Mundo Empresarial

Emprendimiento y Neuroplasticidad

Por Rogelio Queijeiro Taboada

Como emprendedores la dinámica de nuestras actividades nos ha llevado a entender que el aprendizaje (profundo) y el trabajo constante son fáciles y sin esfuerzo, solo si así queremos que sean. Algunas personas son adictas a las dificultades, los altercados y los pensamientos negativamente restrictivos.

Usualmente se sabotean en su camino al éxito en los negocios. Otras en cambio, son “adictas” al éxito en los negocios y asumen todo su esfuerzo, sin esfuerzo. Sus mentes están llenas de ideas expansivas, y sus acciones planificadas para ello.

Pero, como siempre en este espacio nos gusta compartir “buenas noticias” y, en este caso, las tenemos para todos las esos emprendedores que dedican sus esfuerzos al sabotaje de su propio éxito y se limitan a sí mismas, mientras se regodean en las dificultades y las confrontaciones y justifican así sus propios yerros.

Puede cambiar la forma de procesar y avanzar hacia el logro de su éxito comercial. Todo pueden cambiar “creencias” y redirigirlas exactamente a lo que le nos gustaría que fueran.

La Neuroplasticidad es la llave. Nuestro cerebro tiene la capacidad de responder obedientemente a la programación que le damos, ya sea positiva o negativa. Es decir, es tu responsabilidad utilizar ese poder. En una entrega anterior ya adelantamos algunas ideas sobre la operatividad de nuestro sistema nervioso, y como podemos reconfigurar ese “cableado”. Reprogramar tu cerebro para ser exitoso.

El doctor Mario Alonso Puig, médico especialista en cirugía general y del aparato digestivo, fellow en cirugía de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard Medical, miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York y de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia ha centrado durante años su trabajo para explicar como la frase que pronunció una vez el Premio Nobel en 1906 en Medicina, Don Santiago Ramón y Cajal “Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro” es una realidad científica.

La neuroplasticidad o plasticidad cerebral, se refiere a la capacidad del cerebro para adaptarse y cambiar como resultado de la propia conducta y la experiencia. Es la capacidad que tienen nuestros cerebros de formar y reformar redes neuronales a partir de nuestras experiencias, es decir, la habilidad de moldearse con el aprendizaje.

Como emprendedores esto se relaciona continuamente con el desarrollo de nuestras actividades. No debe ser difícil para ninguno de nosotros imaginar que cuando estamos ejecutando nuestro plan, las células en nuestro cerebro están comprometidas, excitadas, ceñidas y atiborradas entre sí, en una poderosa conexión. Listas y dispuestas con un objetivo, en una dirección: el éxito de nuestro negocio y, en medio de ese proceso creativo, vertiginoso, arrollador y valiente, permitimos que un “acto” de sabotaje entre en nuestra mente.

Allí hemos creado el espacio para la duda y de repente la incredulidad ha corrompido ese maravilloso proceso, y todas esas células se desenganchan, desestabilizan y desconectan. Es así como llega el fracaso, y separar nuestros anhelos y esperanzas, nuestros sueños y metas del éxito comercial.

Cambiar nuestros pensamientos y actitudes, permite generar el éxito en nuestro emprendimiento. Nuestros pensamientos y creencias pueden alterar la programación. Somos los diseñadores de nuestra propia salud, vidas y negocios.

Los hábitos positivos son esenciales para el éxito de nuestro negocio. En Psicología, es pacífica e incontrovertidamente aceptado, científicamente hablando, que las emociones positivas son mucho más favorables para la construcción de que las emociones negativas, pues éstas son destructivas y porque constriñen.

Entendamos que el hábito se define como práctica habitual, como la forma de conducirse, la costumbre establecida, la práctica o como la tendencia. Un hábito de la mente es un patrón de comportamiento adquirido por repetición frecuente un patrón de comportamiento adquirido, mantenido regularmente hasta que se ha vuelto casi involuntario, es una reacción automática a una situación específica, una respuesta de comportamiento aprendida que se ha asociado con una situación particular, especialmente una que se repite con frecuencia.

No hay la menor duda que todos tenemos hábitos positivos y negativos. Simplemente debemos atender a lo que nos enfocamos, pues en eso es en lo que nos convertiremos. Lo ideal es centrarse en hábitos positivos, y deshacerse de los negativos.

La Neurociencia nos dice que tenemos que aprender a identificar el desencadenante de ese hábito que consideramos pernicioso, y luego comenzar reemplazar consciente y atentamente ese mal hábito por uno sano.

Ello es científicamente comprobado pues el cerebro es moldeable y, cada vez que reemplazamos un hábito negativo con una acción positiva es como establecer un nuevo “canal” en nuestras mentes, y como todo hábito, la repetición le hará mucho más profundo, y con el tiempo descubriremos que realmente hemos cambiado la forma en que se comporta nuestra mente. Autocontrol.

El Yoga, como disciplina puede ser un gran aliado para ayudarnos a determinar nuestras líneas de pensamiento negativo, y comenzar, a través de la meditación y el ejercicio físico a estructurar cambios positivos y nuevos hábitos.

Por ello nos parece muy oportuno dejar como reflexión final de la entrega de hoy, este pensamiento de Aristóteles: «Somos lo que repetidamente hacemos». La excelencia, entonces, no es un acto sino un hábito.

*Sobre Rogelio Queijeiro Taboada

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