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Cáncer, un huésped que ella no esperaba en su vida y quiere erradicar

Seamos francos: nadie espera, y mucho menos desea, que a su casa venga a habitar el cáncer. Es un compañero que ninguna persona quiere hospedar en su vida. Pero sí, a veces llega, sin pedir permiso –en eso es un experto–, y transforma por completo –física, emocional y espiritualmente– a su anfitrión.

Cuando el cáncer vino a inmiscuirse en la vida de Ana Hernández, apareció como una simple pelotica en su boca. En principio se pensaba que era un tema que podía resolverse con algún tratamiento odontológico. “Parecía algo sin cuidado”, comenta su hijo Roberts González.

Pero no era tan “simple” como se creía. Cada día aumentaba el tamaño de la hinchazón, y tras varios exámenes se determinó que se trataba de un tumor. Para ser más específicos: un carcinoma escamoso de paladar duro. Esto compromete toda la zona maxilar de Ana, incluyendo sus fosas nasales y parte del labio superior.

El diagnóstico se supo en enero de este año. Inmediatamente, los familiares de Ana comenzaron todos los trámites necesarios para su pronta operación. Eso los llevó a estar durante tres meses en el Hospital Oncológico Padre Machado para elaborar los exámenes preoperatorios. “Sin embargo, la situación del centro médico va de mal en peor, y a pesar de que sus doctores se esfuerzan en prestar un buen servicio, la falta de insumos no lo permite”, comenta González.

El tratamiento para combatir al –nada amigable– compañero de Ana, implica la extracción de la zona centrofacial, incluyendo todo el maxilar, disección selectiva de su cuello, colocación de prótesis maxilofacial y reconstrucción inmediata con cirugía plástica.

Existe la posibilidad de que todo este procedimiento se lleve a cabo a través del sector público, pero el tiempo de espera es incierto, pues según explica el hijo de Ana, “cada vez se realizan menos operaciones, porque no hay con qué hacerlas”.

Y mientras están en lista de cola, el tumor crece sin parar. Es una opción poco viable para la familia, tomando en cuenta que Ana tiene tres meses sin poder respirar por la nariz y su dieta se basa exclusivamente en líquidos, lo que ha afectado notoriamente su peso corporal.

Así que decidieron tocar la puerta en la medicina privada, específicamente en la Policlínica Metropolitana, donde, en efecto, pueden hacer la intervención quirúrgica de inmediato. Pero el costo de la operación es excesivamente elevado: 65.129.581 bolívares.

Eso, ignorando la aclaratoria que hace la clínica: “El presente presupuesto ha sido elaborado basado en estadísticas de costos de procedimientos normales sin complicaciones y sin considerar las condiciones físicas propias y específicas del solicitante del mismo. Por lo tanto, estará sujeto a variaciones y cargos adicionales, atendiendo a las acondiciones médicas propias del paciente y los hallazgos, instrumentos e insumos adicionales requeridos que solo pueden determinarse en el momento de la intervención”.

Es por ello que, recientemente, la familia González Hernández abrió una campaña de crowdfunding en la página GoFundMe, con el fin de recaudar los gastos de esta costosa operación.

Mientras consiguen el dinero, Ana y su familia se aferran a la fe que tienen en Dios. Él los ha ayudado en todo este proceso. “Puedo decir que ahora mi mamá es una oidora profesional de prédicas y canciones cristianas”, declara Roberts.

Su confianza en Jesús le ha permitido sobrellevar esta prueba con la mejor actitud. Y como ella sabe que “al que cree todo le es posible” –bien lo dice la Biblia–, se mantiene confiada en que su entrometido compañero –el cáncer– ya debe ir preparando las maletas, porque tendrá que irse para no volver.}

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