Cultura

Los Hacedores de Dioses entre los Mayas

Entre los mayas   existían los hacedores de dioses o escultores, en ellos la  vinculación   entre lo estético,  lo  religioso y lo político  no se daba de manera tan estrecha como en los «pintores de códices» que  integraban la casta sacerdotal, según se extrae de fuentes como el testimonio de   fray Diego Landa (1524-1579).   Se establece así un alejamiento de los  escultores con respecto  a la fuente del  poder en la estratificada sociedad maya.  El `creador de dioses´ o `hacedor de dioses nuevos´, era un oficial o artista que estaba a disposición del templo y del pueblo, conocedor de los rituales para  crear imágenes divinas,   integrando un grupo humano  que asumía esta actividad como un modo de vida. Pero también  creaban  por encargos, que emanaban de las necesidades utilitarias y estéticas  de los diversos estamentos sociales.

“Los que querían hacerlo primero consultaban con al sacerdote y tomando su consejo iban al oficial de ellos, y dicen que siempre se excusaban los oficiales porque temían que ellos o alguno de sus casas se habían de morir o venirles enfermedad de muerte. Si aceptaban, los chaces (sacerdotes), que para esto también elegían comenzaban sus ayunos.”[1]

La demanda de  dioses e implementos rituales era  común en la sociedad maya, pues cada año se realizaban diversas ceremonias,  donde se renovaban o destruían esculturas de sacras, tal como se muestra en los testimonios de Landa sobre las fiestas a los cuatros Bacab, donde se hacían aproximadamente 10 deidades de barro con sus respectivos braseros, a lo cual habría que añadir  los dioses de los oratorios familiares, elaborados para rituales  sociales, de curación o fertilidad. Estos artistas  no sólo se dedicaban a realizar esculturas de  dioses, sino también de animales u otras piezas figurativas,  no con un sentido ritual  sino como una necesidad estética y  lúdica.

“Tantos ídolos tenían que aún no les bastaba  los de sus dioses; pero no había animales ni sabandijas a los que no les hiciesen estatua, y todas las hacían a semejanza de sus dioses y diosas. Tenían algunos pocos ídolos de piedra y otros de madera y de bultos pequeños, pero no tanto como de barro. Los ídolos de madera eran tenidos en tanto, que se heredaban como lo principal de la herencia.”[2]

Proceso Creativo del Hacedor de Dioses:

En el códice Madrid (98a, 97a, 97b, 98b) se muestran  láminas donde se describen   diversas etapas de la actividad creativa del tallador o escultor: desde el corte ritual del  árbol con un hacha de piedra  hasta  su transformación en  ofrenda.  Se distinguen distintos tipos  de hachas: de mango largo (98a) para cortar árboles, y de mango corto (95c, 96c) para tallar. Es necesario descartar  el simbolismo que rodeaba a los árboles entre los mayas y los diversos materiales de creación  como eran el barro, la piedra, las plumas, conchas, etc., que  se incorporaban  a las  piezas   elaboradas[3]. . Para acercarse al  simbolismo que rodeaba las herramientas creativas  como es el hacha     en este códice  se evidencia estrechos nexos con los dioses pluviales,  así en diversas escenas  las sostiene entre sus manos (2a, 2b, 6a, 6b, 15b, 17b, 16b, 333b). Su simbolismo  es reflejo de las manifestaciones uránicas que acompañan a la lluvia como son el rayo-trueno-relámpago, de allí que el acto de tallar o desbastar la madera tenga un carácter divino y de connotaciones  pluviales.

En las páginas del Códice Madrid se perciben diversos momentos del proceso creativo como son  las técnicas plásticas y  los instrumentos usados en esta labor. Destaca el tallado con hachas de piedras presentes en los personajes  de las páginas (95c, 96b, 98a y b). En estas imágenes los tallistas son pintados de perfil   en diferentes fases del proceso de tallar. En la página 95c, el  escultor sostiene entre  su mano izquierda   la talla de un rostro o máscara boca arriba  con los ojos cerrados,  sobre el que pende un hacha de piedra  entre su mano derecha, posición corporal similar  la de la lámina 96c en la cual se encuentra otra imagen en que se  desbasta la madera. Estamos ante  etapas diferentes de la acción de dar forma a  iconos; a través del    hacha  de piedra  que se muestran en las láminas 97b y 98b.

En la imagen 96c un tallista   toma  entre su mano derecha  una especie de sierra o cuerda,  con la cual pareciera   haces la abertura de la boca; y  en la página 99c  se presenta la acción de perforar de los orificios de   las fosas nasales con un objeto punzante.  En  las siguientes láminas de las  páginas  99b y 99c se  evidencia otro tipo de objeto punzante, que pareciera ser  un tronco o rama  con la que por frotamiento el artista  modela  o pule los ojos  de los dioses, esto también se observa en la página 101c.  Tenemos evidencias visuales del tallado por extracción de la madera de rostros, máscaras o bustos en el Códice Madrid, que también  podrían ser representaciones  de escultura  que se hacían en partes para ser ensambladas. Estas piezas se pintaban  y  cubrían de hule, cinabrio, chapopote u otra sustancia rituales tal como se observa en la página 62a, (CM) donde   se  observa un personaje de perfil sentado en cuclillas, sosteniendo un rostro con una mano, mientras que  con  la otra lo  pinta con un pincel chorreante.

Hemos destacado   diversa etapas del tallado de los dioses o de los mascarones de madera, donde  se involucran procesos, técnicas e instrumento diferentes.   Todos los tallistas representados en el códice Madrid excepto el de la imagen 65a, tienen en el rostro símbolos de deidades, lo cual suponemos se debe al carácter sagrado de esta acción creativa,  donde no  sólo se trataba de hacer una escultura, sino de  realizar un proceso ritual  creativo establecido, que terminaba con la ofrenda al busto divino o a la representación del dios, tal como se percibe al relacionar  la imagen 96c con la 97a.  En la primera escena un tallista sierra o lija la boca de una máscara o busto, y en la segunda este mismo personaje hace la ofrenda del rostro en un templo junto a otras ofrendas. Esto  muestra cómo en  ocasiones tanto la creación como la ofrenda la hacían el mismo personaje. Afortunadamente  el testimonio de fray Diego Landa  nos  permite acercarnos más al proceso ritual que involucra la creación estética de la talla de madera y que  podrían tener similitud con los rituales que se ejecutaban en la  creación de los códices. Landa el  legendario destructor de códices describe  algunas de las etapas rituales del proceso creativo, que tienen la estructura de un ritual iniciático, en el cual el  tallista debe morir a su condición profana para renacer a otro status existencial,   trascendiendo su condición humana. Sólo así podría recrear plásticamente  a los dioses    y materializarlos por su acción creativa, proceso al que fray Diego Landa  llama `criando dioses´, o `hacer dioses nuevos´. Este  es uno de los sentidos simbólicos de la purificación ritual  con  nubes de copal y cantos al espacio-tiempo, que se convertían en puente con lo sobrenatural y mutaba su hacer en un acción numinosa,   a través de la materia y  de los instrumentos de trabajo. El hacedor a su vez  invoca  la protección de las deidades protectoras o regentes propias de su actividad como era el Dios C. Los tallistas, y sus acompañantes debían realizar rituales también en su corporeidad,   transmutando de esta manera su condición profana, a través de técnicas extáticas como el ayuno, la abstención sexual, la soledad y el sangramiento; así   trascendían  su condición biológica para adentrarse en una dimensión extático-estética. Al terminar de cristalizar el artista su hacer debía descontaminarse, pues a través del acto creativo  podía llegar a poner en peligro su vida, debido a que  había  entrado en contacto con los dioses.

En la cita de fray Diego Landa se  muestra la relación  que había entre el  artista  y   quien pedía  en servicio su talento,  lo cual es indicativo del aprecio que se tenía a este trabajo. Así  quien deseaba ídolos  para templos, oratorios o  rituales se dirigía a los sacerdotes para pedirles en préstamo a sus oficiales y ayudantes, actividad    que era remunerada:

“Que los oficios de los indios eran olleros y carpinteros, lo cuales por hacer ídolos de barro y madera, con muchos ayuno y observancias, ganaban mucho…Van con mucho temor, según decían criando dioses. Acabados ya y puestos en perfección los ídolos, hacía el dueño  de ellos un presente, el mejor que podía, de ave y caza y de su moneda para pagar con él el trabajo de quienes habían hecho (los ídolos).” [4]

Entre las etapas descriptas por Landa del proceso creativo están: la consulta con el sacerdote, el contacto con el oficial o criador de dioses y los ayudantes sacerdotales que los acompañaban; los rituales de purificación como el tiznado de los participantes…; la búsqueda del cedro; la sacralización del espacio donde va nacer la deidad; la alimentación de la deidad y la realización de los  bultos para guardar las deidades; la purificación sacerdotal de la deidad creada; y la descontaminación ritual a través de la entrega y predicación del sacerdote a la excelencia de los` hacedores de dioses’. Haremos referencias a las etapas   previas al hacer, y a los momentos del ritual creativo propiamente dicho, tal como describe Landa:

“Una de las cosas que estos pobres tenían por más ardua y dificultosa era hacer ídolos de palo, a lo cual llamaban hacer dioses; y así tenían tiempo particular señalado para hacerlo, y éste era el mes Mol u otro,  si el sacerdote les decía que bastaba… Si aceptaban, los chacs (sacerdotes ayudantes), que para esto también elegían, comenzaban sus ayunos. En tanto que ellos ayunaban, aquel cuyos eran los ídolos, iba o enviaba al monte por la madera que siempre era de cedro. Venida la madera, hacían una casilla de paja, cercana donde la metían  y una tinaja para hacer a los ídolos y allí tenerlos tapados, según los fuesen haciendo; metían incienso para quemarle a cuatro demonios llamados Acantunes, que ponían a las cuatro partes del mundo… Y no habían de conocer a sus mujeres ni por pienso, ni aun llegar nadie a aquel lugar donde ellos estaban.”[5] (101-102)

La siguiente cita relata etapas posteriores a la creación caracterizadas con rituales de cierre o descontaminación:

“.., y los sacaba de la casilla (los ídolos) poniéndolos en otra enramada para ello hecha en el patio, en la cual los bendecía el sacerdote con mucha solemnidad y abundancia de devotas oraciones, habiéndose quitado primero, él y los oficiales el tizne, porque decían que ayunaban en tanto que hacían (los ídolos). Estando untado y echado el demonio como solían y quemado el incienso bendito, ponían (el ídolo) en un petaquillo  envuelto en un paño y lo entregaban al dueño, y él, con asaz devoción, lo recibía. Luego predicaba el  buen sacerdote la excelencia del  oficio de hacer dioses nuevos y del peligro que corrían quienes los hacían si acaso no guardaban  sus abstinencias y ayunos. Después comían muy bien y se emborrachaban mejor.” [6]

Estos testimonios evidencian que existían entre los mayas,  artistas consagrados a realizar tallas de madera, tanto para usos rituales como meramente estéticos, que formaban una capa social dedicada a estas labores creativas.

([1]) Landa, fray Diego., La Relación de las Cosas de Yucatán. Porrúa editores. México. 1986.p.101

([2] ) Landa, fray Diego., La Relación de las Cosas de Yucatán. Porrúa editores. México. 1986. p.48

([3] ) Thompson hace referencia a esta lámina y señala: “En el Códice Madrid está representada la talla de los dioses en las páginas 95 a 99 y en la 101 y la tala de los cedros,  uno de los cuales lleva el signo Ku o Kul que indica es un cedro, en la página 98a.”Thompson. Eric. Historia y Religión de los Mayas. Siglo XXI editores. México.1982.p. 239

([4]) Landa, fray Diego de, Relación de la Cosas de Yucatán. Porrúa editores. México. 1986. p.p39-72.

([5]) Landa, fray Diego de, .Relaciones de las Cosas de Yucatán. Porrúa editores. México. 1986. p.p 101-102.

(19) Landa, fray Diego de, Relaciones de las cosas de Yucatán. Porrúa editores. México. 1986.p.72

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