Los no alineados
El movimiento de los no alineados surgió en 1955, en la conferencia de Bandung, Indonesia, que reunió a 29 países africanos y asiáticos con el objetivo de oponerse al colonialismo y neo colonialismo y que dio pie a la organización que aún existe, por lo menos en el papel, que se gestó durante la Guerra fría, para no tomar partido frente la dicotomía Capitalismo vs Comunismo.
Hoy, después de la caída del muro de Berlín, y luego de la URSS, la inmensa mayoría de los países del mundo de una u otra forma son capitalistas, salvo los anacronismos de Cuba y Corea del Norte, por lo tanto, la no alineación no se refiere ni a la ideología, ni al sistema económico, sino a un atavismo cada día más sin sentido, porque la descolonización ya ocurrió. Lo que hoy divide al mundo no es el modelo económico, sino las diversas expresiones de gobernabilidad donde la principal contraposición es entre Autocracias y Democracias, entendiendo que en ambas categorías hay matices. Pero lo esencial es que es preferible vivir en un sistema que respeta el estado de derecho, la división de poderes, la alternancia democrática, la libertad de expresión, los DDHH… a aquellos que se basan en el control del Estado por una persona, como lo fueron en pasado los monarcas y, más recientemente, los secretarios generales de los partidos comunistas, que no creen en los valores de la democracia surgida después de la revolución francesa y del pensamiento de la ilustración, y que se reflejan en lo que se denomina estado de derecho.
Las autocracias son fundamentalmente personalistas y tienden a ser permanentes en el tiempo y excluyentes de cualquier otra expresión de alternancia en el poder.
La pregunta es cuál modelo de gobernanza terminará imponiéndose en el mundo, la libertad o la opresión. Esa es la verdadera lucha del siglo XXI y Ucrania es la primera batalla de una probablemente larga guerra, en la que se decidirá cuál será el que se impondrá.
Frente a esa nueva realidad geopolítica cada país tendrá que decidir con cuál se alinea, porque no hay término medio, libertad y opresión son incompatibles.
