El Editorial

Los venezolanos requieren identidad nacional

Es cierto que nuestro país, a partir del siglo XIX, ha sido tierra de esperanza para muchos inmigrantes provenientes de Europa, Medio Oriente, América Latina y ahora de manera oficiosa de China.

Los EE.UU. crecieron a base de una inmigración muy variada; pero, a diferencia de Venezuela, la mayoría de esas personas se adaptaron al “american way of life” y hoy se consideran americanos de pura cepa.

En Venezuela vemos con motivo del mundial de fútbol, barrios enteros con la bandera de Colombia o de Ecuador; así como, en el congestionado tráfico caraqueño, vemos ondear banderas de Holanda y Alemania como si fuesen una segunda patria por adopción.

Eso no se ve en ningún país en el mundo en los que la única pasión es por los colores nacionales. En Venezuela, por algún tiempo solo veíamos la camiseta vinotinto.

Será que la necesidad de triunfar en algo está tan arraigada en el espíritu nacional que un triunfo ajeno lo adoptamos como propio y nos sentimos, por un rato, victoriosos en algo.

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3 comentarios

  1. La verdad es que comprender la forma de ser y pensar de nuestra gente es muy complicado, especialmente cuando los niveles de »autoestima» parecieran estar en su nivel mas bajo en comparación con aquellos tiempos en donde cualquier hijo de vecino, obtenía lo que quería con el mínimo esfuerzo. Ahora hasta los inmigrantes mas »leales» están haciendo sus maletas y se lanzan a la aventura de retornar a sus países de origen sin garantía alguna de que allá les irá mucho mejor.

    Pareciera que aquello de ser una »tierra de oportunidades» ha pasado a ser una leyenda urbana que solo pervive en la memoria de los tiempos ; es como si nos hubiésemos convertido en unos parias de la sociedad global en donde el venezolano busca desesperadamente aferrarse a algo para poder justificar su existencia misma o encontrarle algún sentido a la vida . De pueblo alegre, desprendido y extrovertido hemos pasado a ser un colectivo triste, pendiente solamente por sobrevivir dentro de un mal vivir , temeroso y »acoquinado» , pareciera que ha perdido el rumbo al punto de adoptar los éxitos ajenos como propios, como para reafirmarse en si mismos y decir que seguimos en pie pero sin realmente creérselo, pues se juega al evadir la realidad inventándonos mundos propios que no tienen nada que ver con la realidad , y al final la gente está terminando por aislarse y encerrarse en si mismos.

    Lo cierto es que en esta tierra de despojos y despojados, poco a poco el venezolano tendrá que ir aprendiendo a »mirarse en el espejo» tal como lo que somos, el donde estamos, lo que perdimos, y finalmente el comenzar a construir una nueva personalidad social que habrá de definir al ciudadano del futuro, capaz de construir una nueva realidad basada en el trabajo, la disciplina y el orden. Llegar a ser unos latinoamericanos mas con iguales problemas, carencias y dificultades que el resto de los países del continente y que en nada de lo que hemos hecho, nos ha transformado ni en mejores ni en superiores a los otros ; todo lo contrario, nos costará »Dios y su ayuda » medio emparejarnos con nuestros vecinos.

    Nunca será a través de »revoluciones», socialismos, y cualesquiera de otras vías y caminos similares,que lograremos ser hombres libres e independientes y mucho menos, capaces de resolver nuestros propios conflictos interiores que han desdibujado nuestro perfil de seres autónomos e incapaces de tomar decisiones acertadas. Continuamos cometiendo errores garrafales, seguimos nadando contra corriente y en la dirección equivocada,como si todo lo que nos esta sucediendo nos estuviese señalando que necesitamos revolcarnos mas aun en el estercolero presente para que en algún momento despertemos, reflexionemos y tomemos consciencia de que llegado el caso, descubramos que nos hemos destruido, dividido y desintegrado como personas, ciudadanos y hasta como miembros de un país que lo tuvo todo y ahora pareciera no ser, ni tener nada.

    Mas importante que vivir de los éxitos y logros de otros, es el que podamos construir nuestra propia realidad basadas en los méritos propios ; solo así, podremos decir que somos realmente parte de una nación y miembros de una comunidad global donde se nos reconozca como tales y se nos acepte con nuestras virtudes y defectos. Ser ciudadanos de primera y no parias de segunda y hasta de tercera categoría. Todo tiene su tiempo, lo importante es comenzar empezando por nosotros mismos.

  2. Es comprensible la emoción por este Mundial de Fútbol, así el país estuviera boyante y con mayor razón, como observa este editorial, la euforia es enorme por nuestra terrible situación. Yo misma, que me importa un comino el fútbol, estoy pendiente! Y cuando se desvanezca la carroza de la Cenicienta qué? Dificulto que el país quede sumido en la nostalgia. Una cosa es el fútbol y otra el país, como bien dijo un brasilero.

  3. El elefante en la sala es que no hay identidad ni conciencia nacional. Aquí La gente se identifica por el fenotipo. O sea que la gente de nuestros barrios seguirá a Brasil por que se les parecen físicamente y la de nuestras urbanizaciones a Argentina por lo mismo…

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