A propósito de la exposición Zapatazos
El humorismo de Zapata (La Grita, 1929) es complejo y amplio en connotaciones. Su interpretación gráfica del mundo le permite ahondar en diversos temas como lo evidencia la larga lista de exposiciones que ha ofrecido. Pero sin duda sus dibujos publicados en «Zapatazos» son un compendio gráfico diario de nuestro entorno social y un termómetro de nuestra cotianidad.
Zapata desnuda al país. En sus dibujos el burócrata camaleónico se queja: «El Bolívar que yo tengo miedo que baje es ése» (la escultura del Libertador); desde el rancho el negrito recibe la noche: «Aún estoy digiriendo el discurso» (frente al plato vacío); la señora rica deja salir un «Ya la lucha no es de clases, sino generacional: nuevos ricos contra viejos pobres y viceversa», y un muchacho joven se anima: «Yo soy optimista: el futuro no puede ser peor».
Sus dibujos van más allá de lo que apreciamos en noticieros y titulares. Exponen la actitud del pueblo, las reacciones que provocan diferentes acontecimientos y personajes. Por eso su trabajo también habla sobre la inquebrantable fuerza de «El Gato» Galarraga, la imagen de José Gregorio Hernández, los ranchos, la lluvia y la llegada del nuevo milenio y su Y2K.
La selección de obras fue realizada por el Departamento de Investigación del MACCSI, en forma conjunta con el artista. Entre las más recientes se apartaron aquellas que próximamente formarán parte de exposiciones temáticas o proyectos editoriales. Las caricaturas de Zapata se han exhido anteriormente pues las colecciones donadas por él a la Galería de Arte Nacional y la Biblioteca Nacional (esta última inaugurada por Rómulo Betancourt durante su período presidencial) reciben con frecuencia solicitudes de préstamo. Hasta ahora han viajado al interior del país y a importantes instituciones de Cuba, España, Londres, Ecuador, Chile, México, Colombia y algunas ciudades del interior del país.
Fue a partir de 1946 cuando Zapata comenzó a publicar caricaturas en revistas y diarios nacionales, labor que, junto con la pintura y el dibujo, lo ha destacado como uno de los más importantes artistas del país, poseedor de un lenguaje de fina agudeza humorística y alta calidad artística. Entre 1947-58 vivió en México, allí estudió en el Instituto Politécnico Nacional, en la Escuela de Pintura La Esmeralda y en el Taller de David Alfaro Siqueiros, participó en numerosas exposiciones colectivas y ejerció la docencia en la Escuela de Bellas Artes de Acapulco.
A su regreso a Venezuela impartió la Cátedra de Dibujo I en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela y colaboró en las principales publicaciones periodísticas venezolanas. Ha incursionado exitosamente en el campo de la escenografía y diseños teatrales. En 1974 recibió el Premio Municipal de Periodismo y en 1975 el Museo de Arte Contemporáneo Sofía Imber organizó la más completa exposición dedicada al artista. Desde entonces, exhibe consecutivamente en importantes instituciones museísticas internacionales.
En 1980 fundó la Cátedra Libre de Humor Aquiles Nazoa, en la Universidad Central de Venezuela. Ese año recibió el Premio Nacional de Artes Plásticas y se le rindió un apoteósico homenaje en el Poliedro de Caracas. En 1992 el Museo de Arte Contemporáneo Sofía Imber le dedicó el primer libro de su serie “La Venezuela Posible”, en la cual se propone una difusión de los valores que construyen nuevas maneras de abordar la comprensión del país.
El trabajo de Zapata es un aporte al desarrollo de la caricatura como forma de expresión en Venezuela, la cual siempre se ha manifestado como signo de vitalidad idiosincrásica y cultural. La caricatura como género periodístico ha sido desde el siglo XIX un factor reflexivo que lleva consigo la crítica y la risa. Ella desentraña el sentimiento tragicómico de la vida, trasciende la parodia del retrato, la sátira, la ironía y la comicidad. De allí su complejidad e importancia dentro de la plástica y el periodismo.