Resignarse es perder de antemano
Las encuestas y las opiniones generalizadas demuestran que los venezolanos estamos inconformes, que estamos cansados de caer y queremos un cambio para comenzar de nuevo a crecer.
Hemos aprendido, entendemos la canallada de la corrupción, que no es sólo robar sino gobernar de manera incompetente, comprendemos lo fundamental de la responsabilidad real de ser ciudadano.
La protesta es un derecho democrático, constitucional; luchar, esforzarnos, aprender para ser más eficientes, es un deber ciudadano, democrático, constitucional, y con cada uno de nosotros y nuestras familias. Un deber nuestro que es un derecho de toda la nación, los gobernantes más, los ciudadanos menos pero también porque somos nosotros quienes los hemos mantenido. Criticándolos, pero sin tomar más acciones que la protesta de calle o de chismorreo. Un ministro o un jefazo puede ser ignorante, pero el funcionario con años de experiencia no tiene por qué serlo, al contrario.
No podemos simplemente resignarnos a que el país va mal, no podemos resignarnos a que los venezolanos somos incapaces. La pelea no es sólo en las calles gritando consignas, es cada día en lo que hacemos y, de ser necesario, aprender a hacerlo mejor. Que ese sea nuestro orgullo, no la simple y cómoda resignación.