El Editorial

Marchar y pensar

(%=Image(4247878,»L»)%) Venezuela se superó a sí misma en las marchas del (%=Link(«http://www.me.gov.ar/efeme/diatrabajo/primero.html»,»Día Internacional del Trabajador»)%) . Oficialistas y opositores recorrieron calles y avenidas de Caracas, Barquisimeto y Maracaibo, entre otras ciudades, proclamando consignas sobre el país posible, democráticamente viable. Así, esta vez los grupos policiales y tropas del ejército cumplieron el rol que jamás debieron transgredir, vigilantes de las pautas prefijadas para cada marcha.

Algunos dirigentes, anclados en el peligroso maniqueísmo que propició la masacre del 11 de abril de 2002, comparaban las marchas en radio y televisión y aseguraban que la de ellos fue más grande, convocó más gente, fue más varonil: balbuceos tribales que la mayoría civil superó y desea erradicar de su visión política. Razón tenía (%=Link(«http://www.bartleby.com/65/te/Terence.html»,»Terencio»)%): «el desenfreno nos echa a perder a todos».

A partir de hoy, instituciones y organismos como la CTV, (%=Link(«http://www.asambleanacional.gov.ve/ns/index.asp»,»Asamblea Nacional»)%), poderes públicos, ONG’s y los medios de comunicación social tienen que retornar a sus fines esenciales, alejarse del peligroso espejismo del proselitismo político. A su vez, las organizaciones partidistas deben repensarse a partir de la reciente historia del país, pues los venezolanos que marcharon este primero de mayo se plantean otras preguntas y reclaman un liderazgo diferente de aquellos que caminaron la Caracas de 1928, 1958 y 2001. Los creyentes en el Primer Mandatario enfocan sus expectativas sobre las propuestas del Ejecutivo Nacional para calmar los urgentes males que afectan a la mayoría de los venezolanos: hambre, desempleo, inseguridad y paupérrimos servicios de salud. La sociedad adversaria, por su parte, reclama liderazgos pensantes y conciliadores, lejos del improvisado e irreverente experimento de los últimos golpistas.

Luego de la marcha, debemos afincarnos en ser mejores venezolanos desde nuestro puesto de ciudadanía: escritores, secretarias, estudiantes, médicos, ascensoristas, ministros, cantantes o presidentes. Sólo mejorando y buscando la eficiencia en nuestros trabajos retomaremos la senda iniciada hace casi dos siglos por venezolanos ilustres como Bolívar o Miranda. Afirmaba el pensador uruguayo (%=Link(«http://www.canalsocial.com/biografia/filosofia/ferreira.htm»,»Carlos Vaz Ferreira «)%), que «todo ciudadano tiene ante todo dos deberes: el primero, ocuparse de la política; y el segundo, no ocuparse exclusivamente de política».

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