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Un profesor encontró en la ganadería una razón para seguir contribuyendo con el país

César Carvajal es licenciado en Educación, egresado de la Universidad de Los Andes, labor que desempeñó en el área de educación media por 16 años, pero las circunstancias del país lo llevaron a dedicarse a la ganadería en el estado Mérida, un oficio, y en una finca -llamada «Mi Sueño»-, legado de su padre.

«Soy profesor de carrera y, por la crisis educativa que hay, me vine a vivir para una finca que tenía mi padre desde hace 14 años. Desde ese entonces vi el rendimiento que se puede tener económicamente con la leche, y empecé con la ganadería lechera. Hace ocho años incursioné: compré unas vacas que estaban preñadas, esas vacas parieron y ahí comenzó a crecer mi rebaño; actualmente estoy manejando Jersey».

Natural de San Cristóbal, Carvajal dejó las aulas por el campo, fue elegido en febrero presidente de la Asociacion Venezolana de Criadores de Ganado Jersey del estado Mérida, y fue beneficiario de una beca del Programa Cochran ofrecido por la Embajada de los Estados Unidos en Venezuela. El profesor compartió con Analitica.com su experiencia en los últimos años.

Foto: César Carvajal
Foto: César Carvajal

La finca Mi Sueño, ubicada a 1440 mts de altura en Chiguará, en el Municipio Sucre del estado Mérida, es un sitio en el que antiguamente se producía café. Actualmente es una de las zonas productoras de leche de la entidad, su mayor producción es el queso y Chiguará es proveedor de este rubro para Mérida. Esa es la nueva oficina de Carvajal.

«Lo que hacíamos en la finca antiguamente era engordar el rebaño para beneficio de carne, pero desde hace ocho años decidimos incursionar en ganadería de leche, desarrollando la raza jersey», narra el también presidente de la Asojersey.

Agrega que en la finca se da un ambiente adecuado para la ganadería de altura, con una temperatura agradable y las condiciones que requieren este tipo de animales

«Aquí trabajamos con la raza Holstein y la raza Jersey. Antiguamente se trabajaba muy bien con una raza que era de las campeonas mundiales en la producción de leche, pero lamentablemente el cambio climático ha hecho que su cría se vea afectada por las temperaturas y otros elementos; es un animal muy delicado y necesita más cuidado, más procesos, y ciertos antibióticos para evitar enfermedades. Ahorita estamos trabajando con la raza Jersey, que es un animal más pequeño, más rustico y da un producto de excelente calidad».

En ese sentido, apunta que le ha sacado provecho a esta raza con un nuevo método: «Yo trabajo con inseminación artificial, y a raíz de eso estoy viendo mejores resultados: animales con mejor configuración, estéticamente más bonitos, de más rendimiento, de más capacidad en producción», haciendo énfasis en la diferencia, en comparación a lo obtenido con la técnica de monta natural.

«Hay empresas venezolanas que traen esa genética de EEUU y Canadá. Yo comencé a comprar las pajuelas (pequeños recipientes donde se almacena el semen de cada toro), que vienen en un catálogo que se puede revisar por internet, o ver las especificaciones proporcionadas por la empresa. Uno chequea las características del toro que uno desea, compra esas pajuelas y las aplica en las vacas. Las crías nacen con una mejor descendencia, mas adecuada a lo que uno realmente necesita».

La situación del país y el cuidado a los animales

Es inevitable caer en la «situación país» cuando se habla de actividades realizadas en territorio nacional. Carvajal toca «la tecla» cuando habla de los suplementos y el cuidado de sus animales en el contexto de crisis que atraviesa Venezuela actualmente.

«Es muy lamentable porque los alimentos concentrados que le damos a los animales requieren suplementos para que tengan un mejor rendimiento, una mejor producción, como los pollos y los cerdos. Si se les da alimento concentrado, de buena calidad, habrá un rendimiento mejor y serán mucho mejor para el consumo humano. Si se le da un alimento deficiente, se obtendrá lo mismo. Es un aspecto que nos está afectando porque el alimento concentrado que las vacas requieren es de muy mala calidad y cada semana viene más caro», lamenta.

El ganadero menciona otro de los problemas que sufren: la escasez de medicamentos veterinarios. «Los antibióticos prácticamente no existen, desaparecieron, y nosotros requerimos algunos antibióticos muy específicos para tratar las ubres de las vacas, porque son animales de alta producción. Hablamos de entre 25, 30 y hasta 40 lts de leche, son vacas muy delicadas y requieren un tratamiento adecuado, un plan sanitario acorde, la observación de médico veterinario. Sin embargo, si uno lo sabe tratar, estos animales exponen todo su potencial productivo», a pesar de los obstáculos que presenta el contexto actual.

Vínculo con su alma mater

Carvajal egresó de la Universidad de Los Andes en el año 1996, sin embargo continúa comunicándose con colegas y otros investigadores de su alma mater para encontrar una solución a la escasez de medicamentos que le debe suministrar a sus animales: «En ocasiones improvisamos. He ido a la ULA y he hablado con algunos investigadores que me sugieren algún tipo de antibiótico alternativo, algunas mezclas, y ensayamos con los animales a ver cómo podemos solucionar esas deficiencias de medicamentos», comenta, aunque en ocasiones no funciona como quieren «porque no tienen las medidas higiénicas ni sanitarias, o un laboratorio adecuado que haga las recomendaciones para aplicar esos productos»

Carvajal lamenta las veces que han muerto sus vacas, a punto de parir, por un tratamiento que no se les pudo administrar porque «la improvisación» no funcionó. «Eso es muy preocupante, muy delicado», comenta. «Ya muchos ganaderos tienen que mandar vacas en total producción al matadero porque les cayó una mastitis, y no se pueden curar. La universidad tampoco tiene los laboratorios equipados, ni insumos que proveernos para tratar esas cosas. Los problemas también llegan a las universidades».

El apoyo de la Embajada de los Estados Unidos que se «desconoce»

Un selecto grupo de ocho ganaderos provenientes de diversas regiones del país, tuvieron la oportunidad de recibir importante información relacionada al mejoramiento de la genética vacuna, especialmente dirigido al ganado lechero, gracias a una invitación del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos y el Programa Cochran Fellowship que se realiza todos los años.

El entrenamiento desarrolla un curso intensivo sobre la actividad lechera, visitas a fincas, asistencia a la Feria y Exposición Mundial de Lechería, y diversas charlas ofrecidas por profesores y expertos de la Universidad de Wisconsin.

César Carvajal formó parte de este selecto grupo de participantes -representantes de otras fincas agropecuarias de Táchira, Guárico, Lara y Zulia-, que asistió a un entrenamiento que les dio la oportunidad de conocer los procedimientos relacionados con la inseminación artificial y transferencia de embriones usando genética actualizada desarrollada en los Estados Unidos; tópicos como anatomía y fisiología de la reproducción vacuna; detección y sincronización relacionada al comportamiento del ganado en época de celo; manejo de la reproducción y recolección de embriones; y el establecimiento de relaciones con contactos para mejorar e incrementar la exportación de genética a Venezuela.

«Yo venía trabajando con genética norteamericana, y a raíz de eso fue que tuve contacto con alguna empresas en EEUU. De esta manera, la asociación de ganaderos de Mérida me brindó la oportunidad de presentarme para aplicar a la beca. La obtuve y a raíz de eso ya fortalecí mas mi conocimiento en genética», apuntó.

El tachirense agradece la oportunidad ofrecida por la embajada americana en Venezuela y por la valiosa información -y formación- obtenida: «Esto es lo mejor de lo mejor que le está brindando a uno el gobierno norteamericano para aprender. El objetivo es capacitarse con los mejores profesionales y volver a Venezuela a multiplicar esa información. Es una gran oportunidad para uno formarse correctamente y tener conocimientos actuales de la ganadería».

Asimismo, cuenta que lo aprendido en EEUU lo aplica en Venezuela, al desempearse tanto como ganadero y como profesor: «esta formación académica que tuve me ayuda a estudiar, investigar, tener un acceso a la información un poquito más clara, a tener contacto con profesores universitarios, a tener un discurso distinto que le dé a uno la capacidad de poder desempeñarse mejor».

En este sentido, Carvajal rechaza que se haya «estigmatizado» al gobierno norteamericano y la embajada, como consecuencia del aspecto político: «[los acusan de] que se entrometan en el país y que hay espías, pero ellos tienen el deseo de ayudarnos, nos brindan oportunidades; lo que sucede es que eso no se difunde, eso no se dice, pero estas embajadas tienen el deseo de compartir todo ese potencial, y darnos la oportunidad de estar y recibir la mejor formación de Estados Unidos».

Agrega que desde el día 1 del entrenamiento en suelo estadounidense empieza a vivir una experiencia muy enriquecedora: «uno ve dos realidades muy duras que contrastan totalmente, y ahí es cuando uno decide tomar el camino correcto (…) eso es un programa a nivel mundial, y casi todos los países del mundo que tienen convenios con Estados Unidos se presentan a ese programa. El año pasado cuando asistí había gente de Italia, Colombia, Panamá, Canadá, Suiza, Costa Rica. Es un momento muy importante para uno como ganadero, ver la mejor tecnología, lo mejor que se hace por el mundo.»

Sacándole provecho al conocimiento adquirido

Desde sus inicios en el año 1984, el Programa Cochran Fellowship del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos ha entrenado a más de 16,300 becarios de más de 120 países alrededor del mundo, y proporciona anualmente oportunidades de entrenamiento a corto plazo para profesionales en el área agrícola en países con economías emergentes. Su objetivo principal es ayudar con el desarrollo y mejoramiento de sistemas agrícolas necesarios para cubrir sus necesidades alimenticias, así como para fortalecer y mejorar lazos comerciales entre diversos países.

La inseminación artificial es un procedimiento delicado y requiere de una preparación previa. Considerando que en Venezuela no existe una «cultura fuerte» de la ganadería lechera, Carvajal tomó la iniciativa y empezó a preparase desde hace unos años en la actividad. Luego de eso, obtuvo la beca al entrenamiento en Wisconsin y eso le ha servido para mejorar su trabajo aquí.

Foto: César Carvajal
Foto: César Carvajal

«He estado dando cursos a los ganaderos de mi zona, he retomado el trabajo gremial, y hago ese trabajo de difusión, de formación, enseñanza a los productores, de mostrar cómo la genética bien trabajada tiene sus resultados positivos, enseñarles un poco más del manejo de la ganadería (…) Ya tengo aproximadamente 2 años con este programa de mejoramiento genético. Implementándolo directamente, como debe ser pues. Y ya en este momento veo resultados formidables, ya ha habido un cambio total» de sus animales, comentó.

Como otros, ha sido preguntado por irse o quedarse. Y él, sin duda, se queda en el país, porque aquí es donde quiere desarrollar sus metas personales, ya que, considera, en otros países se vería limitado a crecer o aplicar algunos conocimientos, además de ser firme creyente de que «si nosotros no queremos lo nuestro, es muy difícil que crezcamos».

«Yo soy venezolano, mis hijos están aquí, y yo creo en lo que yo hago como persona. Nuestra principal dedicación es hacer las cosas bien para que nuestro país crezca, a pesar de que nos cierren las puertas, de que nos ataquen, nos ofendan; hay que seguir adelante, porque esto en algun momento tiene que cambiar, y si nosotros, los que hemos luchado tan fuerte en esta tempestad, podemos salir adelante, cuando venga la tranquilidad y la calma podremos seguir creciendo y produciendo mejores cosas para el país.

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