Cultura

Antonio Briceño muestra la piel de Marte en la galería D’Museo

Una muestra en la que el artista venezolano Antonio Briceño convierte la superficie del planeta Marte en la piel del dios del mismo nombre, será inaugurada el domingo 5 de junio a las 11:00 a.m. en la Galería D’Museo del Centro de Arte Los Galpones, con unas 20 fotografías de formatos variables, que podrán ser apreciadas hasta el 3 de julio.

La piel de Marte es el título de esta exhibición conformada por obras creadas por Briceño a partir de fotografías de la superficie de Marte, obtenidas por las más recientes exploraciones de la NASA, e imágenes provenientes de sensores que registran diversas informaciones del planeta, según expresa la curadora e investigadora de artes visuales Katherine Chacón en el texto que acompaña la muestra.

“Las huellas de la catastrófica geología marciana son superpuestas digitalmente por Briceño en imágenes que reproducen fragmentos de estatuas clásicas del dios Marte, tomadas de la web de seis importantes museos”, explica la curadora,  “Los ricos tejidos texturales y juegos cromáticos obtenidos de los registros satelitales del planeta rojo, son trasladados, como pieles marcadas, al hermoso cuerpo del joven guerrero esculpido”.

A juicio de Katherine Chacón, estas imágenes hacen alusión a la violencia ejercida por el Marte arquetípico, generalmente representado como un joven alto, fornido y vigoroso, cuyo arrojo y su atractiva presencia –según enfatiza el relato mitológico– sedujeron a la bella Venus, llevándola a traicionar a su marido.

Briceño por su parte, considera que “la violencia deja huellas indelebles. No hay guerra pequeña. Ese es el campo del dios Marte, que ha habitado en nuestras mentes en forma de arquetipo desde que hemos dejado registro como especie”, según escribe en su texto sobre la muestra.

De igual forma afirma que la mitología corre paralela a la astronomía, y que cada vez vemos con más claridad las huellas de la violencia sobre el planeta Marte, el más parecido a la Tierra.

“Cráteres de impacto, abismos, dunas, grietas, deslaves, cañones y volcanes, con el Monte Olimpo coronado como el más alto del Sistema Solar (…) La Tierra, o más bien, nosotros, en nuestra propensión a la violencia tenemos un enorme parecido con ese mundo vecino. Marte se acerca y nos va revelando, como en un espejo, de qué está hecha su piel. Tal vez podamos comprender a tiempo, tras su contemplación, qué fuerzas descontroladas lo devastaron”, puntualiza el artista.

Nacido en Caracas en 1966, Antonio Briceño posee una importante carrera artística de más de dos décadas, durante las cuales ha exhibido sus fotografías en numerosas exposiciones, colectivas e individuales, en Venezuela, México, India, Nueva Zelanda, Suecia, Estados Unidos, Francia, y España, entre otros países. Ha sido merecedor de diversos reconocimientos, entre los que destaca  el Premio AICA 2011 como Artista Consagrado «por su sostenida trayectoria y aportes en la utilización de la fotografía como un medio para comunicar una poética que clama por el respeto al planeta, a sus pobladores y a las culturas».

El público tendrá la oportunidad de apreciar la más reciente propuesta de este artista a través de la exposición La piel de Marte, que se estará presentando del 5 de junio al 3 de julio , en la Galería D’Museo, ubicada en el Centro de Arte Los Galpones, avenida Ávila con 8va transversal de Los Chorros. El horario de exposición es de martes a sábado, de 11:00 a.m. a 6:00 p.m., y los domingos de 11:00 a.m. a 4:00 p.m. La entrada es libre.

La piel de Marte​

La violencia deja huellas indelebles. No hay guerra pequeña. Ese es el campo del dios Marte, que ha habitado en nuestras mentes en forma de arquetipo desde que hemos dejado registro como especie. La guerra nos acecha y consume en forma cíclica. La violencia explota con mil caras por todas partes. También en nosotros.

La mitología corre paralela a la astronomía y vemos, cada vez con más claridad, las huellas de la violencia sobre el planeta Marte, el más parecido a la Tierra. Cráteres de impacto, abismos, dunas, grietas, deslaves, cañones y volcanes, con el Monte Olimpo coronado como el más alto del Sistema Solar. Se presume que en ese pequeño planeta existió vida bajo otras condiciones. Pero todo lo que aparece a nuestra vista son heridas, restos de cataclismos sin medida erosionados incesantemente por vientos furibundos.

Las heridas son la consecuencia, pero también la causa de la epifanía de Marte. Se trata de un dios extraordinariamente emotivo e impetuoso, con vocación para perder las riendas, cuyas heridas están muy expuestas, aunque profundamente arraigadas. Como las nuestras.

La Tierra, o más bien, nosotros, en nuestra propensión a la violencia tenemos un enorme parecido con ese mundo vecino. Marte se acerca y nos va revelando, como en un espejo, de qué está hecha su piel. Tal vez podamos comprender a tiempo, tras su contemplación, qué fuerzas descontroladas lo devastaron.

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