Sin acuerdos la crisis se agravará
En democracia las crisis suelen ser recurrentes, y mientras se gestan y llegan a su clímax, los partidos políticos suelen tratar de utilizarlas para su propio beneficio, sin embargo, cuando la magnitud de la crisis amenaza la estabilidad misma del sistema, se logra que las partes encontradas busquen y apliquen soluciones que permitan superarla.
Un caso emblemático fue el acuerdo obtenido en el Congreso de EEUU entre republicanos y demócratas, para evitar la quiebra financiera del Estado.
En nuestro país, por ahora, no se visualizan acuerdos que puedan detener el desastre económico que nos ubica como la nación con la mayor tasa de inflación del planeta, con índices de asesinatos entre los más altos del mundo y un nivel de desabastecimiento que solo es corriente en guerra -y no precisamente la figurada por el gobierno.
La magnitud de los problemas no son producto de circunstancias coyunturales, lo son de naturaleza estructural por la aplicación errónea de una ideología que nunca ha logrado ni crear riqueza, ni mejorar sustancialmente la condición de vida de los habitantes en aquellos países en que se la quiso imponer bajo el mito redentor del comunismo a veces disfrazado con el nombre de socialismo.
Si la cúpula directiva del oficialismo no entiende la realidad subyacente y persiste en el error no sólo no ganará más nunca una elección en Venezuela sino que, además, corre el peligro de abrirle las puertas a unos demonios que están esperando la oportunidad de presentarse como los salvadores de la Patria y que confirmarán la profecía del ex presidente Mujica.
Si eso ocurre perderemos todos y se abrirá un nuevo capítulo aún más oscuro que el actual en el que la vida de muchos venezolanos podrá estar en grave peligro, porque la lógica que se impondrá será la de la represión sin límite.
