Mundo Empresarial

Nuevos desafíos para el liderazgo latinoaméricano

Tuve el privilegio de ofrecer una ponencia en un encuentro con 75 jóvenes líderes empresariales, políticos, sociales y artísticos de todo nuestro continente, donde quedé absolutamente conmovido por su vocación y capacidad apasionada de transformación inclusiva. Esto fue durante la apertura del Grupo Sinergia Latinoamericana, en Cancún (México), en consonancia con la cultura #DeAltoRendimiento que ofrecemos desde DAR y me encantaría compartir algunas de las ideas allí expuestas.

Definitivamente, Latinoamérica es una región pujante que esconde a veces su mejor cara, dando paso a malas noticias que hacen mucho ruido, que «venden», pero que cada vez son menos atractivas para la población.

Adicionalmente a los ideales regionalistas de trabajo en equipo y complemento como elementos del desarrollo común, que las migraciones sean un hecho cada vez más común y real, nos hacen ver cómo la visión regional es una necesidad y cómo en toda familia es vital procurar que cada personaje aporte lo mejor de sí sin perder su identidad personal.

Son tiempos de cambio, son tiempos de globalidad, son tiempos de innovación permanente y omnipresente. Son tiempos de una generación que ve hacia adelante y requiere líderes que le saque lo mejor a cada quien para entre todos superar las propias expectativas. Son tiempos de inclusión y de comunicación inclusiva. Son tiempos de cambio, cambio de cómo nos percibimos, cómo nos contamos y cómo nos construimos para hacer de la región un verdadero aporte para el planeta.

En tal sentido tres elementos que serán vitales para los nuevos líderes de la región serán:

1.- Tener la capacidad de generar orgullo sustentable

En este caso, un cambio perceptual es necesario. Como ya lo hiciera Colombia con su marca país o lo hiciera Perú ahora como atractivo global de turismo gastronómico, necesitamos saber qué tenemos para aportar, reconocerlo, darle la importancia que merece y gritarlo al mundo con la pasión requerida para hacer de Latinoamérica la zona más atractiva para visitar, invertir, vivir y compartir.

Aquí la idea central es que «Diagnóstico no es pronóstico», por lo cual, no importa lo que indique nuestro pasado, no importa lo que nuestro presente sugiera; el futuro se construye mediante una visión apasionante y apasionada usando como método el «MoonShoot», técnica usada para innovar en Palo Alto que indica que la innovación a desarrollar tiene que ser al menos 10 veces mejor que la anterior para que emocione y tenga sentido el esfuerzo y la apuesta.

2.- Cambiar el foco temporal

Para que lo primero ocurra de forma sustentable, tiene que ocurrir un cambio de foco temporal. Es necesario entender que se necesitan cambios estructurales que toman tiempo, por tanto aquellos que trabajen en ellos, no los van a ver concluidos. Es decir, que se necesita la conciencia de entender que quien quiere ver los cambios no trabaja para ellos y quienes trabajan para ellos no los verán ejecutados, no los lograrán disfrutar y por tanto requieren de una motivación distinta.

Trabajar por nuestros hijos suena un cliché, pero también es verdad que quizá es lo único que puede sustituir el corto plazo como flagelo de nuestro tiempo. Si los hijos son el tesoro y el legado de cada quien, en ellos y en sus tiempos ha de estar la apuesta, entendiendo que nadie te va a recordar por lo que haces o por lo que dices, sino por lo que dejas. Trascendencia y legado han de ser las nuevas tierras prometidas para que lo estructural y lo trascendente tenga sentido.

La ventaja que tiene esta generación deriva de la innovación tecnológica que permite saber con convicción que cualquiera realmente puede impactar al mundo desde las plataformas más pequeñas porque tiene acceso al mundo, que no ocurría anteriormente. Hoy, a través de Internet y la interacción por redes sociales, tienes la posibilidad no solamente de darte cuenta de cómo gente como tú está impactando al mundo entero, sino que te puedes conectar con ellos más allá de tener referentes claros. Asimismo, los accesos de capital o al talento colaborativo hacen del sueño una posibilidad compartida donde el mensaje sería: cada uno haciendo lo suyo y poniendo lo suyo, ganamos todos.

3.- Cambiar donde ponemos el corazón

El corazón es un sinónimo en este caso del propósito u horizonte hacia el cual el líder anhela dirigir su liderazgo. En épocas pasadas, por razones culturales, de tiempos e incluso de era tecnológica, muchos de los líderes se enfocaban en elementos que correspondían con la satisfacción personal de corto plazo, sea en el plano financiero a través de posesiones, sea en el plano social a través de títulos o reconocimiento, sea en el plano político a través del poder o incluso a nivel intelectual a través de la imposición ideológica. Quien tuviera más, sonara más, alcanzara puestos de poder más altos o convenciera a más personas de sus ideales, era el más exitoso.

Hoy día eso está cambiando y ha de cambiar mucho más. Hoy los objetivos empresariales ya no se miden por ingresos sino por impacto. Asimismo, como los miembros de un equipo corporativo necesitan sentir que su labor impacta seres humanos de forma positiva para hacer de su trabajo un impulso sustentable. Hoy día los títulos por sí mismos no implican nada, ahora se mira lo que se aplica y los cargos son menos importantes que el talento. Hoy en día el poder no trae felicidad y el democratizar el poder es la mejor forma de poder ser recordado. Hoy día las ideas no son más importantes que las personas. Esto es así o es la tendencia a lo que según mi opinión debería tender todo aquel liderazgo que quiera ser exitoso, trascendente y productivo.

Hoy el corazón ha de estar puesto en la gente, en lo inclusivo, en los talentos, en las familias. Hoy el corazón ha de estar puesto en buscar soluciones y no conflictos, hoy el corazón ha de estar enfocado en construir, en convocar y en erigir celebraciones colectivas en donde la competencia es en quien produce mayor bienestar y aún allí, se colabora para generar mejores resultados. Hoy el corazón ha de estar puesto en las grandes hazañas y no en las pequeñas certidumbres. Hoy lo simple, lo vulnerable y lo humilde es la mayor fortaleza y el camino a recorrer la mayor emoción, porque sabemos que en la meta final no estaremos nosotros… estarán nuestros hijos.

Hoy el mundo palpita fuerte, pues hagámoslo palpitar por las razones adecuadas.

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