Amistad en fotografías
Gracias a la amabilidad de nuestro querido amigo de tantos años, Heraclio Ghersy Osío, amigo con quien compartimos dentro de la maravillosa tribu de El Paraíso desde nuestra temprana juventud, revisamos el estupendo libro “Fotografía Urbana Venezolana 1850-2009” Fundación para la Cultura Urbana. Editorial Arte, Caracas, octubre de 1909.
Recopilar, identificar, ordenar y diagramar en este bello libro, es un trabajo creador ímprobo, maravilloso y un testimonio de las historias documentadas en imágenes desde la mitad del siglo XIX. Retratos, figuras políticas, sociales, económicas y deportivas. Las distintas ciudades del país. Desde el divertimento y las aficiones, hasta las rebeliones que se sucedieron.
No contamos con el espacio necesario para relatar las maravillas que se encuentran en las casi cuatrocientas páginas de la obra y que alojan más de un millar de imágenes. Tampoco podemos resaltar a las personas, que bajo la dirección de Guadalupe Burelli, cubrieron todas y cada una de las etapas de la publicación.
En las páginas 130 y 131 nos encontramos con una serie de siete fotografías tomadas por varios fotógrafos de la época y que cubren, extrañamente, gráficas donde aparece un trío de amigos: Rafael Antonio Pérez, Carlos A. Niemtschick y Rafael Henrique Wittmer Jung quienes desde enero de 1924 y en una serie que se repitió, casi con rigurosidad británica cada día 6 de enero, plasmaron el recuerdo en 1934, 1949, 1954, 1964, 1970 y 1974, posaron, en las mismas posiciones relativas y descriptivas. Carlos Niemtschick a la izquierda, Rafael Antonio Pérez a la derecha y Rafael Wittmer sentado en una silla al frente de sus compañeros y todos con las mismas poses.
Conocimos a los tres personajes. Muy especialmente a nuestro tocayo Rafael Antonio Pérez quien vivía en la Avenida Francisco de Paula Santander, en El Paraíso, a escasos pasos del club. Un recordado Señor, en toda la extensión de la palabra.
Nos interesa resaltar el valor y la curiosa manera como este trío de “mosqueteros” dejaron testimonio de su fidelidad y de su amistad. Fotografiarse cada diez años, durante medio siglo, el mismo día calendario y en las mismas posiciones relativas, es un ejercicio de constancia maravilloso.
También nos preocupa resaltar que el régimen de terror que oprime a Venezuela, ha intervenido y apresado a los principales directivos del grupo económico que, entre sus empeños, estaba la Fundación para la Cultura Urbana. No conocemos a los principales afectados. Apenas tenemos y disfrutamos su amistad, cuando nos encontramos, a la bella pareja que conforman Rafael Arráiz Lucca y su bella esposa Guadalupe.
Sospechamos que las acciones que se están ejerciendo contra los directivos de Econoinvest, no se corresponden con violaciones reales a la ley y están construidas alrededor de “pruebas” que distan kilómetros de ser aceptables, para tribunales imparciales.
“Por sus obras los conoceréis” dice la Biblia. Quienes son capaces de desarrollar y llevar adelante la magnífica obra que ha realizado la Fundación para la Cultura Urbana, tienen que ser ciudadanos preocupados por su sociedad y quieren una Venezuela mejor. Son muchos los años que han dedicado a estos esfuerzos.
