Salud y Bienestar

Capítulo VI – Toque Teórico sobre Sexología

Se llama relación o acto sexual, hacer el amor, coito, o cohabitación, a la unión de los órganos sexuales cuyo fin biológico último es la reproducción, pero que en nuestra moderna cultura humana se acepta como un fin en sí, vinculado al amor y a la felicidad..

En nuestra época contemporánea con el principio del libre acuerdo de las personas responsables, todas las formas de sexualidad que puedan darse entre los seres humanos;

el coito normal
la masturbación,
la homosexualidad,
el transvestismo,
las relaciones prematrimoniales,
ciertas formas de prostitución,
relaciones orosexuales,
relaciones anales,
todas las posiciones sexuales,
formas leves de sadismo y de masoquismo, libremente consentidas, que no lleguen a causar daños trascendentes.
y las relaciones entre personas pertenecientes a diferentes categorías sociales.

La enorme mayoría de los seres humanos las han practicado o han soñado con hacerlo, a menos que pertenezcan al reducido grupo de los sometidos a las presiones ideológicas de cualquier naturaleza.

En una conferencia que dictara el autor sobre sexualidad uno de los presentes preguntó que era lo que estaba permitido en la relación sexual.

– Todo lo que sea libremente consentido, fué la respuesta.

Un miembro de una secta religiosa extremista, cuando tuvo ocasión de hablar a solas con el conferencista, le señaló que no estaba de acuerdo con la fórmula.

– No olvide Ud., que existe demasiada gente lujuriosa.

Es de preguntarse que significado tiene hoy el término lujuria, si es que conserva alguno.

El último tabú que aún perdura oficialmente en la sociedad es el incesto.

Las grandes responsabilidades, que jamás serán excusables en la vida sexual, son las de no prevenir los embarazos no deseados, realizar conductas sexuales contra la voluntad del otro, la transmisión de las enfermedades venéreas y la violación de normas aceptadas en la sociedad, por ejemplo la fidelidad conyugal..

Las ideologías, cuando se han transformado en instituciones de poder, han dejado de vivir solamente dentro del corazón del hombre y se han transformado en una estructura, han tomado su fuerza de la represión de ciertas funciones naturales, siendo, en todas las culturas, las más afectadas las concernientes al sexo. Y tanto, que la palabra tabú, ha sido tomada del lenguaje polinesio.

El matrimonio, o la familia, o la pareja estable en comparación con la vida individual y aislada presentan un balance diferente, tanto en lo concerniente a la vida material como la emocional.

En la primera se trata de un vivir cooperativo, que disminuye gastos y permite una división de roles que facilita las tareas cotidianas.

Pero son más importantes las diferencias en el campo del mundo interior. Las tres emociones básicas, el amor, la agresión y la depresión, son más intensas y más vivas. Se ama más, se odia más y se sufre más en el seno del grupo. Es lo que sucede en los pueblos llamados primitivos cuyo goce de vivir es más pleno a causa de que la más intensa emotividad, los acerca más a la naturaleza y por tanto podría afirmarse que se encuentra más cerca de la felicidad.

La razón, en el humano más desarrollado, controla esas emociones e integra la existencia con una sumación de progreso, pero también tensiones, y fatigas.

La vida interior armónica del hombre contemporáneo debe contener un equilibrio entre su emotividad, que lo acerca a la plenitud de la naturaleza y la racionalidad que lo transforma en civilizado y culto.

Existen tres elementos que suelen ir juntos, aunque no necesariamente; la función sexual, la reproducción y el sentimiento del amor.

En los animales, el amor comprende solamente un breve período, el del celo. El sexo en ellos es natural y se sucede normalmente por la reproducción.

En el humano, que es en único que presenta el amor en su forma más compleja, la correlación entre los tres elementos teóricamente se reúne en una forma ideal. Se supone que los un hombre y una mujer se aman, y realizan el sexo a partir del cual se origina un embarazo y nace un hijo. Ciertas ideologías suponen que esta unión debe durar toda la vida.

Pero en la realidad esto suele suceder sólo al principio de la relación de pareja, siempre que ésta se haya unido por amor. Durante todo el resto de la vida conyugal, el amor se va amortiguando, para ser sustituído gradualmente por sentimientos de afecto, camaradería y compañerismo. El sexo se realiza, a medida que pasa el tiempo, cada vez con menos pasión y frecuencia, y los embarazos se planifican hasta que finalmente se evitan por completo, cuando se ha cumplido el plan de la familia.

Puede existir el orgasmo sin la relación estable de pareja.

La prostitución es universal y conocida desde los más remotos tiempos. No en vano se la ha llamado “la profesión más antigua de la humanidad“.

En el varón se denomina actividad sexual, como propuso el informe Kinsey, la simple polución nocturna que se presenta en los hombres jóvenes, que no tienen posibilidad de satisfacerse con una mujer.

Lo mismo ocurre con la masturbación.

Existe un sexo sin amor ni reproducción, que se ha denominado, en nuestra época “sexo al paso”, es decir, el encuentro casual y único de dos personas que se sienten físicamente atraídas.

Sexo y reproducción, sin amor, se ven cuando, después de un contacto ocasional y carente de todo proyecto de pareja, un hombre y una mujer cohabitan surge un embarazo y la mujer continúa sola el destino de su maternidad.

Esto tiene lugar a través de una violación, o por la curiosidad de la mujer, o el afán del varón de embarazar una mujer más o de ésta por cumplir con un destino sociológico de maternidad, como se ve en nuestras niñas de las clases marginales

En la pareja que consulta por conflictos, se afecta casi siempre la relación sexual.

Y en los polos extremos del sexo en el conflicto de pareja se pueden ver;

A. La cesación de la actividad sexual.
B. El sexo insatisfactorio, aún patológico.
C. El sexo normal, satisfactorio, a pesar de la conflictiva interpersonal.

A. Cesación de la actividad sexual. En uno de nuestros casos, en que el marido se opuso a que la mujer culminara su carrera universitaria, el desentendimiento entre ambos lo llevó primero a él, a padecer de eyaculación prematura, y a ella de frigidez. Como ambos persistieron en su incomunicación, se suspendió totalmente la vida sexual.

Hay cesación de la vida sexual por causa de la edad. Los sexólogos han establecido que el varón, a los 65 años de edad, es impotente en el 25% de los casos, a los 70 en el 50% y por encima de los 75, en la totalidad. No obstante se han visto hombres potentes y aún fecundos en edades que sobrepasan los 90.

Hoy, nuevos recursos sexológicos, que a veces requieren una intervención quirúrgica, permiten alcanzar la erección y la eyaculación en personas por encima de las edades señaladas.

Otros matrimonios, aún jóvenes, han renunciado de común acuerdo, tácito o explícito, a la vida sexual y siguen conviviendo, en algunos casos con relaciones extramatrimoniales y en otros casos sin ellas.

B. El sexo insatisfactorio y aún patológico. Es el que se ve con más frecuencia.

Naturalmente, (aunque no forzosamente)todo conflicto en la relación de pareja se acompaña de alguna forma de disfunción sexual.

La impotencia en todos los casos y la frigidez en una mayoría, trastornan y pueden dañar la relación hasta causar la separación.

Hasta hace una sola generación, los problemas sexuales no tenían solución médica. Ciertas prostitutas lograban éxito en la recuperación de algunos de sus clientes, y es posible que las soluciones médicas se hayan fundado en la experiencia de algunas de ellas.

En 1948, un equipo encabezado por el zoólogo Alfred C. Kinsey publicó un libro titulado “Conducta sexual del varón” que fué el primer intento de investigar la sexualidad masculina en una forma rigurosamente científica. Se conoció popularmente como “El informe Kinsey”.

Brindó un conocimiento estadístico de la sexualidad de 10.000. varones blancos y norteamericanos, asegurando el más absoluto secreto profesional, libre de toda clase de prejuicios ideológicos o religiosos.

Hasta entonces, la literatura sobre sexología, o era fantasía, religión, o exotismos de cualquier naturaleza.

Los prejuicios de la época determinaron que este libro se prohibiera en su propio país de origen, los Estados Unidos, mientras en el resto del mundo era un best- seller. Algunos de los datos sobre sexología que figuran en este libro han sido tomados del Informe Kinsey.

En 1970, dos investigadores norteamericanos, trabajando en la ciudad de San Luis, uno de ellos médico ginecólogo, William H. Masters y la otra psicóloga clínica, Virginia Johnson, publicaron un libro titulado “La inadecuación sexual humana.”

Por primera vez en la historia de la humanidad se publicó un libro basado en exhaustivas investigaciones científicas, y, lo que es más aún, brindó procedimientos terapéuticos que, a partir de entonces libraron a la humanidad de los sufrimientos sexuales originando una nueva especialidad de la medicina, la sexología.

Los autores contrajeron matrimonio y posteriormente se divorciaron. Esto agrega un toque de romance a las austeras historias de la ciencia.

El libro de Masters y Johnson está escrito en un sobrio estilo científico. En declaraciones a periodistas los autores declararon que esta sobriedad había sido intencional, para evitar que el público hiciera un mal uso de los conocimientos ven él expuestos.

Pero un periodista, Nat Lehrman, publicó un libro titulado “Las técnicas sexuales de Masters y Johnson” (Editorial Granica) que ofrece estos conocimientos en estilo de divulgación, es decir, para todo público.

Su lectura es recomendable para todos aquellos que tengan problemas sexuales o que se interesen en el tema.

Las técnicas de Masters y Johnson son muy importantes para nuestro tema, que no se encuentra totalmente incluído dentro de la sexología pero que inevitablemente la comprende.

Trataban a sus pacientes en equipo, ofreciendo para la asistencia la ventaja de la visión masculina y la visión femenina conjuntas del problema. Esta forma de trabajo en equipo sería ideal para esta especialidad.

Y además comenzaban por reuniones con ambos, clarificando los problemas psicológicos que pudieran darse entre ellos. Era una verdadera terapia de pareja por una pareja.

Pero se dedicaron exclusivamente a los problemas sexologicos, por su especialidad ginecológica.

En la modesta opinión del autor, les hubiera correspondido ser galardonados con el premio Nobel.

Describieron cuatro tipos principales de disfunciones sexuales; dos en el varón y dos en la mujer.

1. La impotencia masculina.
2. La eyaculación precoz.
3. El vaginismo.
4. La frigidez.

Para citar un hecho histórico sobre la importancia de las disfunciones sexuales, recordemos el caso de Luis XVI, último rey de Francia antes de la Revolución Francesa.

Como personalidad era un tímido. Su afición artesanal era la relojería.

La noche de su matrimonio con María Antonieta, hija del Emperador de Austria escribió en su diario íntimo «Nada».

Padecía de hipospadias, trastorno anatómico congénito que comprende la disminución del tamaño del pene junto con la desembocadura de la uretra por detrás del glande en lugar de hacerlo por su vértice.

La consumación del matrimonio llegó muchos años después de la boda.

Mientras tanto, cuentan algunos historiadores que María Antonieta posiblemente había tomado un amante, el conde sueco Fersen. Esto, junto con probables problemas de personalidad, la hizo odiar por el pueblo de Francia, que la llamaba, despectivamente “la alemana”

¿Cuanta influencia tuvieron estas desdichas sexuales de Luis XVI en aquella su debilidad de carácter que llevó a la caída de la monarquía y a su propio ajusticiamiento?

Imposible decirlo, pero sin duda fueron un factor importante..

Podría hoy escribirse, recordando a lo que se dice de Cleopatra;

– Si la sexualidad de Luis XVI hubiera sido más normal, la historia de la humanidad hubiera sido diferente.”

Algunas nociones básicas sobre sexología resultan imprescindibles para nuestro tema.

1.La impotencia masculina puede ser de origen orgánico o psicológico.

La primera por motivos de edad o por enfermedades, sobre todo endócrinas, de las cuales la principal es la diabetes.

La enorme mayoría de las restantes, en los jóvenes, son de origen psicológico, a causa de experiencias negativas, ideologías represivas o por condicionamientos explicables por la escuela conductista.

Una película francesa de la preguerra, se titula “¿Tiene Ud. algo que declarar?”

Describe un matrimonio que va a pasar la primera noche de su luna de miel a bordo de un lujoso ferrocarril. Cuando están a punto de consumar el acto sexual, son interrumpidos por un agente aduanal que, al atravesar una frontera se dirige hacia la puerta cerrada del compartimento con la expresión que le da el título a la película. A causa del trauma se origina una impotencia del marido, cuyas peripecias son el argumento de la película.

El autor recuerda un paciente que lo consultó a principios de los años setenta.

Un buen muchacho, maestro, muy luchador, tenía una novia a la cual amaba profundamente. Pero, habiendo sido de educación muy religiosa, una impotencia le impidió consumar el acto.

No hubo otro remedio que despedirlo reconociendo que la ciencia no tenía en aquel momento recursos para ayudarlo.

Poco tiempo después llegó a conocimiento del autor el libro de Masters y Johnson. Gracias a él, la pareja pudo tratarse y contraer matrimonio.

Pasados muchos años, el autor fué detenido en la calle por un hombre joven, ya de aspecto respetable, que le agradeció efusivamente el haberle brindado su felicidad matrimonial y su primer hija que en aquel momento era ya una adolescente.

Las parejas cuyo problema es la impotencia masculina no suelen consultar directamente al consejero. Van al urólogo o al sexólogo.

2. En cambio, la eyaculación precoz se encuentra presente con toda frecuencia en nuestros pacientes. Es el trastorno masculino más frecuente en los problemas de la relación de pareja.

Su nombre es también su descripción. Es la eyaculación que aparece antes de tiempo, privando a ambos participantes de la satisfacción sexual completa.

3. Frigidez. Es el trastorno sexual más frecuente en la mujer. Comprende, desde la absoluta indiferencia hacia el acto sexual, hasta la dificultad de lograr el orgasmo. En la mayoría de los casos es de origen psicológico, sintomático de puritanismos religiosos, traumas sexuales o de problemas de pareja. Hace un par de generaciones era aceptado pasivamente por la mayoría de las mujeres, como síntoma de la sumisión sociológica de su sexo para aquella época. Hoy se considera un trastorno y debe ser tratado.

En el siglo pasado, en Francia, los sacerdotes estaban autorizados a conceder a las prostitutas relaciones sexuales mercenarias, siempre que éstas no se concedieran el goce del orgasmo.

Por determinantes psicológicas o culturales, se puede ver en parejas que disfrutan de excelentes relaciones en todos los demás aspectos.

4. El vaginismo es un trastorno muy poco frecuente, de motivos psíquicos u orgánicos, donde los músculos de la zona genital de la mujer se encuentran tan contraídos, que hacen imposible la penetración del pene en la vagina.

C. No hay una correlación paralela entre sexología y relaciones personales en los problemas de la relación de pareja. Hay casos, como hemos visto, que a pesar de la disfunción sexual la pareja funciona satisfactoriamente y otras, por el contrario, donde uno de los dos, generalmente ella, declara enfáticamente;

“Es lo único que nos marcha bien.”

EL MOMENTO ADECUADO DEL COMIENZO SEXUAL.

¿ Cual es el momento ideal del comienzo del sexo ? ¿ Cual es la mejor primer oportunidad para el comienzo sexual ?

Con toda frecuencia las parejas cometen errores en esta elección.

Sería difícil precisar con exactitud el momento ideal. Pero se puede disminuír los riesgos de esta elección partiendo de los extremos nocivos.

En nuestra búsqueda del momento ideal del comienzo de la vida sexual podemos comenzar, más que intentando dar con toda precisión en el blanco, alejarnos de los extremos.

El momento ideal se encontrará en algún punto entre el demasiado temprano y el demasiado tarde.

El primer demasiado temprano, es el sexo inmediato, al paso, a poco más del primer contacto.

Es el tiempo de los animales en celo, y el tiempo de las prostitutas.

Los animales normales tienen siempre un lugar y un tiempo precisos de apareamiento, realizan fórmulas de cortejo, y con frecuencia los machos luchan por lograr la preferencia de las hembras. Nunca el sexo entre ellos es inmediato. Está precedido por una selección del tiempo, del espacio, de situaciones hormonales de ambos sexos, y por el poder del macho que ha demostrado ser más apto.

El humano, en nuestra época, ha transformado esta demora en tiempo cero. Fuera de la prostitución, muchas parejas de jóvenes inician las relaciones sexuales a pocos momentos de su primer conocimiento. Esto es demasiado temprano. No puede llamarse sexo sino simplemente orgasmo.

El otro extremo es el opuesto. La dilación del sexo hasta la realización de todos los trámites que llevan a la formación de la familia y los cumplimientos de todos los requisitos exigidos por el Estado y la Iglesia. Todo eso significa una mutua excitación permanente y un debilitamiento de la pasión sexual que puede conducir a la impotencia y la eyaculación precoz en el lecho conyugal.

Entre esos dos extremos se encuentra en de aquella pareja que se conoce, experimenta atracción personal recíproca y planifica racionalmente su futuro. Este no tiene por qué ser necesariamente la pareja conyugal, ni la programación de hijos, ni cualquier clase de arreglo material y económico.

Puede perfectamente el acuerdo del puro sexo, del sexo más amor, de ambos más la pareja estable y en el máximo el proyecto de una familia duradera con hijos. Pero en todos estos casos tiene que haber, junto al sentimiento del amor un proyecto existencial y racional.

En las condiciones actuales de la humanidad, es irresponsable el sexo por la mera atracción sexual, sin una programación racional, inteligente, y teniendo en cuenta todas las circunstancias que lo rodean; el amor, el embarazo, la protección de las enfermedades venéreas y la repercusión que el conocimiento del hecho pueda tener en las personas que constituyen el mundo social.

Entre los inmensos errores que se competen en la vida amorosa se encuentra aquel que comienzan así;

1. Tuvimos que casarnos porque estaba embarazada.

2. Me casé para salir de casa.

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