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Con nuestro azul

Estamos en el Piamonte —en italiano Piemonte—. Región nordoccidental de Italia. Del latín medieval Pedemontium o Pedemontis, esto es “ad pedem montium”: “a los pies de las montañas.” En el Lago Maggiore, en la pintoresca Región de Los Lagos en Italia, entre las regiones del Piamonte y la Lombardía. Allí, ubicadas entre las ciudades de Stresa y Verbania, se encuentran algunas de las islas más hermosas de toda Europa: Las Islas Borromeas:  Isla Madre, Isla Bella e Isla de los Pescadores. Conocerlas es tarea fácil y divertida: basta con embarcar en una de las localidades en tierra firme más cercanas, como Stresa, Invra o Verbania, desde donde salen los barcos públicos que comunican los pueblos del Lago Mayor cada media hora. Este pequeño archipiélago está situado en el centro del Lago Maggiore. Varios vapores recorren los domingos el Lago, llevando de una isla a otra isla a infinidad de gentes de Turín y de Milán, que llegan en tren a estas márgenes encantadas. Lo cierto fue que en un abril nos vimos envueltos por la inconmensurable gracia de tan envidiable edén. Íbamos de manos del amor disfrutando del emporio floral que allí acampaba. El lago se dilata quince leguas de Norte a Sur. Sus aguas semejan bruñida lámina de plata. Las Islas Borromeas son tres mágicas naves en las que voluptuosa reina hubiese reunido todas las delicias de la tierra. La Isola Madre, la mayor del encantado archipiélago, con sólo un kilómetro de circunferencia, nos recibe con el escudo de armas del propietario, del conde Borromeo. Saltamos del bote y un jardinero vino a abrirnos. Entramos en la Isla cercada, amurallada. De repente nos recibe un bosque de laureles en medio del cual serpenteaba arrecifada cuesta. Apenas si atisbábamos a descubrir la bóveda celeste. Centenares de ruiseñores se ocultaban en las frescas sombras del aromático paraje. En poco más de media hora dimos la vuelta a toda la Isla y llegamos a la puerta por donde habíamos entrado. Saltamos al bote, y pusimos el rumbo a Isola Bella. El barquero nos fue dando noticias acerca del Archipiélago. Se sabía de memoria todo el Lago Mayor. Isola Bella e Isola Madre —nos decía— eran hace años dos áridas rocas completamente despobladas. En 1670, el conde Vitalio Borromeo las cubrió de tierra y construyó el palacio de Isola Bella y los jardines de una y otra isla. Desde este tiempo, todos los condes se han afanado por hermosearlas, trayendo a ellas plantas y flores de lejanos países y estatuas y cuadros de sus palacios de Turín y Milán. La belleza de Isola Bella es debida a un monumental palacio barroco y sus esplendidos jardines. Sobresale una especie de ciudad, con su iglesia, sus hoteles y su mercado. En referencia a los jardines, el más alto se halla a cien metros sobre el nivel del Lago Mayor, y en él, como en los demás, sobresale una

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