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Divagaciones sobre la alimentación y la medicina

(%=Image(4814930,»R»)%)Siempre es difícil el intentar entablar conversación con gente que tiene algo que vender en el sentido de una defensa al alimento alterado genéticamente o al FMI, o a la derecha y el capital.

Intercalo un par de comentarios personales. Después de todo, he criado cinco hijos, tengo 54 años, y he tenido cierto éxito en ese mundo del comercio, pero, a su vez, como abogado y como ser humano que vive —como decía José Martí— en las entrañas del monstruo, he visto ciertas cosas.

Soy vegetariana, no consumo alimentos artificiales, e intento no consumir nada alterado por manos científicas. No tengo ni colesterol ni presión alta ni ninguna de esas cosas tan comunes y tan modernas en este nuestro mundo de alimentación científica. Excepto mi hijo mayor, que tuvo apendicitis a los doce años, nunca tuve a un hijo ingresado en hospital, ni con medicamentos crónicos. Le saqué el cuerpo al uso de los antibióticos durante la niñez de mis hijos, porque siempre consideré que eran como las armas esas inteligentes que usaron en Irak, que caían entre los civiles y mataban sin demasiada inteligencia.

Di a luz a mis tres hijos más pequeños en casa, con una matrona o comadrona chilena excelente, porque consideraba que el parto era una función normal, y que los hospitales, en particular en EE UU, son matasanos, y no un lugar para parir una criatura. Comprendo que no todos los partos se prestan al nacimiento en casa, pero las estadísticas, sobre todo en EE UU, donde la mortalidad infantil es bastante alta, me convencieron de que me tomaba menos riesgo en casa que en uno de esos centros de salud.

La tercera causa de muerte en Estados Unidos es la conocida como enfermedades «iatrogénicas», es decir, producidas por el tratamiento médico erróneo, ya sea en términos de procedimientos incorrectos, drogas mal recetadas, etc. En el caso de los antibióticos, se ha causado una epidemia a nivel mundial por médicos, en particular pediatras, que mandan antibióticos cuando no son necesarios. El antibiótico, como veneno no-inteligente, elimina las defensas naturales del cuerpo humano y, además, tiende a crear organismos inmunes, de modo que ahora existen esos superorganismos que no son tratables por ningún antibiótico conocido. El antibiótico es algo que se debe usar solamente en emergencias, pero los apologistas de las enormes compañías que producen las drogas, medicinas, antibióticos, les regalan todo tipo de cosas a los médicos para que receten sus medicamentos. No los recetan porque curen más, sino porque les van a obsequiar paseos, viajes, dinero, etc. Es una conspiración provocada por la avaricia en contra de los seres humanos.

Para ponerles esto en términos fáciles de entender, en Estados Unidos solamente, cada 3-5 minutos muere una persona por causas atribuidas a efectos secundarios de las drogas o medicamentos recetados por sus propios médicos. Esto ha sido comprobado no solamente por el Colegio de Medicina Norteamericano, sino por estudios hechos por el WHO (Organización de Salud Mundial, o World Health Organization).

Algo muy interesante en cuanto a la muerte y los médicos. En 1915, en Bogotá, Colombia, hubo una huelga de médicos durante 52 días. El índice de mortalidad bajó durante ese período en un 35%. En el condado de los Angeles, en California, EE UU, hubo otra huelga de médicos en 1976, protestando por el alto costo de las primas de mala práctica. Durante ese período, la mortalidad se redujo en un 18%. Una vez terminada la huelga, el índice de mortalidad volvió a subir. En Israel, en 1973, durante una huelga médica de un mes, el índice de mortalidad se redujo en un 50%. La única vez anterior en que el índice de mortalidad había estado tan bajo fue cuando hubo una huelga médica veinte años anteriores. Y cito directamente del libro Confesiones de Hereje Médico, del Dr. Robert S. Mendelsohn.

La medicina occidental es arrogante y avariciosa, y la industria que produce las drogas y medicamentos, mucho más. Esto no le quita mérito a los muchos profesionales que realmente tratan de mejorar a sus pacientes, pero en los propios archivos del Colegio de Medicina de EE UU se indica que la mayoría de los pacientes que visitan al médico (un 90% según el periódico de Medicina de Nueva Inglaterra, NEW ENGLAND JOURNAL OF MEDICINE, asociación norteamericana de mucho prestigio) padecen de condiciones o enfermedades que se mejorarían solas, o que los médicos no tienen cómo mejorar.

Hace poco perdí a dos amigos: uno era un vecino de 75 años con una salud excelente; se fracturó una pierna, y nunca salió del hospital. El otro era una amiga menor que yo, con algo parecido; una fractura complicada le produjo la muerte, sin explicaciones claras de los médicos que la atendieron. El periódico de la Sociedad Geriátrica Norteamericana ha notado que un 75% de personas de más de 75 años que entran al hospital por cualquier causa, de modo independiente, es decir, personas de otro modo saludable, que ambulan por sí mismos, salen del hospital —si salen— dependientes, en la mayoría de los casos relegados a un asilo de ancianos por no poder cuidarse a sí mismos.

La nueva industria de los alimentos alterados genéticamente es más de la misma mierda; la cuestión es siempre ganar mayores cantidades de dinero sin hacer los exámenes necesarios para descubrir qué problemas pueden derivarse a largo plazo de estas modificaciones.

Siempre, esto de la Medicina y la Ciencia es como una moda… hoy minifaldas, mañana macrofaldas. Cuando tuve a mi primer hijo, el médico del hospital y muchas de las enfermeras trataron de convencerme de que no debería darle el pecho porque eso era anticuado y la leche de fórmula era mucho mejor… Yo hice lo que me dio la gana, pero, de hecho, por estar en el hospital (los dos primeros nacieron en el New York Hospital, afiliado a la Universidad de Medicina Cornell), tuvo una infección, que ellos trataron con penicilina. ¿Resultado? Es alérgico de por vida a la penicilina. Y esto, a los 3 días de nacido.

¿Y el parto? Una amenaza constante de que me iban a practicar la cesárea, y un mal uso de la pitocina para que las contracciones del útero provocaran la dilatación cervical. En la transición, escuché cómo el obstetra discutía acaloradamente con el de turno a causa de que la pitocina había sido tan exagerada que podía haber provocado un desgarre uterino. Yo iba a comenzar la carrera de Leyes, pero amenacé con demandas, haciéndome pasar por abogada, y me dejaron parir más o menos en paz, y sin cesárea… Además, me negué a usar medicamentos para el dolor porque no quería drogar a mi hijo, que aún no había nacido…

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ALGUNAS CITAS BIBLIOGRÁFICAS SOBRE EL TEMA

Iatrogenic disease is the third largest medical cause of death in North America (Source: The Journal of the American Medical Association, 284 (4)).

Hospitals – In Australia simply being a patient in an acute care hospital carries on average, a 200-fold greater risk of dying from the care process than being in traffic, and a 2000-fold greater risk than working in the chemical industry. (Source: Healthcare Symposium Abstracts, Australia).

The British Medical Journal The Lancet (vol. 349, Feb. 1, 1997), published findings that just under 20% of hospital patients have had some adverse event occur due not to their illness rather to hospital mistakes. The study, which followed 1047 consecutive patients admitted to three units of a large urban teaching hospital, found that there were more adverse events the longer the patients were in the hospital. In fact, the likelihood of experiencing a problem increased 6% for each day of hospitalization.

Here are some hospital statistics for the United States.

12.000 physician approved surgery later found to be unnecessary ( Ann Rev Public Health, 1992; 13:363-383).

a. 7.000 medication errors in hospitals (Lancet. 1998; 351:643-644).

b. 20.000 other errors in hospitals (JAMA, 1998; 279:1200-1205).

c. 80.000 infections in hospitals (JAMA, 1998; 279:1200-1205).

d. 106.000 negative effects of drugs (Kohn L. et altri Building a Safer Health System., Nat. Academy Press, 1999).

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