El Editorial

Los estudiantes y la política

Es costumbre generalizada de los gobiernos, que pierden contacto con la realidad, percibir subversión en cada rincón del país que no se someta a la calma chicha en la que éstos pretende reinar. Así fue durante la oprobiosa dictadura del general Juan Vicente Gómez, en la que el régimen reaccionó con saña en contra de las protestas de los estudiantes de la llamada generación del 28. En la dictadura de Pérez Jiménez la UCV fue un baluarte fundamental en la resistencia frente al despotismo y la represión .

En esos gobiernos militares no respetaban la autonomía universitaria. Los estudiantes del 28 pagaron su rebeldía con largos años de cárceles en Puerto Cabello. En el período de Pérez Jiménez, la Seguridad Nacional circulaba libremente por los recintos universitarios, buscando apagar todo foco de rebeldía.

Durante los primeros años de la restauración de la democracia en Venezuela los estudiantes fueron un factor importante en la lucha política. No hay que olvidar que los enfrentamientos con el gobierno estaban dominados por el clima imperante de la guerra fría y sin embargo, a pesar de la cruenta lucha ideológica, las violaciones a la autonomía universitaria fueron mas bien incidentales que sistemáticas.

Ahora el régimen, con su característica intemperancia, está interviniendo “judicialmente” en los procesos electorales estudiantiles y acosando a los estudiantes, acusándolos de ser poco menos que criminales promotores de la violencia. Y eso que ministros del actual gobierno fueron actores importantes de los “ encapuchados” universitarios, que en su momento sistemáticamente generaban violencia en los alrededores de las universidades ; encontrando siempre la “ comprensión” y respaldo del actual Vice-Presidente.

El gobierno no puede seguir sosteniendo que toda forma de protesta estudiantil es una conspiración teledirigida para derrumbar al régimen. Los estudiantes se han ido despertando después de la masacre del barrio Kennedy y del vil asesinato de los niños Fadoul y del señor Miguel Rivas su acompañante. Las protestas han estado dirigidas a reprobar el clima de inseguridad en el que todos vivimos y el abuso del uso de la fuerza por parte de la autoridades civiles y militares. En nada apaciguan éstas declaraciones, llenas de desprecio, hechas por altos funcionarios del gobierno en las que acusan a los jóvenes de ser títeres de oscuros diseños políticos.

La intolerancia y el autoritarismo son una mezcla particularmente ineficaz y peligrosa para enfrentar a los jóvenes. En estas circunstancias, el diálogo, la apertura de mente y evitar reaccionar por miedo son la clave para encontrar una salida justa y coherente al malestar de nuestra juventud. Cuando los gobiernos no entienden el clamor de los jóvenes, se abren las puertas a una etapa distinta en la lucha política, que nadie en su sano juicio puede desear. En una democracia se impone escuchar la opinión de todos. Las dictaduras son sordas y pretenden que el silencio sea la norma de conducta.

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