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Alejandro Sanz endulzó al “Monstruo” en Viña del Mar

Dejando a un lado la polémica que generó su último concierto en México, ayer la música volvió a ser la única protagonista en la presentación que ofreció Alejandro Sanz en la tercera jornada del Festival de Viña del Mar, en Chile.

Las luces se apagaron y un griterío ensordecedor encendió el anfiteatro de la Quinta Vergara. Sanz apareció por la gradas, entre sus enfervorizadas seguidoras, y recorrió los metros que le separaban del escenario al grito de «¡Chi, chi, chi, le, le, le!»: El músico estaba en su salsa.

«Me da muchísimo gusto estar aquí esta noche. Se ven más guapas y guapos que nunca. ¡Viva Chile!», vociferó el cantante.

Del “Corazón Partío” al Sirope

El madrileño con raíces andaluzas invitó a sus seguidores a viajar a través de sus grandes éxitos y a curar sus ‘corazones partíos’ con dosis de almíbar y jarabe de su nuevo álbum «Sirope» (2015).

Con «Quisiera ser», «El alma al aire» y «Desde cuándo» -tema que interpretó junto a la mexicana Paty Cantú- el compositor del himno «Corazón Partío», puso el tono de un emotivo concierto de una hora y cuarto que deleitó a las 15.000 almas que abarrotaban el anfiteatro de la ciudad costera chilena.

Uno de los momentos más emotivos de la velada llegó con la melancólica «Y, ¿Si fuera ella?», una de las melodías de su álbum «Más» (1997) -reconocido por la crítica como uno de los más sólidos de la historia de la música española-, que el público entonó a pleno pulmón.

A sus 47 años, el artista español con mayor número de premios Grammy ha vendido más de 23 millones de copias y ha colaborado con iconos de la talla de Alicia Keys, Juan Luis Guerra o Tony Bennet.

Rodeado de mujeres

Javiera Mena, la estrella latinoamericana del electropop se atrevió a acompañar al artista con la flamenca «Corazón partío», convertido en uno de los éxitos intergeneracionales del pop español.

La cantante chilena, representante de la nueva ola musical del país austral, subió al escenario visiblemente nerviosa, olvidó parte de la letra de la canción y desafinó en distintos momentos.

A continuación, el músico caracterizado por su sensibilidad innata para hablar de la vida y el amor invitó también a la exvocalista de Mecano, Ana Torroja, a acompañarlo con «Un zombi a la intemperie», el primer sencillo de su nuevo trabajo.
«Estar aquí es como una canción nueva. ¡Ruge Viña!», gritó Sanz pletórico.

La rítmica «Looking for paradise», que el español grabó junto a la cantante y compositora de R&B Alicia Keys, consiguió poner en movimiento los esqueletos de los millares de asistentes, quienes vibraron con la brillante interpretación de Sara Devine, una de sus coristas que acompañaron a Sanz durante todo el espectáculo.

El rompecorazones español también echó mano de clásicos como «No es lo mismo», «Viviendo deprisa» o la romántica «A que no me dejas», una pequeña joya emocionante y desgarradora de su última producción.

Sanz abandonó el escenario de Viña del Mar por donde había venido, entre sus incondicionales, quienes esta noche disfrutaron de un concierto en el que la música volvió a ser la única protagonista.

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