El Editorial

Me sabe a …

Esa expresión tan típica de los venezolanos a la que se le agrega desde un dulce manjar, un carato de fruta,- hasta algo más escatológico-, es una manifestación del más exacerbado individualismo, unido a un profundo desinterés por la opinión ajena.

Ese rasgo de nuestra personalidad colectiva debe mucho a las raíces hispánicas en las que es lugar común decir: me importa un rábano.

Lo dramático de esas expresiones es que reflejan un desprecio por los vínculos societarios, por la necesidad de tomar en cuenta las opiniones ajenas para poder construir una mejor sociedad.

Hoy en nuestro país hemos llegado a un extremo en el que lo que pareciera prevalecer es un sálvese quién pueda y donde la idea de que es más importante el equipo que el presidente no entra aún en las cabezas de la mayoría que sigue creyendo necesitar a un Mesías o a un Superman, para que encuentre solución a los problemas que todos juntos podrían resolver.

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2 comentarios

  1. Buenos días. Al amanecer del lunes se encuentra que todo continúa en la senda de lo malo hacia lo peor. Se aprenderá a ser ciudadano de un país y no un poblador cuando se deje el venezolano sentir culpable por la riqueza propia y por ende la reparte; cuando sepa que es responsable de si mismo a partir de su mayoría de edad física, mental y cívica y no dependa del paternalismo familiar; cuando aprenda que la riqueza de una nación no reside en la cantidad de recursos minerales que hay en el subsuelo, sino en la capacidad de generación de trabajo de cada quien. Así como las mencionadas, faltan individualmente varias y comunitarias o cívicas mayor cantidad. Buenos días.

  2. Tal vez esa expresión es el grito desesperado que grita el ciudadano común ante su impotencia para ser escuchado y que se refugia en la fuerza de sus pulmones ; o, quizás expresar su pesimismo y desconfianza ante unos marcos de referencia que se le presentan pero en los que ya no cree nadie pues se ha renunciado a todo menos hacia si mismo. Y es que siempre será bueno – no necesariamente positivo -, escuchar lo que otros proponen o al menos ver como conciben e interpretan la realidad. Y si coinciden con su visión del mundo le es grata y congruente ; y en caso contrario, es rechazada.

    El problema es que afirmar ´´sálvese el que pueda´´se suele traducir al final en que se está solo y que mas pronto que tarde todos se sienten amenazados , y que todos por igual terminarán naufragando o muy poquísimos sobrevivirían. Una sociedad sin líderes ni grupos es la base de la sociedad y el Estado anarquista por excelencia. Una sociedad perfecta pero inviable porque hasta el consenso tiene un precio y si no ofrece compensaciones adecuadas entra en conflicto y termina alejando al ciudadano de su deseo de participar o de ser parte de algo.

    Antes la gente se guiaba por los que lideraban a los partidos y la militancia se encargaba de llevar al público las propuestas (promesas, compromisos ) ; hoy, la gente no sigue a nadie ciegamente. Se detiene, reflexiona, se interroga y saca sus propias conclusiones. No se siente atada a nadie ni nada y si permanece es por algún tipo de interés personal (coyuntural). La realidad ha impuesto la muerte de las ideologías y estas han sido sustituidas por un pragmatismo implacable. Los valores y creencias también están en crisis pero no han logrado transformarse del todo en valores y creencias nuevos y diferentes. Vivimos el tiempo del ´´gran vacío´´.

    Todos estamos viviendo una profunda crisis existencial a nivel universal. Y así descubrimos que la ´´corrupción´´ no es endémica del Tercer Mundo, de las democracias o de las dictaduras, de los capitalistas o de los socialistas, de los cristianos o los ateos. Todos están compartiéndola y comen del mismo plato como buenos hermanos, seas negro, amarillo, blanco. Si el Estado de ampara puedes matar a un negro y hasta hay llega el asunto ; y si eres un ´´malandro´´, puedes liquidar a cualquier policía si te place. La impunidad es tu garantía. Ese es el mundo en el que vivimos aquí y ahora. Nadie tiene ninguna autoridad moral sobre otro.

    En la Venezuela de hoy cada quien mueve sus piezas a su conveniencia. El Estado- gobierno dice que nosotros somos los malos y nosotros que es al contrario ; pero igual las grandes mayorías están tan ´´fregadas´´ en uno u otro bando, y lo que no sabemos es por cuanto tiempo mas este ´´juego´´ se puede prolongar pues vamos encadenados un bando a otro en su caída libre hacia ese precipicio que ya se le ve el piso. ¿ Nos matamos ? , ¿Nos rendimos ?… Ya sabemos lo que el otro piensa y que es lo que espera alcanzar. ¿ Dialogar ?, ¿ Negociar ?. Ese no es ya el problema ni nadie se lo plantea. La dinámica de los acontecimientos va marcando las pautas del día y sobre ellas obramos en consecuencia. Hoy es Felipe Gonzalez, Guyana, mañana será otra cosa pero la única ganadora es la destrucción del país, eso ya no lo para nadie. En fin, nadie gana y todos perdemos sino es que ya no hay nada que ganar ni perder…

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