Salud y Bienestar

Libro ‘Mi Marido Bebe Demasiado’: Capítulo VIII

LA ENFERMEDAD ALCOHÓLICA.

        Hasta la cuarta década de este siglo, la adicción al alcohol era considerada como un pecado o como un vicio.

        El pecado era,  una violación a la ley de Dios o de la iglesia.

        Ciertas sectas cristianas  conservadoras, del grupo de las protestantes, prohiben toda bebida supuesta excitante; el té, el café y, naturalmente, el alcohol.

        En cambio, la palabra vicio no es de origen religioso. Describe un problema de conducta dependiente de la propia moralidad del ser humano,  en la  que éste, incurre por una perversión de su voluntad. La palabra vicio se aplicaba a las drogas, al tabaco, y  a trastornos específicos de la conducta como el juego. También se denominó vicio a la masturbación.

        Hoy, la palabra pecado se utiliza cada vez menos. En la mayoría de los casos se ha sustituido por el concepto de enfermedad.

        Una enfermedad se puede definir en base a tres conceptos.

        1. Es un trastorno, una anormalidad,  de las funciones  de la vida del individuo. 

        2. Ese trastorno le impide vivir adecuadamente.

        3. No depende de su voluntad.

        En el caso del alcohol,  difundido en todo el mundo existe una ingestión normal, que se suele denominar con el nombre de  ingestión social.

        Pero, cuando este beber social se extrema en cantidad y en calidad hasta el punto de que la vida de la persona se trastorna, se dice que se encuentra enfermo.

        Esta enfermedad es incontrolable por la voluntad.  Así se consideraba en el pensamiento centrado en los términos de pecado y vicio. Pero no es que el enfermo alcohólico no quiera dejar de beber, es que simplemente no puede.

        La lógica y la razón, propias a todos los seres humanos sanos, se han pervertido en él para sustituirse por algo que se denomina la “mentalidad alcohólica” .

        Precisamente, lo que dicen los enfermos alcohólicos, en función de esta  “mentalidad” es

        Yo tengo  voluntad y dejo cuando quiero.

        No, no cuentan con su voluntad, por lo menos para esos fines. La palabra voluntad en boca de un enfermo alcohólico es el comienzo de un error o de una mentira deliberada.

        El alcohólico es un enfermo, de acuerdo a las mismas pautas que rigen el funcionamiento del cuerpo de un canceroso, un diabético o un fracturado. Padece de  un trastorno del funcionamiento normal de su organismo, que le impide vivir normalmente  y su voluntad es impotente para sobreponerse a él.

        En un próximo capítulo presentaremos detalladamente las «Fases de la  enfermedad alcohólica». Fue el trabajo pionero de un distinguido médico, Elvin M.  Jellinek.

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