El Editorial

Orden en el caos

Una de las consecuencias más graves de estos 14 años de presunta revolución ha sido el caos que ha sembrado en el país sin tener claro que hacer para reconstruir un nuevo orden que substituya al maltrecho anterior.

Son tantos los ejemplos de anomia que resulta complejo determinar cuáles son los más graves. Para empezar por uno de los síntomas más evidentes para todos los que tienen que desplazarse por calles y avenidas y autopistas es el comportamiento anárquico, agresivo y peligroso de los motorizados que no creen que las leyes de tránsito y el comportamiento cívico sea aplicable a ellos.

Otro ejemplo de desintegración es la idea que tiene el gobierno de que la excelencia, la meritocracia y el trabajo académico son un lastre de un orden social incompatible con el presunto espíritu revolucionario. Por ello se asfixia económicamente a las universidades autónomas y se crean nuevas instituciones que no se basan en la excelencia académica sino en un confuso adoctrinamiento para una utopía mal construida.

Un elemento preocupante que tiene mucho parecido con lo que ocurrió en el principio del nazismo es la proliferación de bandas armadas que responden a diferentes sectores del chavismo y que en alguna medida parecen tener su propia agenda.

Dentro de la mescolanza de medidas económicas resalta el intento de eliminar empresas eficientes privadas para sustituirlas por nuevas empresas públicas que solo se mantienen con  base en un fuerte subsidio del Estado y que por lo demás son fuente inagotable de corrupción.

¿Cuál es el resultado de esta presunta revolución? La mayor inflación de América Latina y posiblemente del mundo porque ya hace tiempo que Zimbabue la corrigió. La farsa de un Bolívar fuerte que ha sufrido una devaluación mayor que la que ocurrió en el viernes negro. El mayor crecimiento en el índice de criminalidad que supera incluso las cifras de países en guerra civil. Un desabastecimiento de productos esenciales que por lo general solo ocurre en caso de guerra. Un brote de enfermedades que antes estaban bajo control y que ahora resurgen con características epidémicas. Una presencia cada día mas notoria de distintas mafias en nuestro país ,entre las que se pueden señalar como nuevas la rusa y el cartel de Sinaloa, entre otras.  Un empobrecimiento de la clase media y un enriquecimiento escandaloso de algunos miembros de la nueva nomenclatura que ya es la nueva clase de la que hablaba hace años en Yugoslavia Milovan Djilas.

Para reconstruir nuestro país se requiere un cambio radical en el que la tarea sea restablecer entre otras cosas la ley y el orden y el adecuado funcionamiento de las instituciones del Estado que deben dejar de ser el feudo personal de un partido político. Por ello se impone la necesidad de un amplio acuerdo nacional para hacer los cambios necesarios para encontrar la necesaria sindéresis que permita que Venezuela pueda crecer en paz y armonía para beneficio de todos sus habitantes.

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