Salud y Bienestar

Capítulo XIII – No estés demasiado disponible

La descripción de este caso se dividirá en tres partes. La primera se presentará bajo forma de diálogo, que tiene lugar durante una consulta psiquiátrica. La segunda, la aplicación de un ejercicio puente, el que se describirá en el momento de su aplicación. La tercera describirá el consejo psicoterapéutico.

La paciente es joven, dulce, agradable, con aspecto humilde. Se viste con cierta modestia, y quizá también con cierto desaliño, teniendo en cuenta que se trata de una jovencita. Pasa por el pensamiento del médico la inevitable reflexión de que si se arreglara y se maquillara mejor sería atractiva y hasta llamativa. El interrogatorio comienza por ser rutinario.

– ¿Cómo te llamas ?
– Marga.
– Que edad tienes ?
– 20 años
– ¿ Donde vives ?
– En Prados del Este
– ¿ Trabajas ?
– Sí, por ahora soy secretaria en una compañía transnacional.
– ¿ Por qué por ahora ?
– Porque pronto quiero seguir continuando mis estudios
– ¿ En que carrera ?
– Economía.
– ¿ Necesitas trabajar ?
– En realidad no, pero quiero ahorrar algún dinero.
– Naturalmente que eres soltera.
– Sí, así es.
– ¿ Con quien vives ?
– Con mis padres y una hermana menor.
– ¿ De que edad ?
– Ella tiene 17 años.
– ¿ De que trabaja tu papá ?
– Es comerciante
– ¿ Se llevan bien con tu mamá ?
– Sí, muy bien. Todos nos llevamos bien en la familia
– ¿ Eres religiosa ?
– Me bautizaron católica. Creo en Dios, pero no confío mucho en los curas.. Mis padres sí que son muy creyentes. Me mandaron a una escuela de monjas.
– ¿ Son venezolanos ?
– Mi padre sí. Mi mamá es italiana y vino muy chiquita a Venezuela. .
– ¿ Vas a misa ?
– Rara vez.
– Bueno, cuéntame que es lo que te trae acá.
– Me recomendó una amiga que tuvo un problema parecido al mío.
– Sí, ya la recuerdo. Había dejado a su novio.
– No, el novio la dejó a ella. Y a mi también el mío.
– ¿ Ese es el motivo de tu consulta ?
– Sí, doctor. Sufro mucho. Lloro a menudo y tengo ganas de llorar ahora mismo. Vivo llamándolo por teléfono pero siento que él me rechaza. Estoy segura que tiene otra. Y cuando salimos lo único que quiere es tener relaciones sexuales.
– ¿ Y tú te sometes ?
– No tengo otro remedio.
– Creo que sí, que tienes otro remedio.
– ¿ Cual es ?
– Decir que no.
– No puedo, doctor. Lo quiero demasiado.
– ¿ Eres adicta al amor ?
– ¿ Como los alcohólicos, que no pueden pasarse si beber ?
– Sí, asi mismo.
– (Riendo). Sí, me parece que sí, que estoy adicta a su amor.
– Cuéntame algo de tu vida.
– ¿ Que quiere que le cuente ?
– Todo. Desde tu nacimiento. ¿ Hay enfermedades importantes en tu familia ?
– No que yo sepa. Por lo menos en mi casa. No sé que es lo que pueda haber sucedido en Italia en la familia de mi madre.
– ¿ Has tenido alguna enfermedad física ?
– Enfermedades no, pero de pequeña fuí muy debilucha. Siempre tenía que estar en manos de médicos.
– ¿ Te consintieron mucho ?
– Sí, hasta el día de hoy.
– ¿ Más que a tu hermanita ?
– Más que a ella. Porque es muy independiente, y rechaza a los que vienen a hacerle una caricia. Mis primos la llaman abrojo porque no se la puede tocar. En cambio yo vivo siempre en brazos de mi papá.
– ¿ Fuiste buena estudiante ?
– Sí, bastante, mi promedio era 8 en 10. Me gusta el estudio, pero mis padres piensan que es mejor que me case, como hicieron ellos.
– ¿ Y por qué no seguiste estudiando ?
– Primero porque conocí a mi novio y me enamoré tanto que ya no podía pensar en otra cosa. Sólo veía a través de los ojos de él.
– Cuéntame la historia de tus amores.
– Lo conocí en una fiesta en la casa de una vecina. Estaba bailando con otra. Yo no le podía quitar los ojos de encima. Claro que él se dió cuenta. Creo que cuando me invitó a bailar casi me desmayo. Fué un flechazo.
– ¿ Y él ?
– Al principio me demostró a mi lo mismo que yo sentía por él. Pero después que tuvimos relaciones sexuales vi que empezaba a enfriarse.
– Cuéntame como fué lo de las relaciones sexuales.
– Yo era virgen. El es mi primer novio. Cuando estábamos solos nos besábamos apasionadamente. Una vez, cuando mis padres salieron de casa con mi hermana y yo sabía que iban a demorar en volver lo llamé por teléfono y el vino enseguida. No le cuento lo demás, pero él al principio fué muy apasionado.
– ¿ Disfrutas en el acto sexual ?
– Rara vez. Pero me hace feliz verlo disfrutar a él. Vivo mi vida sexual con mucha verguenza. Debe ser por la forma en que me han criado, tanto mi mamá como las monjas. Creo que a mi papá le importaría menos. He escuchado que tiene por fuera del matrimonio una mujer con hijos. Son mis hermanos, pero yo no los conozco.
– ¿Como te previenes del embarazo ?
– No me cuido
– ¿ Y él ?
– Tampoco.
– ¿ No tienes miedo ?
– Sí, tengo mucho miedo. Una vez creí estar embarazada y me angustié bastante, pero después me vino la menstruación.
– Suceda lo que suceda en esta relación tienes que aprender a cuidarte. Sería una tragedia en tu familia que tuviera un hijo fuera del matrimonio
– ¿ Y como tengo que hacer ?
– Exígele a tu pareja que use preservativo. Con eso también te cubres del riesgo del SIDA.
– Pero me da verguenza pedir eso.
– Dos veces has usado la palabra verguenza. Pero por encima de ella tienes que aprender a defenderte a ti misma. Eres tú la que va a quedar embarazada. Cuéntame otras cosas de ti.
– ¿ Que más quieres que le cuente ?
– Además del trabajo, y tu casa ¿ que otras cosas hay en tu vida ?
– ¿ Por ejemplo ?
– Amistades, hobbies, paseos, lecturas, cine, bailes, familiares.
– Me temo que no haya nada de eso. Me cuesta salir. Soy muy penosa.
– ¿ No tienes amigas ?
– Tengo una sola, que es una vecina. aquella en cuya casa conocí a mi novio. Nos conocemos desde la infancia. Pero sus padres están divorciados, vive sola con su mamá y es muy amargada. No le gusta salir. Se pasa la vida viendo televisión. La invito a cualquier cosa, y primero dice que sí, pero después se arrepiente.
– ¿ Y tus compañeros de trabajo ?
– Me llevo bien con todo el mundo. Pero no me invitan ni yo los invito a ellos. Además en casa no hacemos fiestas.
– ¿Te gusta leer ?
– Sí, bastante.
– ¿ Y que lees ?
– Alguna revista de las que compra mi mamá. La prensa.
– ¿ Libros ?
– Una vez leí una novela de Rómulo Gallegos. Me gustó.
– ¿No volviste a buscar ninguna novela del mismo autor ?
-No.
– ¿ Has leído algún otro autor ?
– Sí. García Márquez y Dostoiewsky. También leí a Herman Hesse. Me gusta la ciencia-ficción. He leído muchas novelas de Ray Bradbury. Pero mi familia no me alienta. En mi casa no hay más libros que los de contabilidad del comercio de mi papá.
– ¿ Vas al cine ?
– No tengo con quien ir. Mis padres no van y mi amiga no quiere.
– ¿ De que conversabas con tu novio ?
– Primero de lo mucho que nos queríamos. Después de lo mucho que lo quería yo a él. Una vez le vi en la camisa una mancha de rouge, pero no me atreví a decirle nada. A veces no tengo de que hablar con él, y me temo que se aburra. Se va pronto.
– ¿ Quien decide las cosas que se hacen ?
– – ¿ Cuales ?
– Adonde salen. Con quien se encuentran
– Naturalmente que él.
– ¿Nunca te opones ?
– No. ¿ Por qué me iba a oponer ?
– Te contestaré después. Ahora te voy a pedir que me llenes un ejercicio.

El ejercicio puente es un recurso que es a la vez diagnóstico y terapéutico. Cuando existen dificultades en la relación de pareja, cuando la comunicación no es abierta o cuando los protagonistas son muy diferentes entre sí, permite, en primer lugar que cada uno de ellos conozca los rasgos del otro y en caso de caracteres disímiles, estimula el diálogo.

Lo denominamos puente porque, a lo largo de la hoja, se establecen tres columnas. La central (el puente) contiene el tema que se haya elegido. En el caso de este ejercicio, los temas han sido preparados por el médico. El ejercicio puente que hemos denominado “Evaluación del sentimiento amoroso” el texto se ha preparado previamente. Es el modelo que figura en la hoja siguiente. La respuesta que Marga brindó al ejercicio puente figura a continuación.

EJERCICIO PUENTE.
EVALUACION DEL SENTIMIENTO AMOROSO.

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Se hacen dos evaluaciones. Una, la cuantitativa, se realiza a través de números.

Lo más señalado es la suma total. En ella se atribuyen, en sentimientos positivos hacia él, 31 puntos, en un máximo posible de 35, en comparación con lo que se le atribuye a él hacia ella, prácticamente el mínimo, 8. El mínimo atribuido a él en cada respuesta tiene solamente una excepción, el deseo de estar físicamente juntos, que ascendía a 2, lo cual por otra parte no es demasiado.

Estos números no deben ser considerados con exactitud matemática. Sería mejor describirlos como indicadores numéricos, con un valor de señalamiento más que de una medición exacta.

Pero la diferencia entre las cifras es extrema y permite afirmar – lo cual por otra parte no es una novedad- que ella se sentía mucho más enamorada de él que él de ella.

El análisis cualitativo, dependiente de los subrayados, también arroja enseñanzas significativas.

La relación física, como corresponde a esa edad, fué la subrayada en su totalidad. Y es lo que más los une a ambos, a pesar de la relativa frigidez de ella.

Demasiado a menudo, en el sexo, el hombre busca el orgasmo y la mujer se complace con el orgasmo del hombre. Pero sería aventurado afirmar esto de manera radical en la mujer contemporánea.

El subrayado a la respuesta 3, señalando el hogar, es una prueba de cual es el centro del mundo de esta muchacha. No ha tenido otro que no sea el de su familia. Ello la convierte, inevitablemente, en una en dependiente del hogar y a la maternidad. Con eso llenaría toda su vida. Pero de esta manera, también, su esposo la terminaría encontrando aburrida y poco interesante, como ya está sucediendo con su pareja actual.

El subrayado a la pregunta 6, otro amor, reitera la concentración de la emotividad de la paciente hacia el sentimiento del amor. Otros sentimientos no aparecen en su respuesta.

La existencia de signos de interrogación atribuidos a ambos en la pregunta 7, y la falta de subrayados en cualquiera de sus ítems señala que “las otras cosas de la vida” no existen para ella. No resuenan en su mundo interior ni la vocación, ni la profesión, ni el dinero, ni el trabajo, ni es capaz de concebir otros.

Y en cuanto a las afinidades solamente señala la amistosa. Posiblemente los términos intelectual, espiritual y valores, no figuren en su repertorio, a pesar de ser una lectora inteligente.

¿ Podría considerarse a esta paciente como padeciendo de un nivel mental bajo ?

De ninguna manera. Posiblemente sea todo lo contrario.

Su diagnóstico es cultural, no personal. Su padre es comerciante. No hay varones en la familia. Su madre es una mujer que vive solamente para la domesticidad. No hay libros en su casa. Nadie se ha preocupado en inculcarle intereses de crecimiento y mejoramiento personal. Los padres son pudientes, y es posible que, de no mediar ningún acontecimiento deplorable en su existencia, ella pudiera vivir sin trabajar el resto de su vida.

Sus notas en el estudio han sido altas. Es la tercera de una clase de treinta.

Ha leído algún buen libro, lo ha comprendido, se ha interesado, pero careció del estímulo o de la inspiración necesarias para continuar explorando en el campo de la lectura.

Su personalidad pudiera ser descrita como tímida, inhibida, sumisa, baja en autoestima o intrapunitiva. Cada escuela de psicología tiene su propio lenguaje para designar a aquellos que en la lucha por la vida no saben valerse suficientemente por sí mismos.

Fué educada en un hogar donde solamente percibió dos parámetros de la convivencia; el amor en el seno de la familia y el confort. Por eso no se supo aprender a defender contra la agresividad, la competitividad, las manipulaciones y la crueldad que existen en la vida. Seguramente, si se le mencionara la “jungla del asfalto ” no sabría interpretar la expresión, como no lo hizo con términos como intelectual, espiritual y valores, que le pasaron desapercibidos.

En este ambiente le llegó la pasión sexual y fué total, arrolladora. Tanto que su novio sintiéndose dueño absoluto de la situación, se sintió colmado y corrió a buscar otras conquistas.

Estas son las reflexiones que tienen lugar mente de un psiquiatra. Quizá podrían tener lugar públicamente en un ateneo profesional.

Pero en este caso el diálogo exterior tuvo que ser terapéutico y adaptado, más que a la verdad psicológica, a las necesidades presentes de la paciente y a su posibilidad de captar los hechos.

Puede haber comenzado estudiando entre ambos la evaluación, a través de un diálogo que, si se aceptara, podría parecerse a la mayéutica socrática.

– ¿ Que te parece este resultado ?
– ¡Dios mío, parece que lo quiero demasiado !
– ¿ Y que más ?
– Que estoy demasiado pendiente de él.
– ¿ Algo más ?
– Parece que en mi vida no existen otras cosas, como las que Ud. propone en el cuestionario.
– Y quizá suceda que esa carencia de otras cosas es lo que hace que tengas demasiado energías disponibles que vuelcas en él. ¿ Alguna vez te dió por negarle algo ?
– ¿ Que por ejemplo ?
– Podría ser el sexo.
– No, pudiendo yo, no.
– ¿ Y si pudieras y no lo hicieras ?
– Sería una mentira
– Pero podría ser una mentira en legítima defensa.
– ¿ Como es eso ?
– La legítima defensa es una forma de agredir para defenderse de una agresión que parte del otro. Lamentablemente creo que hasta ahora has jugado el papel de víctima.
– ¿ De víctima ?
– Sí, has brindado todo tu amor y no has recibido lo mismo.
– Es verdad. Pero no sé que otra cosa hacer.
– Es cierto. En tu vida no has aprendido otra cosa que amar. Y el que ame demasiado está condenado a estar sometido al otro.
– Pero creo que en el amor de verdad, ambos se conceden en su totalidad el uno al otro.
– Déjame agregarte que ese es el amor ideal; en el amor real, aquel que se entrega demasiado termina estando sometido al otro.
– ¿ Y entonces que hay que hacer ?
– Fortalecer la propia personalidad.
– ¿ Como ?
– Te voy a hablar de ti. En realidad no has tenido, en tu vida, más experiencias que la de una familia bien avenida, ordenada, y has sido especialmente querida por tu padre. Sólo te enseñaron el amor, la familia y el hogar. ¿Quieres un ejemplo, en tu propia casa, de alguien que sabe manejarse de otra manera ?
– Ya lo sé. Mi hermana.
– Tienes razón. Ella es más independiente. Tu padre te prefiere a ti, pero en la vida amorosa de tu hermana es posible que se enamoren de ella y ella se tome la libertad de elegir a su pretendiente. Y como ya te he dado un ejercicio, te voy a dar una hoja informativa sobre el amor.

La paciente recibe la hoja titulada

LO QUE EL AMOR ES Y LO QUE EL AMOR NO ES.

1. El amor no es eterno.

2. El amor no es perfecto.

3. El amor no es total.

4. El amor no es único

5. Quien desee gozar de los deleites del amor tiene que estar dispuesto s sufrir por amor.

6. Se encuentra estadísticamente demostrado que el promedio de las penas de amor dura seis meses.

– Ah, aquí dice que está demostrado que las penas de amor duran un promedio de seis meses.
– Así es.
– Entonces, como ya van dos, solamente me faltan cuatro.
– Esta reflexión parece demostrar que ya no te desespera tanto la idea de perderlo. Todos podemos cambiar. Para quien la palabra le resulte demasiado fuerte, podemos decir modificar.
– ¿ Como me puedo ayudar, doctor ?
– Uno de los recursos es que durante un cierto tiempo utilices mi ayuda. Seré tu bastón hasta que puedas andar por ti misma. No te llevará demasiado tiempo.
– ¿ Y el otro ?
– Te invito a que la próxima vez me traigas por escrito tu biografía.
– Lo haré, me gusta escribir.
– También te sugiero a que pienses con que otras cosas puedes llenar tu vida
– Estudios, amigos, libros. ¿ Y algo más ?
– En tus relaciones con tu novio te voy a dar una fórmula que me ha dado buen resultado en más de un paciente
– ¿ Le parece, doctor, que puedo invitar a mi novio a que venga a hablar con Ud.?
– No, no sería estratégico. El se encuentra en posición de poder y probablemente no acceda y te diga que estás trastornada.
Lo primero es fortalecer tu personalidad. Creo que tienes un buen nivel mental como para lograrlo.
– ¿ Y mientras tanto que hago con él ?
– Aprende a decir que no. No estés demasiado disponible.

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