Salud y Bienestar

Los morrales y la espalda de los niños

La prevalencia de dolor en la columna vertebral entre niños y adolescentes se cifra entorno a un 20%. Es decir, uno de cada cinco jóvenes consultará a su médico o pediatra por dolor en la espalda durante su crecimiento.

Además, durante los últimos años se ha ido incrementando de forma considerable el número de consultas al traumatólogo por dolor de espalda entre los jóvenes. Por ello, constituye un serio problema para la población y un gasto sanitario nada desdeñable.
 
La edad en la que se producen los problemas de espalda en los jóvenes es habitualmente durante la pubertad, es decir entre los 10 y 12 años en las niñas y los 13 a 15 años en los niños. Durante esta época de la vida se producen cambios hormonales que afectan al hueso; un mayor crecimiento de todo el esqueleto y, además, durante esa época de la vida el propio hueso tiene un importante componente cartilaginoso en su interior que le hace muy susceptible a lesiones por sobrecarga.
 
 En la actualidad, la causa responsable del dolor de espalda en los adolescentes, así como del aumento de su frecuencia, no es del todo conocida. Lo que sí se sabe es que existen una serie de factores que se han relacionado íntimamente con el dolor de espalda en jóvenes, como el peso que soportan en la espalda por llevar las mochilas escolares; el cambio en el estilo de vida representado por el abuso del sedentarismo, que impone sobretodo la utilización excesiva del ordenador personal o de las consolas de videojuegos; y la adopción por el niño de posturas claramente inadecuadas en sus actividades cotidianas.
 
Se ha estudiado ampliamente durante la última década la influencia de las mochilas en el dolor de espalda y cuál sería el peso ideal que deberían de llevar. Existe cierto consenso en la literatura médica con que el peso máximo que debe tener una mochila no debe sobrepasar del 10 al 15% del peso corporal del niño. A partir de ese peso se ha comprobado que puede existir dolor en la espalda. Sin embargo, este peso ideal no se cumple en la mayoría de los casos, especialmente en los sujetos más jóvenes, que cuantitativamente portan el mismo peso, puesto que llevan prácticamente los mismos libros que sus compañeros de mayor edad.
 
Sobre qué tipo de mochila escolar es mejor no existen estudios que comparen el efecto sobre la columna vertebral de los distintos diseños. Las mochilas con ruedas son las menos perjudiciales para la espalda, cuyo único esfuerzo es tirar de ellas, pero prácticamente sólo la utilizan los niños de menor edad. Es decir, la forma de llevar la mochila por los jóvenes viene impuesta por la moda existente. De esta forma, las mochilas de tirante único (tipo petate) son las que se asocian en mayor frecuencia con el dolor vertebral cuando se han comparado con las de doble tirante de apoyo sobre los hombros.
 
El peso de la mochila en la espalda propicia un cambio en la marcha y en la postura del adolescente. Para compensar el efecto del peso se produce una inclinación del tronco hacia delante, una inclinación de la cabeza y cuello hacia delante y un aumento de la lordosis lumbar. Este cambio en la estática corporal hace que finalmente se desarrolle una sobrecarga sobre la columna vertebral.
 

Por otro lado, no sólo influye el peso de la mochila, también interviene lógicamente la distancia que recorre el niño con el peso, así como la posición de la mochila en la espalda. A este respecto, las mochilas colocadas algo más bajas, a la altura de la tercera vértebra lumbar, parecen ser menos nocivas que aquellas que se colocan en el área dorsal, a diferencia de lo que se pensaba anteriormente.
 
 Además de las mochilas y el peso que llevan en su interior, la postura constituye otro factor de riesgo importante para el dolor de espalda. Aquí la escuela juega un papel importante, puesto que se ha demostrado la influencia del mobiliario escolar. Se ha comprobado que una silla y una mesa de altura inadecuadas condicionan una posición poco relajada para la espalda. Por ello, el pupitre se debería adaptar más a la altura del alumno que a su edad, aunque esto suponga una falta de uniformidad en el mobiliario dentro de la misma aula.
 
De igual forma, la disposición del aula y los métodos de enseñanza actuales, como la utilización de pantallas de proyección mal colocadas, hace que muchos niños requieran durante la clase inclinar de forma permanente el cuello y el tronco para visualizarla o seguir las explicaciones del profesor. En cuanto a la postura ideal para prevenir problemas de espalda en niños es importante evitar las posturas asimétricas.
 
Se debe limitar la posición de inclinación lateral del tronco, de forma que el hombro y la cadera de un lado queden más altos respecto del contralateral. Se debe evitar así mismo las posturas forzadas en cifosis dorsal, es decir, con inclinación excesiva de los hombros hacia delante, como ocurre cuando una persona se sienta en el suelo sin respaldo. Además, el tiempo máximo de estar sentado no debe superar los treinta minutos.
 
El niño debe sentarse tan pegado al respaldo como sea posible, con ambos muslos en contacto con el asiento y con ambos pies apoyados en el suelo. La altura ideal de la mesa de trabajo es aquella que permite el apoyo de los antebrazos sin inclinarse hacia delante. El tipo de colchón usado durante el descanso nocturno también puede repercutir de forma notable en el desarrollo del dolor de espalda.
 
La idea del colchón duro como una tabla para prevenir problemas de espalda ha quedado desechada. Se han realizado estudios comparativos con distintos tipos de colchones y se ha demostrado que los más adecuados son aquellos que se adaptan a la anatomía de la columna. Los que cumplen estos requisitos son los colchones viscoelásticos, ya sea naturales de látex o sintéticos de poliuretano.
 
Igualmente, la almohada debe tener un bajo perfil, de estos mismos materiales para que se adapten a la cabeza y el cuello durante el sueño. La actividad física ayuda sin duda a prevenir los dolores de espalda en los adolescentes. Se ha recomendado realizar al menos media hora diaria de ejercicio para mejorar el estado físico general del alumno y evitar la tendencia a la inactividad en este grupo de edad.
 
Los ejercicios de fortalecimiento de la musculatura del tronco y los deportes aeróbicos, como la natación, se han mostrado muy eficaces en la prevención y tratamiento del dolor de espalda. Existen experiencias piloto en colegios, similares a las escuelas de espalda de los adultos, donde se realizan de forma rutinaria ejercicios diarios de espalda en los descansos junto con información sobre higiene postural que están dado resultados muy alentadores en la prevención del dolor de espalda en niños.
 
Finalmente, las revisiones médicas escolares ayudan a identificar los problemas de espalda en los adolescentes. Estas revisiones rutinarias que se realizan en los colegios se han mostrado muy eficaces para diagnosticar de forma precoz problemas estructurales de la espalda, sobre todo aquellos relacionados con deformidades de la columna vertebral, como la escoliosis o la cifosis. Sin embargo, estas patologías no suelen ser desencadenantes de dolor en los adolescentes, de ahí la importancia de su descubrimiento temprano.

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