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Se acabó el procrastinar: cuatro herramientas que te ayudarán

La procrastinación no solo es un obstáculo para ser realmente productivos; es el pecado capital de nuestros días. El tiempo es un bien escaso y posponer las tareas pendientes no solo nos provoca un estrés que aumenta conforme se acerca la fecha límite, sino que puede ponernos en un aprieto real si finalmente no llegamos a cumplir el objetivo marcado o lo hacemos con una calidad poco admisible.

Por eso, te proponemos nuevas estrategias de organización con calendarios y listas para que te despidas de una vez por todas de la procrastinación.

1. Calendarios en papel

Un conocido dicho en latín reza así: verba volant, scrīpta mānent. Quizá sea por la sabiduría que encierra («las palabras vuelan; escritas permanecen») que hay muchísima gente que aún opta por las versiones tradicionales impresas. Así, el calendario en papel sigue siendo la estrella a la hora de planificar correctamente nuestras jornadas.

Los calendarios de pared suelen ser los más prácticos para este fin; de hecho, muchas empresas se están decantando no solo por imprimir calendarios tradicionales, como los típicos que se dividen por meses, sino por crear versiones en las que se añade una lista de tareas, a fin de poderlas visualizar junto a los días y saber qué cosas hay que hacer a lo largo del mes en curso, en lugar de poder plasmar únicamente las citas programadas. Las opciones son cada vez más numerosas, innovadoras y, sobre todo, prácticas.

2. Listas de tareas

Las listas de tareas prediseñadas son cada vez más populares. En ocasiones, el diseño es sencillo (simplemente se incluyen distintas casillas o renglones que iremos llenando con las tareas en cuestión); en otros casos, se crean listas compartimentadas para clasificar las tareas entre lo urgente, lo importante, lo que puede esperar un poco más y lo que queremos hacer, pero no es en absoluto prioritario.

También existen las plantillas de listas a dos columnas: en una podemos añadir las tareas que queremos hacer en nuestro hogar, mientras que en la otra es posible incluir todo lo relacionado con el ámbito laboral. Las propuestas son infinitas.

3. Calendarios electrónicos

A pesar de que queden todavía muchísimos nostálgicos del papel, los calendarios electrónicos triunfan también por las características tan prácticas que incorporan. De hecho, muchas personas combinan un calendario en papel con uno electrónico.

¿Las ventajas de este último? Permite clasificar las tareas según un código de colores, facilita el establecimiento de bloques de tiempo según cada tarea y se puede compartir entre varios miembros de la familia, lo que hace posible, por ejemplo, que las actividades extraescolares o las citas programadas no se solapen entre sí.

4. Planificadores magnéticos

No queríamos dejar de mencionar esta alternativa que gana cada vez más terreno y adeptos. A modo de pizarra blanca, estos calendarios pueden reutilizarse mes a mes, lo que impulsa el ahorro de papel. Es posible colocarlos en el frigorífico, si lo vamos a utilizar como calendario para todos los miembros del hogar, o en un tablón magnético en nuestra zona de trabajo.

Electrónica, en papel o magnética: sea cual sea tu alternativa favorita, seguro que por fin encuentras la que mejor te va y logras vencer la tentación de procrastinar de una vez por todas.

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