Mundo Empresarial

Emprendimiento: La necesidad del optimismo

Rogelio Queijeiro Taboada

Ayn Rand en su obra “La Rebelión de Atlas” expresó:

Un deseo presupone la posibilidad de la acción necesaria para su logro, Una acción presupone un objetivo digno de ser alcanzado

Y es justamente lo que todo emprendedor desea: Alcanzar su objetivo. Convertir su sueño empresarial en una realidad. Nada más digno que trabajar sin descanso por materializarlo, y para ello, ser optimista es mandatorio.

Retomando algunas de las ideas contenidas en una entegra anterior, parece necesario reforzar la necesidad entender que “Todo Comunica” y por ello, resulta más que obvia la recomendación de mantener el optimismo en nuestra gestión empresarial. Es una necesidad, en tanto y en cuanto entendamos que cualquier crisis es también una gran oportunidad, y, como bien señala Matt Andrews de Kennedy School, de la Universidad de Harvard, “los Héroes necesitan de las crisis para emerger, pero no toda crisis produce héroes”. (Who Really Leads Development?: 2013)

La incertidumbre es parte de nuestro quehacer diario. Lidiar con lo desconcertante del entorno y atender las necesidades de nuestros clientes, y resolver las innumerables dificultades con nuestros proveedores, es sin duda, una labor titánica. Ello hace de los emprendedores una suerte de “súperhéroes” de la vida real, con poderes especiales para atender y fidelizar a sus clientes y proveedores.

Nuestra lucha diaria como emprendedores no se gana con la teoría o el cálculo. Los factores que determinan el resultado son la energía positiva que imprimimos en nuestra gestión, la perseverancia, la gente capaz y la acción sencilla de la mente.

emprendedor,-emprendimientoEs allí donde debemos insistir en el pensamiento positivo y el optimismo como herramientas de desarrollo empresarial. Entender que los obstáculos están allí para ser vencidos, y no para sucumbir en el intento de superarlos.

A medida que nuestro proyecto emprendedor avanza, podemos vernos a nosotros mismos con más claridad, percibiendo nuestras fallas y defectos. Al tratar de conquistar nuestros fracasos, abrazamos la humildad.

En esa medida, también reconocemos los aciertos, fortalezas y virtudes de los demás. La verdadera práctica consiste entonces en profundizar en nuestra vida, esforzándonos siempre para reflexionar sobre nosotros mismos, desarrollarnos y crecer. La verdadera prueba de un líder es reconocer su comportamiento de forma razonable y honesta, y admitir cuando se ha equivocado. La sinceridad es siempre positiva.

Numerosos estudios publicados por la American Psychological Association demuestran que la manera como nuestro cerebro procesa las emociones y sensaciones relacionadas al éxito y fracaso empresarial es determinante en nuestra gestión de negocios.

Estos estudios científicos han concluido, muy a favor de esta Tesis, que los desafíos y fracasos son esenciales para calibrar el éxito de nuestro propio negocio. También han demostrado que es posible ejercitarse para a cultivar esa capacidad de recuperación, entrenando nuestro cerebro para ser positivo en tiempos difíciles. No lo olvides: Crisis es oportunidad.

Matthew Della Porta, psicólogo positivo y consultor organizacional plantea que «las personas tienden a tener un sesgo cognitivo hacia sus fracasos, y hacia la negatividad», y señala que nuestros cerebros son más propensos a buscar información negativa y almacenarla más rápidamente. Pero ello puede cambiar, si entrenamos debidamente a nuestro cerebro para hacer lo contrario.

Reconocer los problemas y enfrentar fallas, para resolverlas y mejorar diariamente evidentemente nos moverá a encontrar mejores soluciones. Pero, tenemos que reconocer que, no con poca frecuencia, nos criticamos duramente por nuestras fallas, o nos entregamos en un arrastre emocional hacia lo pesimista y negativo.

Es necesario aprender a tratarnos con nobleza, y entender que tanto los yerros como los aciertos, son parte de nuestra cotidianidad como emprendedores.

Rompiendo ese círculo vicioso, y, aumentando conscientemente nuestro enfoque positivo, nos acercaremos al equilibrio necesario. Debemos encontrar, en modo artistotélico, un “justo medio entre el exceso y el defecto”. Es decir, debemos hallar un espacio en el cual abordemos las fallas y los desafíos con un espíritu de superación, sin permitir que nos depriman, sino por el contrario convirtiéndolos en instrumentos de motivación, para ser mucho más productivos y, con miras al éxito, continuar siendo positivos y optimistas.

Nos permitimos entonces, a modo de recomendación y sugerencia, comenzar el entrenamiento de nuestro cerebro para reforzar el pensamiento positivo y el optimismo, a través de estas prácticas:
El agradecimiento.

Nuestro gran aliado: Los eventos que normalmente percibimos como negativos, permean profundamente nuestra psiquis, a menos que conscientemente hagamos un balance para colocarlos en justa proporción. Es decir, contraponer a esos eventos de carga negativa las cosas que “van bien” en nuestra gestión, y en nuestra vidas cotidianas. Pensar y traer a nuestro consciente las cosas buenas que tenemos y de las que disfrutamos ayudará a nuestro cerebro a conectarse y contextualizar con lo positivo, y “almacenar” esta información.

Para ello, los expertos recomiendan reflexionar, al menos una vez por semana, sobre las cosas “buenas” que hay en tu vida, y por las cuales estás agradecido, tales como: la oportunidad de trabajar en lo que te gusta, en desarrollar tu carrera profesional como emprendedor, contar con el apoyo incondicional de tus familiares y/o amigos cercanos.

Hacer de esta práctica de gratitud un hábito diario, es naturalmente mucho mas recomendable, y para ello debemos dedicar unos minutos a reflexionar sobre las cosas buenas que ha tenido el día. Basta con un par de minutos antes de retirarnos a descansar. Tu cerebro lo agradecerá.

El Poder de las Afirmaciones Positivas: El refuerzo de las afirmaciones positivas es innegable. Los expertos en marketing y los políticos de profesión lo saben y manejan a la perfección: Repetir hasta la saciedad mensajes positivos surte efectos sobre nosotros mismos, pues nuestros cerebros reciben y procesan estas afirmaciones como parte de su realidad cotidiana.

Reafirmando internamente tus pensamientos positivos y con la convicción necesaria, acerca de lo que eres capaz de lograr y de hacer, entrenas a tu cerebro a pensar positivamente sobre tus destrezas y capacidades y a “creérselas”.

Elegir algunas afirmaciones positivas con las cuales te sientas identificado, tales como “Estamos a tiempo para hacer esta tarea” o “ésta práctica me está perfeccionando y cada vez lo hago mejor”, permitirá desarrollar tu resiliencia para interpretar eventos negativos, y abandonar toda predisposición a la autoflagelación, que en nada ayudará a superar los obstáculos.

Confrontar los Pensamietos Negativos: Tal como señalan los expertos, nuestro cerebro tiende no solo a almacenar eventos negativos, sino también a magnificarlos. Cada vez que nos ocurre algo que consideramos como negativo, generalmente comenzamos a dimensionar las consecuencias, y en la mayor parte de los casos, terminamos exagerando su impacto real.

No es poco común que nos escuchemos decir “menos mal que no fue tanto” o cualesquiera frases que apuntan en el mismo sentido dramático. Un modo eficaz para combatir esta tendencia es separar el evento de nuestra realidad, así como si fueses un “expectador” en una sala de cine.

La práctica de distanciarnos de estos eventos, en lugar de dramatizarlos y engancharnos en desarrollar todas las posibles consecuencias negativas, nos ayudará a entrenar a nuestro cerebro para enfrentar estos acontecimientos de un modo mucho mas saludable.

Como parte de esta dinámica, debemos aprender a tratarnos con más nobleza, en lugar de recriminarnos duramente con pensamientos que nada aportan al desarrollo de nuestro objetivo. Si no hemos sido capaces de alcanzar la meta de penetración en el mercado que inicialmente nos propusimos, en lugar de iniciar el camino de la autoflagelación, reclamándonos a nosotros mismos que somos un fracaso, debemos replantear nuestra meta inicial y trabajar seriamente por conseguirla.

emprendimientoEl tratarnos mal a nosotros mismos, recriminándonos que somos un fracaso o no tenemos la capacidad de hacer las cosas, es injusto. Ningún emprendedor está libre de errores, pero los exitosos no se regodean en sus fracasos, sino que aprenden de ellos y replantean sus metas y objetivos iniciales.

Si somos sinceros, nuestro entorno entenderá nuestras intenciones, y nuestras cualidades positivas irradiaran. Actuar con humildad y discreción, y compartir nuestra sincera preocupación por nuestro rol y el de los demás en nuestro proyecto emprendedor, deja una impresión positiva y permanente en el entorno, y genera confianza en nosotros.

Obviamente, es una labor difícil y no ocurre de forma natural, pero entrenar nuestro cerebro para ser positivos y enfrentar las adversidades con ánimo y el convencimiento de no sucumbir ante ellas, es la razón por la cual, la cita inicial de este artículo cobra valor como recomendación para inspirarnos a comenzar el entrenamiento para ser optimistas.

*Sobre Rogelio Queijeiro Taboada

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