Salud y Bienestar

Libro ‘Mi Marido Bebe Demasiado’: Capítulo XVI

Lo dejaré mañana

Este título es el mismo que el de un libro en inglés titulado “I’ll quit to-morrow”.

Se trata de una frase que con toda frecuencia expresan los enfermos alcoholicos cuando son acosados por sus familiares, amigos o cualquier clase de allegados. Claro que ese mañana no llega nunca.

Llama la atención que es la misma frase que se utiliza en Alcohólicos Anónimos cuando al terminar su exposición, hacen su promesa; “por veinticuatro horas no bebo.” Ambos contienen una postergación por un período limitado y razonable; una es para bien.La otra es para mal. El mismo instrumento puede ser utilizado con fines opuestos.

El libro citado fué escrito por un pastor protestante norteamericano que era un enfermo alcohólico.

Un día se reunió su familia, un grupo de amigos, y lo presionaron para que abandonara el alcohol. Gracias al procedimiento se recuperó, y decidió divulgarlo escribiendo un libro.

Esta técnica puede ser utilizada para muchos pacientes. Se trata de ejercer presión moral para que el enfermo se abstenga de tomar alcohol.

Claro está que no es fácil en todos los casos. Muchos alcohólicos han llegado a tal nivel de degradación que han quedado solos en el mundo. Las únicas relaciones que les quedan son sus cómplices en el beberaje, que se apoyan los unos a los otros para continuar en su adicción.

En otros casos, solamente les queda una esposa abnegada, o algún hijo o hija animados de altos sentimientos filiales. En estos casos no existe con quien constituir un grupo de presión constituído por diversas personas.

Pero en familias bien constituídas, armónicas, numerosas, formadas por personas de buen nivel moral o intelectual, o simplemente unidas por estrechos lazos de afecto, el intento puede hacerse.

El médico tiene que ser el estratega de esa lucha. Debe seleccionar bien sus fuerzas. Tiene que adiestratlos para esa guerra contra la enfermedad, que en general no dura más que una sola batalla.

El líder principal suele ser la esposa.

Si no es ella, puede ser alguno de sus hijos, animados de un afecto particular hacia su padre o que gocen de una personalidad especial.

Muchas de las personas de su grupo, padres, hermanos, parientes en segundo grado, personas significativas de su mundo laboral o profesional, o miembros de Alcohólicos Anónimos, pueden participar en este grupo de rescate.

Todos tienen que estar bien preparados. No puede haber en la unidad del grupo la menor fisura. Debe ser descartado quien tenga dudas sobre el concepto de enfermedad, lo atribuya a cualquiera de las causas con las cuales se excusa la bebida, o fanáticos de cualquier tipo de sectas que intenten explicar la totalidad de los problemas del universo por un solo motivo, sea la religión o las luchas sociales o políticas de clase.

Tampoco pueden participar en el grupo personas afectadas por problemas emocionales, demasiado sensibles o de personalidad frágil.Se identifican con el problema y lo utilizan para sus propios fines. Utilizan la reunión para un intento de terapia personal.

La temática tiene que ser precisa y categórica, ensayada como una presentación de ventas.

La afirmación básica tiene que ser que el paciente se encuentra enfermo. Utilizamos a veces la metáfora de la posesión diabólica, que se describe en otra parte de este libro. Se está luchando contra un diablo que ha dominado el cuerpo de la persona. El paciente se encuentra dividido en dos. Una parte sana que es capaz de recuperarse y una parte enferma que lucha por continuar en la adicción.

Las perspectivas a largo plazo se presentarán como esperanzadoras. Se destacan los hechos positivos del paciente; el afecto que ha despertado en su familia, su hogar, sus capacidades intelectuales, su posición económica, su edad.

Gracias a todos estos elementos positivos se ofrece la esperanza formal de una recuperación. Lo que se intenta con esta reunión es que esta se logre pagando el menor precio posible, que el paciente no necesite llegar a tocar fondo y que toda su vida no termine convirtiéndose en un fracaso.

Se señalan también los costos que han habido hasta ahora debido a su adicción. Las pérdidas de dinero, de empleos, sus divorcios, el alejamiento por parte de algunas personas, y sus enfermedades físicas.

Cuando se logra la aceptación del enfermo, todo tiene que estar previsto para la consolidación del logro. Es el momento de fortalecer el tratamiento.

Se establecerá un programa de entrevistas con el médico. Se pondrá bajo la responsabilidad de la esposa la administración de los medicamentos. El Alcohólico Anónimo quedará a cargo de la responsabilidad de acompañarlo al grupo.

Se señalarán penalidades. La hospitalización será prevista e en caso de recaída . Y se pacta con la esposa de que en caso de recaída se iniciarán los trámites de separación o de divorcio.

Un ejemplar de este texto se le entregará en la sesión. Y el paciente sabrá que todo su caso ha sido conocido y previsto

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