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Ángel Hurtado: Sensibilidad creativa que crea un arte integral

El Premio Nacional de Pintura 1961, cumplirá ocho décadas plenas de creatividad y una extraordinaria multiplicidad en su expresión artística de pintor, cineasta y fotógrafo.

Hablar de él es remitirse a sus cuadros de gran formato con dramáticos paisajes primigenios donde él – como Dios – coloca la luz según los requerimientos de composición y estructura.

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Un hombre con un gran sentido del humor – en ocasiones, cáustico -, exigente en su trabajo y tajante en sus opiniones sobre el arte y su mundo intrínseco. Su música preferida es el sonido del mar, en cuya orilla tiene su espacioso taller, entre las faldas del cerro Matasiete y el deslumbrante Mar Caribe, repleto de la luz del trópico y de las ideas pendientes por plasmar en sus lienzos.

Cristina Rosenberg: Es fascinante observar cómo oscila tu péndulo creativo entre la pintura, la fotografía, el cine y el video, sin comprometer la calidad en ninguna de estas disciplinas.

Ángel Hurtado: No me considero sólo un pintor sino un artesano visual. Me interesa todo lo que tenga que ver con el ojo. Me gusta trabajar esas técnicas como un artesano y no en el sentido del artista puro. Me gusta la artesanía del trabajo, el oficio bien ejecutado. Cuando se es joven uno hace cualquier cosa, pero al madurar se toma más conciencia de las cosas; por eso se me hace cada vez más difícil pintar, a pesar de tener 65 años pintando.

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CR: ¿Qué te impulsa a cambiar de una técnica a otra?

AH: La intuición. Si me encuentro con una motivación, decido si es mejor para el cine, la pintura o la fotografía. Son cosas que no preparo ni busco, sino que se presentan. También influye el estado de ánimo; a veces me saturo con la pintura y me hace falta cambiar al video. El cine lo he trabajado por más de 50 años. Comencé en París en 1955 con el primer documental sobre Soto y un corto de ficción, “El cuarto de al lado”; ambos fueron estrenados en el renombrado cine de arte y ensayo Cinema Parnasse, en Montparnasse. Desde entonces todos mis trabajos cinematográficos han sido sobre el arte y los artistas. Trabajé durante 20 años como director de la Unidad de Artes Visuales del Museo de las Américas de la OEA, en Washington. Cuando me llegó el tiempo del retiro me vine a esta hermosa isla, no a descansar, sino a digerir todo lo aprendido.

CR: Mencionaste que ahora te cuesta más pintar. ¿Te volviste más exigente?

AH: Tengo la pretensión de que mi pintura dure años, que no pase por las modas ni que se dañen por defectos de los materiales. Lo hago con la esperanza de que algún día tengan un valor, que la posteridad sea generosa conmigo y no las tire al olvido. El tiempo es el único juez; ningún contemporáneo puede juzgar a un artista. El Greco pasó desapercibido por años hasta que fue “descubierto” un siglo después; en nuestro caso, ahora es cuando se está descubriendo a Reverón. El mismo Picasso, por ejemplo, en su juventud no fue conocido ni en España ni en ninguna parte, y eso que él fue uno de los pocos que lograron el éxito en vida.

CR: ¿Sientes afinidad con algún artista?

AH: Soy muy ecléctico. Admiro a muchos artistas de las más diversas tendencias, desde Soto hasta Reverón, del aduanero Rousseau, a Magritte. Mi escala de valores es muy amplia porque no soy sectario. Soy de los que cree que para ser artista hay que dejarse llevar por los sentimientos más que por la razón. Es por eso que no puedo encasillarme en una escuela determinada. Fui figurativo en mis comienzos, luego esa figuración se diluyó poco a poco y mis paisajes se fueron abstrayendo. Actualmente lo abstracto se diluye y vuelve la figuración, pero una figuración no descriptiva; quiero hacer paisajes primigenios, es decir, de antes de la llegada del hombre al planeta. Por eso me emociona tanto la zona de los tepuyes, ellos son los testigos más antiguos de ese período.

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CR: ¿Utilizas fotografías para apoyarte?

AH: Utilizo de todo, también fotografías tomadas por mí. Lo que me gusta es grabar el paisaje en mi mente, más que en la cámara. Hay cosas que las cámaras no pueden captar. Cuando voy a los tepuyes, veo aquella inmensidad y “veo” aquel silencio que ninguna cámara podrá jamás grabar. Ese silencio no es un silencio cualquiera, es un silencio que se “toca”, una sensación muy extraña. Es lo que quiero plasmar en mis cuadros. También me han inspirado algunos paisajes margariteños y los extraordinarios acantilados de la isla de Coche.

CR: Siento que la mayoría de tus cuadros salen desde dentro de ti y no de imágenes que has visto.

AH: Los llamo paisajes interiores. No son de la ventana hacia afuera sino de la ventana para adentro.

CR: ¿A qué artista admiras?

AH: A Picasso porque abrió todas las puertas y al mismo tiempo las cerró, porque los artistas que quieran entrar por una puerta, si no tienen sus conocimientos, no lo logran. Y si logran entrar, después no hallan cómo salir. Es ese el aparente facilismo de Picasso. Él decía que le tomó 40 años aprender a pintar como un niño y cuando era niño pintaba como Leonardo. El arte contemporáneo terminó con Picasso, después de él comenzó la decadencia.

CR: ¿Qué artista influyó en tu trabajo?

AH: El que más me ha influido es Rembrandt, pues yo trabajo mucho el claro-oscuro en la pintura, los valores de luz y sombra. Él pintaba con una luz cinematográfica. Sus grandes cuadros con muchos personajes, pareciera que estuvieran iluminados por un director de fotografía, usaba la luz del sol como si fuera un reflector cinematográfico. Esa luz dirigida y valorizada con sutiles matices es algo que siempre me ha llamado la atención, porque es una luz completamente fotográfica.

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CR: ¿Qué opinas sobre el explosivo mercado de arte de los poderosos mercados emergentes como lo son el Oriente Medio, India, Rusia y China? Nuevos coleccionistas que invierten en obras como un simple valor y guardan la adquisición para revenderla con ganancias, años después, en una subasta.

AH: Sí, el mercado de arte es una palabra muy exacta porque se ha vuelto un verdadero mercado. Antes los coleccionistas compraban porque les gustaba una obra. Hoy en día la mayoría no compra una obra porque le gusta, lo que adquiere es una firma, porque sabe que lo que se compra hoy a un precio, mañana se vende por dos o tres veces más. Estos mercados emergentes están comprando muchas obras, pero ya no en un sentido artístico; están comprando autógrafos. Es una simple inversión, más segura que los Bonos del Tesoro.

CR: Coméntanos algo sobre la reciente exposición de Reverón en el MoMA (Museum of Modern Art) en Nueva York.

AH: La he filmado para Vale TV. La exposición me pareció maravillosa y fue muy visitada. Ofreció la oportunidad de mostrar al mundo el inmenso talento de uno de nuestros más grandes artistas que permanecía en el olvido. Necesitaron más de medio siglo para “descubrirlo” y por fin hubo un historiador de arte internacional -John Elderfield-, que se interesó en mostrarlo en la “Babel” del arte contemporáneo. Yo escribí un artículo titulado “El Muro de Manhattan” que hace alusión a ese virtual muro impenetrable, elevado por el Establishment de las artes visuales norteamericanas: museos, casas de subastas, galerías, curadores, críticos de arte y casas editoras de libros. Todo arte que no sea norteamericano, ya sea europeo, latinoamericano o del llamado Tercer Mundo, podría apenas ser tomado en cuenta pero sólo en un contexto “folklórico“, por no decir artesanal o primitivo. Los privilegiados que lograron traspasar apenas las grietas del muro fueron muy pocos. El MoMA ha realizado en toda su historia sólo cuatro exposiciones de latinoamericanos: el mexicano Rivera, el brasileño Portinari, el chileno Matta y ahora Reverón; el muro se agrieta muy lentamente.

CR: Has logrado mucho en tu vida. ¿Todavía queda algo por realizar?

AH: Yo creo que todo está por lograr. No considero que haya tenido éxito, me considero frustrado en muchas cosas. Considero que mi pintura no es aún lo que quisiera que fuera. En cine quiero hacer un largometraje, algo más valedero. He escrito tres guiones y nunca los he podido realizar por complicaciones en el financiamiento. Mi aspiración sería, antes de morir, hacer una película sobre Reverón, ya tengo el guión listo.

CR: ¿Qué es a lo que más temes?

AH: A la muerte, allí se acaba todo y es lo que más pienso en este momento, llegando al final de mi existencia.

CR: Este temor a la muerte significa que aprecias mucho la vida. ¿Cual fue tu época más feliz?

AH: Desde los siete años hasta este momento. Estoy feliz porque he hecho lo que quería y eso ya es un privilegio.

Premios más importantes:
2003 Medalla Pedro Angel González
1997 Primer Premio I Bienal Fondene, Isla de Margarita
1990 Orden Francisco de Miranda en Primera Clase, Caracas
1973 Dos premios “Golden Eagle“ en EEUU por dos documentales de arte
1964 Premio Especial del Jurado, XXV Festival de Cine de Venecia
Premio “Federico Brandt“, XXVII Salón Oficial de Arte Venezolano, Caracas
1961 Premio Nacional de Pintura en el XXII Salón Oficial de Arte Venezolano, Caracas
1960 Premio Armando Reverón, XXI Salón Oficial Anual de Arte Venezolano, Caracas
1959 Premio John Boulton, XX Salón Oficial Anual de Arte Venezolano, Caracas
1955 Premio Salón Planchart, Exposición Internacional de Valencia
1949 Primer Premio para estudiantes de artes plásticas, X Salón Oficial de Arte Venezolano.

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