El Editorial

Una constituyente pintada de rojo es un motivo

Si algún motivo necesitan los electores venezolanos para ir masivamente a votar el 16 de diciembre, es el reiterado aviso del chavismo y sus principales voceros  que quieren una constituyente. Así, con una sola palabra, que suena menos amenazante. Una constituyente es para que el pueblo en pleno tome decisiones como hacer cambios en la Constitución Nacional.

En pleno, a través de una de esas consultas que tanto alardea el chavismo y en las cuales siempre surgen sólo las respuestas que el Gobierno -el Presidente Chávez, digámoslo claro- quiere. En pleno, con la obvia disposición que se integre una Asamblea con la misma predeterminada mayoría que hoy tiene el Gobierno para que le aprueben todo lo que quiere.

Es que hay cosas que al chavismo se le quedaron fuera de la Constitución cuando tenía menos fuerza. Como las comunas y todo el entramado de poder y control centralista que termine de una vez por todas con la falta de obediencia de gobernaciones y alcaldías que siguen, y las que podrían sumarse, en manos de la oposición. Como la consagración del relevo presidencial en manos de un Vicepresidente de confianza de Hugo Chávez en caso que el Presidente deba o quiera apartarse de Miraflores. Además de cualquier otra manija adicional de poder presidencial.

Un crecimiento de las gobernaciones, diputados regionales y en abril de las alcaldías en manos de la oposición, no necesariamente va a impedir que el Presidente siga buscando, con la solidaridad del PSUV, más poder con comunas que dependen directamente de un ministro nombrado por el Jefe del Estado y el control esperado de un sucesor en caso de necesidad; pero un crecimiento regional de la oposición dificultará aún más la stalinización del poder de Hugo Chávez, y realzará y dará su justo lugar, hoy semiolvidado, al crecimiento electoral que con la Mesa de la Unidad y Henrique Capriles se demostró en la campaña presidencial y el 7 de octubre. Un realce recordatorio que puede tener consecuencias, y el chavismo lo sabe.

Los chavistas irán -o serán llevados- a votar el 16 de diciembre por más poder personal para Hugo Chávez. Los opositores y quienes se consideren indiferentes que no vayan a votar, en realidad estarán aprobando las comunas y su aceptación de la obediencia total. Sería un decepcionante destino para la libertad que nos legaron los libertadores y Simón Bolívar. El de verdad.

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