Luis Mille: Abstracción de la ingravidez
. “Este trabajo requiere de mucha interacción del espectador. Mientras la contempla, la pieza se activa y viceversa. Forma parte de planteamientos de espacio que he hecho en otras exposiciones: los flexocromos. En estas esculturas hay nuevas nociones de elementos, aunque hay otros que se mantienen, como lo expansivo y lo flexivo”. (LM)
Las esculturas de Luis Mille interactúan con el vacío, dialéctica que permite al público confrontarse a paradojas estéticas como el destacar que en el cosmos todo está íntimamente vinculado y la percepción de la realidad es relativa a un tiempo-espacio. Y que tras el continuo cambio, la esencia permanece inmutable. Como diría Heráclito de Éfeso (siglo VI a.c.) el río sigue siendo el mismo, a pesar de que sus aguas siempre fluyan. Así la escultura Vertical en Torsión, (2012) cambia ante cada nueva mirada tras el movimiento del espectador.
Escultura pública, monumental, en la que el color se convierte en protagonista, el amarillo la recubre y destaca el verdor de la naturaleza, creando un fuerte contraste visual, el rojo del anverso vitaliza al acero que a su vez genera una tensión dinámica con el paisaje, incorporado a la obra a través del vacío en su estructura. Este rasgo le transmite ingravidez, fragilidad y trasparencia al fundirse con el entorno natural de Naguanagua, en Valencia. La asimetría potencia el movimiento y un aparente equilibrio inestable. La escultura crea la ilusión de estar a punto de ser movida por las ráfagas de viento y convertirse en un fragmento que es arrasado por un soplo del cosmos. Metáfora de la situación existencial y precariedad del ser humano y de la civilización contemporánea, al enfrentarse a sus circunstancias.
Este destello de transparencia de amarillo y verdor, posee rasgos totémicos por el dominio de la verticalidad, la escala y la asimetría que le transmiten la sensación de un movimiento potencial envolvente, puente de una edad mítica que unió el cielo y la tierra. Esta dimensión sacra se refuerza por el entrecruzamiento en su estructura dominada por líneas verticales asociadas a lo uránico y las horizontales a lo telúrico.
El material estructural de estos volúmenes es el acero en ocasiones, que es trasgredido como una especie de trampa visual tridimensional en sus características, como son la opacidad, la dureza y su pesadez. Gracias a la tecnología desarrollada a raíz de la revolución industrial puede ser convertido en láminas de poco grosor, ser doblado, plegado, o cortado para transmitirle cualquier forma geométrica y darle una sensación de ductilidad, fragilidad y liviandad que no es propia de él, sino de otros materiales como el papel. Este rasgo es aprovechado por el artista y el arte contemporáneo al máximo, Luis Mille se afirma como parte de esta tendencia, por ser un buen dibujante y su admiración por el Kirigami. Se encuentra a su vez dentro del abstraccionismo geométrico, como del constructivismo con una búsqueda de resonancias cósmicas y organicista que en Venezuela tiene representantes del nivel de Víctor Valera ( 1927-2013), Pedro Fermín (1950), Carlos Medina (1953) , Asdrúbal Colmenárez (1936), Héctor Cavalieri (1969), Ingrid Lozano y Sidia Reyes (1957); en Colombia, Pedro Villamizar, en México Sebastián ( 1947) entre otros que han creado un lenguaje escultórico, capítulo fundamental de la historia del arte Latinoamericano. Muchos de ellos han tenido como punto de referencia al constructivismo, el abstraccionismo geométrico, la escultura inglesa, como la de Anthony Caro, Richard Serra, Lynn Chadwich y españoles universales como Pablo Picasso, Julio González, Eduardo Chillida y de tendencias como el constructivismo, etc. La escultura en acero se encuentra presente en casi todo el planeta, pues es uno de los materiales constructivos de mayor uso en la sociedad moderna y contemporánea. De ahí que sea omnipresente, encontrándose en carros, edificios, rascacielos, puentes, barcos y en obras paradigmáticas de la modernidad donde la ingeniera se muta en arte como son la torre Eiffel o los puentes colgantes de como el Golden Gate en San Francisco, USA.
El artista aprovecha la similitud formal que existe entre el papel y las láminas de acero, por ser ambos planas y rectangulares, para crear sus bocetos en este material. Esto es común en el trabajo de taller y experimentación de una corriente de escultores abstraccionistas y de otras tendencias. Pues permite ensayar los cortes, dobleces y repliegues que deben hacerse para lograr el volumen imaginado. En Mille las soldaduras que unen las láminas de acero o el aluminio, material también muy usado por el artista, se invisibilizan, que es un recurso expresivo de escultores. Pues el artista no desea que el espectador perciba el zurcido en fuego y sea percibida la escultura como una superficie continúa. De ahí la uniformidad del color o el tener en ciertas piezas superficies pulidas que reflejen la luz. Esto le transmite a la obra características simbólicas de espejo al otro ver su imagen reflejada en él y aceptar la verdad y la realidad, tal como se evidencia en el mito de Medusa en su enfrentamiento con Perseo. En la civilización occidental este mito se ha convertido en la metáfora de esta búsqueda que se centra en el espejo como recurso para reflejar lo que somos, que a su vez es metáfora filosófica del “conócete a ti mismo” propio de la mayéutica socrática.
El escultor convierte sus esculturas en formas que transmiten la ilusión de ingravidez y vuelo, a través de los puntos fuga que son una herencia de su afición por el dibujo, como ocurre en las Tensometrias, 2014 y en sus instalaciones escultóricas como Estructura en tensión, 2014. Sus formas pueden ser consideradas dibujos volumétricos, cuyo sustrato estructural en un primer momento es el papel. Esto determina uno de los rasgos del lenguaje escultórico del artista: el repliegue, y el doblamiento sobre sí mismo. En la Flexocromías de pequeño y mediano formato en aluminio esta dinámica asocia la forma a pétalos metálicos, sin llegar a ser una mimesis de lo natural. Así, en la Disgregación Azul, 2011 de mediano formato se crea una especie de prolongación tubular al plano escultórico que da ilusión de estar jugueteando con el viento, a su vez la obra posee un carácter más lúdico, reforzado por los dobleces de la base de la pieza y sus contrastes cromáticos.
. “Es muy participativa. Cuando las observas desde diferentes ángulos notarás que cada línea está en un punto particular con respecto a ti, pero están fugados a distancias, tal vez falsas, que son muy grandes y hacen perderte en el espacio y tiempo. Es una pieza para retar al espectador, para desubicarlo con respecto a cualquier elemento”. (Luis Mille)
En Tensometria, 2014 estamos ante un discurso visual en el que las proyecciones del volumen invaden el espacio y la forma pareciera desmaterializarse y flotar liberada de la gravedad. Estos rasgos acentúan el carácter lúdico de su lenguaje escultórico, que se inspira en el Origami, pues sus formas volumétricas son dobleces hechos experimentalmente en papel. También está presente en el Kirigami término que deriva de las palabras japonesas kiri, que significa cortar, y gami, papel. El kirigami tiene muchas variantes. Es milenariamente practicado en oriente para desarrollar modelos decorativos y artísticos. Estas son referencias del trabajo de taller del artista, de ahí la atmósfera oriental que emana su lenguaje escultórico, que crea una síntesis estética entre la civilización occidental y la oriental. Este rasgo es reforzado por el color, al crear tensiones cromáticas como son el rojo y el azul, el azul y el amarillo, el plateado y azul y el verde y gris que transmiten a sus piezas vibraciones energéticas. Esta dialéctica se muta en poiesis en la escultura Flexocromo Blanco, 2014 a través del juego entre lo cóncavo y lo convexo y gracias al blanco la obra pareciera lanzarse al espacio en forma de onda, para transmitir esa noción de que existimos en un universos rodeados de energías que no percibimos.
En las Flexocromos de pequeño formato la geometría del repliegue sobre sí, es más evidente la analogía con lo floral, a través de curvas donde el metal asume resonancias de vitalidad orgánica. Los enrollamientos crean una dialéctica que lleva al espectador a la interioridad, tal como sucede con los pétalos de las flores, creando una vegetación imaginaria, proveniente de otra dimensión como ocurre con la Flexocromo azul, 2015.
Se establecen así en las piezas de pequeño formato, conjuntos que convierten la abstracción geométrica en formas rítmicas donde la lámina de metal es burlada por la flexibilidad para crear curvas y replegamientos, creando una tensión entre la materia y el vacío. Las Flexocromo plateado, 2015 se transforma y pareciera que el volumen generar orbitas de los micro elementos vibracionales del átomo, ecos de los giros de la energía que existe en la estructura de la materia.
Este carácter se refuerza en las Tensometrias, por las guayas que las sostienen, semejan líneas que emanan de la masa sólida que flota en el espacio libremente cual puntos de fugas dibujados que parecieran desmaterializar la escultura. Líneas que también podrían interpretarse como energía que brota, rebota y retorna para nunca perderse sino transformarse. En esta serie el color no tiene el protagonismo de otras obras, pues el artista desea concentrar la atención del espectador en dos conceptos: la materia y el espacio, lo activo y lo pasivo, el yin y el yan.
En Estructura en Torsión, 2013 la ingravidez de la materia se convierte en un hecho estético, pues las guayas se invisibilizan en el espacio, creando la ilusión de que la escultura levitara. Destaca en ella, las partes externas pintadas de rojo, tonalidad que se aleja de la valencia simbólica de este color asociada a la violencia y la asimila a la vitalidad energética, más aún al ser contrastada con los azules que conforman el cuerpo interno de la pieza en estructuras con formas de ondas asimétricas. El material es humanizada y espiritualizada. Lo inusual de su forma le dan un clima de arqueología del futuro, abertura en el tiempo y el espacio donde el espectador pareciera estar ante vestigios de una civilización sideral desconocida.
En el Flexocromia Mesa, 2015 asume Luis Mille la recreación de un objeto cotidiano, mutado en arte. Convierte esta forma básica en fuente de inspiración para crear un obra donde lo utilitario se muta en un fin en sí mismo. En este sentido es un volumen penetrado por el vacío, donde las ondas le transmiten una flexibilidad ilusoria que relativiza la estructura. El color verde refleja la luz y hace rebotar la energía lumínica. El anverso es de un color opaco y pareciera absorber el espacio llevando al espectador a un abismo que transmite la sensación de paralizar el espacio-tiempo. Lo curvo y lo ondular de la parte superior se hace eco del espacio cósmico, que contrasta con lo lineal y lo angular de la base del soporte, transmitiéndole la noción de equilibrio y estabilidad, que es uno de los conceptos presentes en esta pieza. En el lenguaje plástico de Luis Mille estamos ante una poesía visual de las fuerzas que mueven el universo, en una síntesis formal que convierte el metal en paradójica belleza.