Releyendo al Príncipe de Maquiavelo

El Príncipe de Maquiavelo es una de las obras más importantes del pensamiento político que se haya escrito. Muchos grandes hombres en la historia lo han estudiado, como Napoleón Bonaparte, que lo comentó, in extenso, en los márgenes del libro.
Hoy harían bien nuestros gobernantes -y los que aspiran a serlo- en leer sus páginas, ya que no se trata de una obra cínica, sino más bien de un profundo y descarnado análisis de la condición humana.
Algunos de sus comentarios bien pueden ser aplicados a la situación que hoy vivimos en nuestro país como cuando afirma: «… El príncipe… debe evitar las cosas que lo hacen odioso y despreciable«, para el agudo Florentino era preferible ser temido que amado, pero lo que tenía que evitar era ser odiado porque de ocurrir eso su fin estaría muy cerca.
También recuerda Maquiavelo que el príncipe debe temer dos cosas, una a lo interno, sobre lo que piensan sus sujetos, la otra a lo externo, lo que piensan las potencias extranjeras
En la Venezuela de hoy los dirigentes del oficialismo se empeñan en ser odiosos, en ofender y perseguir a sus adversarios al no considerarlos como tales, sino como los peores enemigos. ¿Será que no se acuerdan del viejo dicho: quien siembra vientos recoge tempestades?