CONTRA/SENTIDO nueva fotografía venezolana

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El próximo domingo 6 de julio inaugura en la Sala Mendoza
contra/sentido nueva fotografía venezolana
Una muestra colectiva con quince artistas asociados tanto a la emergencia en el arte como a la utilización de la fotografía como soporte de sus propuestas

El próximo domingo 6 de julio a las 11:00 a.m. la Sala Mendoza inaugura contra/sentido nueva fotografía venezolana, una muestra colectiva que reúne a un grupo de artistas asociados tanto a la emergencia en el arte como a la utilización de la fotografía como soporte de sus propuestas.

Surge como colofón a un proceso de indagación que ha arrojado una suerte de inventario que pudiera llamar la atención sobre lo que se anuncia como la nueva fotografía venezolana: inéditos registros de creadores, en su mayor parte, recientemente incorporados a nuestro circuito artístico, con el propósito de documentar los plurales conceptos y reflexiones que se originan desde la práctica fotográfica.

Y es que bien podría afirmarse que la inmediatez y la versatilidad del medio, han sido una de las razones por las que una inmensa cantidad de artistas visuales venezolanos, desprovistos de talleres unos, nómadas otros, hayan elegido lo fotográfico como lenguaje. Ya no como fotógrafos en el término tradicional sino utilizándolo como medio de expresión y soporte para articular un discurso inclusivo que desborda el límite de las técnicas y los géneros.

La muestra verifica el desplazamiento de una actitud de representación formalista a priori hacia otras zonas donde la obra de arte se produce a partir de un juego de diversidad de opciones performáticas y narrativas. En las fotografías expuestas en contra/sentido no existen búsquedas hacia aspectos específicos del medio especifico, éste es usado para extraer e importar desde la subjetividad del artista de hoy, segmentos de una realidad que les es propia. Estos creadores no aspiran a la creación natural del sentido, por el contrario, sus indagaciones contradicen la racionalidad de los modelos preestablecidos; crean imágenes de reflexión y no para la mera contemplación estética.

contra/sentido reúne, bajo la curaduría de Ruth Auerbach, un conjunto de más de 60 imágenes de quince creadores -Muu Blanco, Angela Bonadies, Deborah Castillo, Nayarí Castillo, Jorge Domínguez Dubuc, Enrique Doza, Rosana Fernández, Jaime Gili, Beto Gutiérrez, Suwon Lee, Cipriano Martínez, Luis Molina Pantin, Luis Romero, Lisbeth Salas, Luisa Salazar- pertenecientes, en muchos casos, a la más reciente generación de artistas venezolanos. Explora un inventario heterogéneo de imágenes inéditas que no pretenden confinarse a una propuesta temática. Sin embargo, desde la perspectiva curatorial se han detectado dos argumentos que fundamentan una reflexión común y trazan posibles coordenadas de lectura: desde un extremo de esta vasta cartografía, se divisa el espacio público, cruzándose en distintas vías, ya sean contrarias o inclusivas, a otra infinita geografía, la esfera íntima del paisaje individual.

Y es que lo fotográfico ha habilitado el tránsito con la realidad, con la memoria, con el cuerpo; registra desde la experiencia individual, la exploración de múltiples referencias y narrativas asociadas a la identidad del sujeto, al paisaje y la ciudad como argumentos significativos. Los fotógrafos venezolanos actuales enfocan su objetivo hacia aspectos vinculados con la construcción de identidades, las obsesiones, las soledades, las idealizaciones, y la belleza vinculadas al espíritu epocal: el espacio público y el espacio de la intimidad, que entran en franca relación dialógica.

Así, más allá de grandiosas historias o maravillosas ficciones, todas las narrativas presentes en contra/sentido se concretan alrededor de estas estrategias. Por una parte, se ubican las narrativas que se refieren al yo y que negocian el espacio límite entre lo público y lo privado; estrategias que retoman el cuerpo como tema, por cuanto la fotografía es el medio y el lenguaje más eficaz para que el sujeto creador inicie la exploración de su propia identidad, ubicándose en el centro de la representación. Así, el artista se permite jugar los diferentes roles, y es particularmente en la escena íntima donde teatraliza lo esencial, el fundamento de sus obsesiones.

En este ámbito cobra también fuerza el argumento de la identidad que se desplaza por el espacio cultural al que pertenecemos; se nutre de nuestros deseos, nuestras aspiraciones, del pathos, muchas veces a contracorriente y en contradicción con lo que refleja nuestra imagen. ¿Cómo nos definimos? ¿Soy yo o me reconozco en el otro? ¿Soy lo que el otro quiere ver en mí o la suma de múltiples identidades cimentadas en un mismo cuerpo? Es por ello que el género del retrato -y asimismo el autorretrato- ampliamente utilizado por la práctica pictórica para representar nuestra imagen ha sido ampliamente abordado por el medio fotográfico, por su evidente condición de registrar la realidad.

En contra/sentido los autorretratos de Nayarí Castillo, Luis Salazar y Suwon Lee interpretan las diversas historias de autorreferencialidad y la proyección del sujeto desde la mascarada y el travestismo cultural. El retrato es abordado por Deborah Castillo como una teatralización de identidades ficticias y por Angela Bonadies como una coartada para desestigmatizar la textualidad de los nacionalismos. Como resultado de la negociación entre los diversos mapas de la memoria pública y doméstica Luis Romero registra fragmentos de esas realidades, y Lisbeth Salas retrata, en un proceso de documentación, el nomadismo y la movilidad social como uno de los recientes paradigmas culturales de la contemporaneidad.

En otro extremo, se ubican las reflexiones sobre la experiencia del individuo en geografías y territorios urbanos, rurales o naturales. Los artistas de hoy se enfrentan a las nuevas condiciones de la globalización: las movilizaciones, las migraciones, la hibridación cultural, la escenificación del espacio público, las nuevas ciudadanías, el hábitat transitorio, y la deconstrucción de identidades.

Los argumentos personales se cruzan indefectiblemente con los territorios locales, por cuanto entre la ciudad y su habitante existe un diálogo indiscutible, a veces genuino, otras hostil, a veces afectivo, otras perverso. En esta permanente y legítima transacción habita siempre la crítica no sólo del desplazamiento de los sistemas de representación contemporáneos sino de las múltiples y nuevas alteraciones de las identidades sociales que se traman en el paisaje urbano. Así como las ciudades se construyen asimilando diversas formas estéticas, sus habitantes son los productos de es
e cruce cultural.

En este sentido, las imágenes de Cipriano Martínez, José Antonio Blanco, Enrique Doza, Beto Gutiérrez y Rosana Fernández, focalizan los espacios urbanos como abstracciones del paisaje arquitectónico y como referencias históricas de una memoria híbrida y mestiza de la modernidad, que relaciona al sujeto con superficies habitables límites. Desde el territorio natural o rural, Jorge Domínguez Dubuc construye una metáfora sobre la identidad reforzada por las claves de las tradiciones constructivistas y del paisaje, y Jaime Gili invierte el concepto problemático de la relación hegemónica para reconocer el desplazamiento presente de la periferia como centro.

Finalmente, la serie de imágenes de Luis Molina-Pantin retratan el lugar donde se construye la memoria visual contemporánea. El archivo como metáfora es el reservorio de cultura, pero también de códigos y sistemas de interpretación de un tiempo.

contra/sentido inaugura el próximo domingo 6 de julio a las 11:00 a.m. y estará abierta hasta el 3 de agosto. La Sala Mendoza está ubicada en la Av. Andrés Bello, Edificio Las Fundaciones, PB, Local 10, Maripérez, Caracas, Venezuela. Teléfonos: 5717120 / 5741013. E-mail: [email protected]