muy probable que sufra una derrota contundente que erosionaría aún más su base tradicional de apoyo. Basta recordar lo ocurrido en Andalucía para entender el riesgo que corre el socialismo español.
Pero si, por el contrario, el partido decide no marcar distancia frente al escándalo y se limita a seguir el rumbo que imponga Sánchez, el daño podría ser aún mayor, comprometiendo no solo su credibilidad sino su futuro como fuerza política relevante.
La gran pregunta es si aún existen dentro del PSOE figuras con el carácter y la autoridad moral de dirigentes como Felipe González, Alfonso Guerra, Joaquín Leguina o Nicolás Redondo, y pensadores como Fernando Savater, Javier Cercas, Félix Ovejero o Andrés Trapiello. De momento, el silencio es casi total. La única voz disonante de cierta relevancia ha sido la de Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, quien ha manifestado su incomodidad con el rumbo que ha tomado el partido.
En la derecha, el panorama no es mucho más alentador. Alberto Núñez Feijóo no genera entusiasmo, pero ha logrado mantener cierto consenso dentro del Partido Popular. Isabel Díaz Ayuso, en cambio, despierta pasiones en la derecha, pero difícilmente logra conectar con el electorado de centro. Cayetana Álvarez de Toledo, tal vez la figura más brillante en el plano intelectual, carece de una estructura política sólida. Y quien pareciera tener mayor proyección —Juanma Moreno Bonilla, artífice de la histórica derrota del PSOE en Andalucía— no muestra, al menos por ahora, interés en disputar el liderazgo de su partido.
España atraviesa un momento incierto. Faltan figuras capaces de articular consensos amplios y encarnar un proyecto de país, como en su momento logró Emmanuel Macron en Francia. Salvo que, ese sea el rol que pretenda jugar José María Aznar.