Venganza no es justicia
Es país se enfila hacia un verdadero desastre económico, producto de erradas políticas y acciones represivas contra el sector privado que con furia e irracionalidad viene acometiendo el gobierno de Hugo Chávez, con la guía del dogmatismo retrógado comunistoide que imponen Giordani, Jaua y los radicales del gabinete.
Ayuno de cualquier atisbo de sensatez, y cargado de una soberbia que le impide asimilar los recientes resultados electorales -que claramente le indicaron que más de la mitad del país no comparte el proyecto socialista-, el Presidente ya baja un nivel más y no sólo expropia y amenaza a las grandes empresas sino que ahora se ensaña contra los propietarios.
Lo que está de bulto es que Chávez y los suyos invocan la justicia aunque la confunden con venganza; una justicia en nombre de la cual dicen actuar pero que sencillamente es el ropaje de una retaliación envenenada de ideología mal entendida, de la cual nunca se han tenido buenas noticias a lo largo de la historia.
¿Cómo hará el Gobierno luego de haber dinamitado el aparato productivo del país? ¿Contra quienes arremeterá cuando ya no le queden (esperemos que no) flancos dónde atacar? ¿Estaremos condenados a seguir siendo un país monoproductor e importador?
Un Estado que fagocita empresas y propiedades, y en igual medida derechos e instituciones, termina como un Estado obeso. A la larga, será un Estado con dificultades de movilidad y severos daños en su funcionamiento orgánico, con nefastas consecuencias para el país.