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Así hablaba Facundo

Cada mañana es una buena noticia, cada niño que nace es una buena noticia, cada hombre justo es una buena noticia, cada cantor es una buena noticia, porque cada cantor, es un soldado menos…. Cuando me marché de mi casa, niño aún, tenía siete años, mi madre me acompañó a la estación, y cuando subí al tren me dijo: Este es el segundo y último regalo que puedo hacerte, el primero fue darte la vida y, el segundo, la libertad para vivirla. Se gana y se pierde, se sube y se baja, se nace y se muere. Y si la historia es tan simple, ¿por qué te preocupas tanto?  No perdiste a nadie, el que murió, simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón. Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas, el bien es mayoría pero no se nota porque es silencioso, una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que le destruya hay millones de caricias que alimenta a la vida. Cuando un pueblo trabaja dios lo respeta. Pero cuando un pueblo canta, dios lo ama. Nacemos para vivir, por eso el capital más importante que tenemos es el tiempo, es tan corto nuestro paso por este planeta que es una pésima idea no gozar cada paso y cada instante, con el favor de una mente que no tiene limites y un corazón que puede amar mucho más de lo que suponemos.

Ama hasta convertirte en lo amado, es más, hasta convertirte en el amor. De mi madre aprendí que nunca es tarde, que siempre se puede empezar de nuevo; ahora mismo le puedes decir basta a los hábitos que te destruyen, a las cosas que te encadenan, a la tarjeta de crédito, a los noticieros que te envenenan desde la mañana, a los que quieren dirigir tu vida por el camino perdido. Ahora mismo le puedes decir basta al miedo que heredaste, porque la vida es aquí y ahora mismo. Vive de instante en instante, porque eso es la vida. No te sientas aparte y olvidado, todos somos la sal de la tierra.  En la tranquilidad hay salud, como plenitud, dentro de uno. Perdónate, acéptate, reconócete y ámate. Recuerda que tienes que vivir contigo mismo por la eternidad.

 Si estás atento al presente, el pasado no te distraerá, entonces serás siempre nuevo. Tienes el poder para ser libre en este mismo momento, el poder está siempre en el presente porque toda la vida está en cada instante. ¡Pero no digas no puedo ni en broma, porque el inconsciente no tiene sentido del humor, lo tomará en serio, y te lo recordará cada vez que lo intentes! No te quejes, recuerda que naciste desnudo, entonces ese pantalón y esa camisa que llevas, ya son ganancia. Cuida el presente, porque en él vivirás el resto de tu vida. Libérate de la ansiedad, piensa que lo que debe ser, será, y sucederá naturalmente.

Quizá el mayor desafío del ser humano en los albores del tercer milenio sea constatar que no estamos solos, que compartimos universo. Nos encontramos en la más preciosa aventura jamás vivida: la suerte inmensa de reunirnos, festejar, reír y materializar, desde nuestra individualidad, un universo de colaboración entre sus seres, quienes, gobernados desde nuestro universo interior, vivimos el sueño de ser amor universal. Nacemos para vivir, por eso el capital más importante que tenemos es el tiempo, es tan corto nuestro paso por este planeta que es una pésima idea no gozar cada paso y cada instante, con el favor de una mente que no tiene limites y un corazón que puede amar mucho más de lo que suponemos.

Un día la pregunté a la Madre Teresa: ¿ Cuándo descansa?. A lo que ella me respondió: Yo descanso en el amor. Le dije, ¿ Madre, cuál es el lugar del hombre?. Donde su hermano lo necesita. Ella, la Madre, a la que nunca le escuché hablar de política, un día le pregunté por qué? Me dijo: Yo no puedo darme el lujo de la política, una vez estuve 5 minutos escuchando a un político y en ese tiempo se me murió un viejecito en Calcuta. Una señora al ver como la Madre Teresa curaba a un leproso se atrevió a decirle que ella no haría aquello por ningún dinero en el mundo. Y la Madre le respondió: “ Ni yo tampoco; esto lo hago por amor.”. Cada vez que yo entraba a la casa de la Madre Teresa, sentía que Dios recién había salido.

De mi madre aprendí que nunca es tarde, que siempre se puede empezar de nuevo; ahora mismo le puedes decir basta a los hábitos que te destruyen, a las cosas que te encadenan, a la tarjeta de crédito, a los noticieros que te envenenan desde la mañana, a los que quieren dirigir tu vida por el camino perdido. Ahora mismo le puedes decir basta al miedo que heredaste, porque la vida es aquí y ahora mismo. Vive de instante en instante, porque eso es la vida. No te sientas aparte y olvidado, todos somos la sal de la tierra. En la tranquilidad hay salud, como plenitud, dentro de uno. Perdónate, acéptate, reconócete y ámate. Recuerda que tienes que vivir contigo mismo por la eternidad. Si estás atento al presente, el pasado no te distraerá, entonces serás siempre nuevo. Tienes el poder para ser libre en este mismo momento, el poder está siempre en el presente porque toda la vida está en cada instante. ¡Pero no digas no puedo ni en broma, porque el inconsciente no tiene sentido del humor, lo tomará en serio, y te lo recordará cada vez que lo intentes!

No perdiste a nadie: El que murió, simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además, lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón.»

– De la cuna a la tumba es una escuela; por eso, lo que llamas
problemas, son lecciones.

– No hay muerte… hay mudanza. Y del otro lado te espera gente
maravillosa: Gandhi, Miguel Ángel, Whitman, San Agustín, la Madre
Teresa, tu abuelo y mi madre, que creía que la pobreza está más cerca
del amor, porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas y nos
aleja, porque nos hace desconfiados.

–  No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano,
cuando en el mundo hay cinco mil seiscientos millones. Además, no es
tan malo vivir solo.

– Yo lo paso bien, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer y
gracias a la soledad me conozco…… algo fundamental para vivir.

– No caigas en lo que cayó tu padre, que se siente viejo porque tiene
setenta años, olvidando que Moisés dirigía el Éxodo a los ochenta y
Rubinstein interpretaba como nadie a Chopin a los noventa, sólo por
citar dos casos conocidos.

– No estás deprimido, estás distraído. Por eso crees que perdiste
algo, lo que es imposible, porque todo te fue dado. No hiciste ni un
sólo pelo de tu cabeza, por lo tanto no puedes ser dueño de nada.

– La vida no te quita cosas: te libera de cosas… te alivia para que
vueles más alto, para que alcances la plenitud.

– Haz sólo lo que amas y serás feliz. El que hace lo que ama, está
benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar,
porque lo que debe ser, será y, llegará naturalmente.

– No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor.
Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible y sin
esfuerzo, porque te mueve la fuerza natural de la vida, la que me
levantó cuando se cayó el avión con mi mujer y mi hija; la que me
mantuvo vivo cuando los médicos me diagnosticaban tres o cuatro meses
de vida.

 

 

 

 

 

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