Salud y Bienestar

Libro ‘Mi Marido Bebe Demasiado’ Capítulo XIX

Alcohólicos Anónimos

Sin la menor vacilación, es posible afirmar que el mejor recurso de que dispone la humanidad para luchar contra la plaga alcohólica es la institución conocida con el nombre de Alcohólicos Anónimos.

Nació en los Estados Unidos en la década de los años 30 y después de un breve período de latencia se expandió por el mundo entero con tal vigor, que a fines del siglo XX se encuentra presente prácticamente en el planeta entero y cuenta por lo menos con dos millones de afiliados activos. Su historia es la siguiente.

Una persona, nacida en los Estados Unidos, conocido universalmente con el nombre de Bill, puede describirse a los siguientes rasgos.

1. Era un hombre profundamente religioso.

2. Había sido sumamente rico.

3. Era un enfermo alcohólico.

4. Había despilfarrado una fortuna a causa de su enfermedad.

5. Luchó denodadamente contra ella.

Por ser un hombre religioso buscó en las distintas sectas tan frecuentes en los Estados Unidos, una solución a su problema. No lo encontró, pero gracias a esa búsqueda, la institución que había de crear había de quedar impregnada de un permanente fervor teológico. En este trabajo entenderemos religión como la devoción por un valor superior, en este caso la salud.

Pero a lo largo de su incesante búsqueda descubrió un hecho. Que cuando tenía deseos intensos de beber, y se encontraba con una persona a la cual podía expresarle su necesidad, y compartir con ella sus experiencias y desdichas, dejaba de experimentar esa necesidad imperiosa .

Y un día, encontrándose en una ciudad para él desconocida hasta entonces, sintió el deseo de beber. Aplicando su experiencia anterior, preguntó si en el lugar había algun bebedor. Le dijeron que sí, que se comunicara con el Dr. Bob.

Así lo hizo. Se le informó que Bob era un médico. Al principio supuso que era un experto en alcoholismo, pero se equivocó. Bob, aún siendo médico era, al igual que él, un enfermo alcohólico. Se pusieron a conversar y no tuvieron ya necesidad de beber. Aplicaron el procedimiento durante muchas reuniones y llegaron a configurar un pequeño grupo que reuuniéndose periódicamente logró detener en ellos el avance de la enfermerdad.

Un día un periodista tuvo noticias de la existencia del grupo. Lo estudió a fondo y publicó un libro que se denominó Alcohólicos Anónimos, que durante mucho tiempo fué un best- seller. Se tradujo a numerosos idiomas y aún hoy sigue vendiéndose. Y su importancia fué tal que promovió un movimiento que se iba a extender por todo el mundo, en una extraordinaria promoción que prosigue continuamente.

El movimiento se organizó y estructuró. Una de sus sabias adquisiciones fué su nombre. Dado que la palabra alcohólico es estigmatizante, un insulto que en lenguaje médico significa lo mismo que borracho en lenguaje popular, se atemperó con el adjetivo de Anónimos.

El alcohólico es un ser humano que ha resuelto sobreponerse al estigma de su enfermedad, y se declara como tal, pero además es anónimo, es decir que no se identifica por su apellido.Y el anonimato tiene otra consecuencia, positiva. Impide que, aunque parezca paradojal, el enfermo no se aproveche de alguno de los que se han denominado los “beneficios secundarios” de la enfermedad y que no haga alarde de ellos.

Alcohólicos Anónimos ha publicado una extensa literatura, que se reparte gratuitamente o a precio de costo. Ha organizado una verdadera Biblia, fruto de compilación de cantidad de folletos sobre el tema, claramente explicados. Ha creado una serie de doce pasos y de doce tradiciones, que se pueden aplicar en todas las sesiones y a lo largo de toda la vida del enfermo alcohólico.

Es una institución que se financia a sí misma y no acepta donaciones que puedan afectar su autonomía e independencia. Cultiva una serie de ritos análogos a los de cualquier religión. Jamás se ha podido acusar a ningun grupo de servir a otros fines que no sean los específicos.

Y ha avanzado mucho más. Ha creado grupos formados por aquellas otras personas afectadas por la plaga alcohólica. Uno de ellos está formado por las esposas de los enfermos, las segundas víctimas de la enfermedad. Y también por los hijos, sus otras víctimas.

Más aún, el concepto de Anónimos se promovió en el mundo entero. Hasta la fecha se conocen derivados de todos aquellos excesos que afectan al ser humano. Existen los Obesos Anónimos, los Narcómanos Anónimos, los Jugadores Anónimos, los Neuróticos Anónimos y seguramente otros, que han actuado sobre la sociedad con diferente éxito.

Cualquier persona, con curiosidad intelectual y espíritu de servicio, podrá tener una excelente experiencia existencial concurriendo a una reunión de AA.

Nadie le preguntará nada al visitante. Nadie le exigirá nada. Si se ofrece a brindar algún aporte económico cuando se pase el cepillo, no se le aceptará, como no se acepta de nadie que concurra por primera vez. No se le preguntará su nombre completo. Si se siente impulsado a darlo, solamente se consentirá que diga su nombre de pila y la inicial de su apellido.

Se invita a los concurrentes por primera vez a volver cuando lo deseen.

Si el visitante es un alcohólico ninguna experiencia en la vida le será más útil. Si es un familiar, quizá encuentre en el grupo una ayuda que haya buscado incesantemente durante mucho tiempo. Y si simplemente es un ser humano curioso, difícilmente encontrará un grupo que cultive mejor los más altos valores de servicio de la humanidad.

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