Una gorra para todos los venezolanos
Tendrían Henrique Capriles y su equipo de campaña que darle las gracias públicamente al CNE, y particularmente a la rectora que hizo de la gorra tricolor todo un tema nacional, porque después que en este país el Presidente y todo aquél funcionario con pretensiones hayan lucido por años chaquetas con colores y estrellas de la bandera, y todo tipo de símbolos con los colores patrios, la exigencia de que Capriles no usara su gorra en actos de campaña electoral ha hecho que la prenda en cuestión se convierta en toda una exitosa bandera.
También podría interpretarse el asunto como un símbolo de que de la propuesta de una Venezuela roja y cerradamente socialista que Chávez insiste en proponer, se abre con alegría juvenil la propuesta de una Venezuela de todos, con los tres colores de la bandera. Vale la pena recordar que desde niños se nos enseña a los venezolanos que el amarillo representa la riqueza de Venezuela, el azul el mar y las aguas del país, el rojo la sangre y el heroismo de nuestros libertadores. O sea, todo lo que tenemos y nos hace venezolanos.
Es de notarse que ahora, mientras una concentración chavista es una masa roja –vale decir, unicolor y sin variedad- las de respaldo a Capriles no sólo llenan calles y plazas donde llega sino que cada vez más muestran una vibrante variedad tricolor que es, en sí misma, una señal llamativa de que mucho está cambiando y que hay dos propuestas muy diferentes en el escenario electoral. De una parte, todos rojos y con exigencia de que todo siga igual para poder cumplir las promesas, y de la otra un creciente tricolor que plantea cambio para que las promesas se hagan realidades con la participación de todos.
