El Editorial

Los grandes mentirosos de la historia

La mentira es algo con lo que convivimos a diario y por eso casi se perdonan las que conocemos como mentiras blancas o mentiras inocentes. Pero hay otras que si son perjudiciales, porque confunden a la sociedad y la lleva por derroteros trágicos, como lo hizo el gran maestro de la mentira en la Alemania nazi, el Dr. Goebbels, quien incluso acuñó una frase que siguen utilizando todas las dictaduras del planeta, y en particular la nuestra “una mentira repetida míl veces termina convirtiéndose en verdad”

Pero Goebbels no fue el único inveterado mentiroso. Si hacemos una pequeña lista de los grandes mentirosos de la historia, que causaron terribles daños a sus países y a la humanidad, podemos mencionar a algunos de los más recientes, entre ellos Joseph Stalin, que prometió una sociedad justa e igualitaria y lo que logró, vendiendo su utopía, fue asesinar a más de 30 millones de personas; le sigue, aunque con más muertes, alrededor de 40 millones, Mao, con su gran salto hacia adelante y su revolución cultural y el tercero de esta tríada comunista fue, sin duda, Fidel Castro, quien tiene en su archivo menos muertes, pero en porcentaje habría que ver, ya que China tenía más de mil millones de habitantes y la URSS centenares de millones.

Lo grave es que por un tiempo estos pueblos se comieron las mentiras y creían que en verdad se iba a crear sociedades justas e igualitarias en las que todos tendrían la oportunidad de alcanzar sus metas individuales, sin perjudicar al resto de la sociedad

Nosotros en Venezuela hemos estado en las ´útimas dos décadas, sometidos a mentirosos patológicos que nos han vendido una Venezuela de todos, un mundo sin niños en la calle mendigando, un Guaire en el que los caraqueños se podrían bañar, convertido en un río cristalino y lleno de peces. Pero la mentira llegó a su expresión más grotesca con quienes hoy encabezan el régimen, porque no sólo mienten consistentemente, sino que ya lo hacen sin pudor alguno, y no sólo en nuestro país, sino en cualquier escenario internacional al que tienen acceso.

Pero como dice el dicho popular, la mentira tiene patas cortas, y, en su intervención en la Asamblea General de Naciones Unidas, Maduro intentó insertar en su discurso una sarta de mentiras, pero las dijo frente a un auditorio prácticamente vacío. Eso significa que sus mentiras no se convirtieron en verdades, sino en lo que en realidad son, una burda farsa.

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