El Editorial

Pararse en la acera de enfrente

La tragedia que se cierne sobre el país, a consecuencia de las lluvias, ha focalizado la atención de la opinión nacional en ese tema y sus variantes. Sin embargo, y sin pretensiones de restarle importancia a un hecho tan trascendente e importante, el pasado fin de semana se celebraron elecciones de dos gobernadores y 11 alcaldes cuyos resultados es preciso analizar.

El triunfo en Maracaibo de Eveling Trejo de Rosales estaba más que cantado. Maracaibo (y el Zulia) es territorio dominado por la oposición y la candidata de la MUD se llevó la victoria en 12 municipios, mientras el PSUV sólo la superó en 6. El resultado en números enteros parece alentador, pero en comparación con los obtenidos por la oposición en los comicios parlamentarios del 26 de septiembre, reflejan una merma significativa pues  luego de haber logrado conquistar en esa oportunidad tres bastiones del chavismo -con cuyos votos fue posible obtener dos curules para la AN-, ahora los perdieron por diferencias de entre 5 y 7 puntos porcentuales.

Por encima de la consideración numérica, la vergüenza y el desparpajo oficialista ha sido designar a Gian Carlos Di Martino, su candidato perdedor, como coordinador de la ayuda del Gobierno en la entidad para la atención de la catástrofe.

En el caso de Maracaibo la MUD tendrá que hacer sus evaluaciones y adoptar los correctivos necesarios; no es bueno regodearse en triunfos puntuales y coyunturales, y abandonar el trabajo de calle que ha hecho posible la remontada opositora.

El otro caso patente es el de Guárico donde el candidato oficialista Luis Enrique Gallardo arrasó con 77, 11 % de los votos y se convirtió en el nuevo gobernador de la entidad. Aún cuando era previsible el triunfo oficialista (el efecto Willian Lara, la construcción del ferrocarril, los programas sociales, etc.), lo que aflora aquí es la evidencia palmaria de que la garantía de triunfo en los procesos electorales está en la conformación de fórmulas unitarias que conjuguen los intereses de la MUD y de Patria para Todos, en este caso.

A contrapelo, en Amazonas Liborio Guarulla resultó reelecto gracias a la unión del MUD-PPT en una fórmula unitaria con la cual se hizo de 51, 1% de los votos. Son esas estrategias las que marcan la diferencia y permiten confrontar y ganarle a un adversario con recursos, organización y poder. Eso es posible cuando todos los partidos políticos aparcan sus diferencias ideológicas y hasta personales y se colocan en la acera de enfrente.

Lecciones que ojalá no se diluyan entre el agua y el olvido, y que sirvan para modelar un esquema ganador con miras a 2012.

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