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Esta gente una novela sobre un país melancólico y triste

Siempre estamos a la espera de cada nuevo libro de Francisco Suniaga(1954), siempre al leerlo salimos gratificados. Eso es lo que nos ha sucedido ahora con su novela Esta gente(Bogotá: Mondadori, 2012.226 p.), la que si bien nos ofrece una recreación de un suceso imaginado supuestamente sucedido en la Margarita actual también nos lleva de la mano a una meditación sobre la Venezuela en crisis ética, las más importante entre las diversas que padecemos en estos días.

La esencia de esta ficción nos pone en una historia diversa que al menos tiene cuatro momentos decisivos: el vivir del abogado José Alberto Benítez, su dolencia y operación de su próstata; una idea del profesor Gumersindo Salazar y la acción que ante la exposición de sus conclusiones toma el jefe de la policía de la isla, un típico resentido(p.104), al declarar al anciano incurso en un delito de traición a la patria, por cierto tipificado en nuestro Código Penal.

Por cierto, al abogado Benítez ya lo habíamos conocido en la primera novela de Suniaga, su celebrada La otra isla(Caracas: Todtmann,2005. 258 p.), ya con nueve ediciones sucesivas, todo un logro en nuestras letras para un nuevo novelista que aparecía, cosa que en el último medio siglo solo sucedió a Francisco Herrera Luque(1927-1991) con su Boves, el Urogallo(Caracas: Fuentes, 1972. 321 p.), ya con veinte y seis ediciones impresas. 

Es, ya lo hemos anotado, en su sentido más hondo Esta gente es una meditación profunda y densa sobre la realidad venezolana de estos días, acto de amor a ella, hecho con un bisturí sanador en las manos, para cuya exposición del nuevo camino a seguir se vio el novelista en  la necesidad de crear el personaje de Obdulio Rodulfo(p.81), ser de ficción, nunca existió en nuestra vida histórica ni en los documentos que la sostienen, ser de su invención, necesario para poder vertebrar su obra, hecho válido en las obras de imaginación.

Cuando abrimos esta sabrosa novela de Suniaga nos encontramos con el abogado Benítez,  la enfermedad de su próstata, espléndidamente contada, es así como nos lo presenta, era este, hasta ahora, asunto inédito en nuestra prosa de ficción. La presencia de “la infausta glándula”(p.20) es suceso más que importante en la vida viril de cualquier hombre de mediana edad(p.41), momento en que la víscera debe ser operada y tras ese hecho el paciente puede reiniciar  su vida erótica. En este sentido todos los pasajes de la vida sexual de Benítez, su vivir de monucuco con su esposa, su arrebato de un momento, cansado de la rutina matrimonial, con su joven colega Dinorah Terán, la joven amante que se depilaba la totona, le dan a esta novela una especial carnadura como historia humana.

Recordamos sobre la próstata un caso. Sucedió al doctor Arturo Uslar Pietri(1906-2001), de tan buena salud que fue tras los noventa años que se operó, considerándose, no dijo en grata confidencia, que por ello se consideraba “milagro de la biología.

 

LA ENTRAÑA

 

En Esta gente la isla de Margarita, querencia honda de este autor, nativo de allí, se nos ofrece como un microcosmos a través del cual se nos revela el país entero.

Y ello desde su tema central: la posibilidad de una Margarita independiente, separada de Venezuela(p.115). Esta es la gran metáfora del libro: ya que de la Venezuela del presente, disturbada por “esta gente”, los que nos gobiernan ahora, provoca a sus habitantes huir, independizarse del país caótico y anarquizado de estos tiempos, dominado por “esta gente”, nombre que en adelante podemos dar a los que nos mandan hoy.

Y para trazar la historia que con tanto sentido nos cuenta, más allá de las cuitas sexuales del abogado Benítez, veraces desde luego, utiliza a una figura grande del patriotismo insular en la hora de la emancipación: Manuel Plácido Maneiro(1759-c1814), nativo de Pampatar, negociante y armador de barcos, promotor de la independencia en esa región, representante de Margarita en el Congreso de 1811,  firmante del Acta de la Independencia(julio 5,1811), lo que le hizo uno de los padres de la patria. También estampó su nombre al pie de la Constitución Federal(diciembre 21,1811), la primera que tuvo el país y, además, de América Latina, también aprobada ese año. Así tanto la independencia de América Latina como sus constitucionalidad surgió en Caracas, de allí el “seguid el ejemplo que Caracas dio” de nuestro Gloria al bravo pueblo, que es nuestro Padre Nuestro republicano.

Pero para poder vertebrar su historia Suniaga crea un personaje de ficción: Obdulio Rodulfo, sin cuya invención le sería imposible contar lo que nos comunica, esto es válido en una obra de invención fabuladora como lo es una novela. Para comprobar que es criatura de su invención basta repasar la documentación: las Actas del Congreso de 1811, la Gaceta de Caracas, periódico que se editaba entonces en Caracas, la colección Blanco y Azpurua,  las Memorias de O’Leary, la Historia contemporánea de Venezuela de Francisco González Guinan(1840-1932), las Cartas del Libertador, el Diccionario de Historia de Venezuela o la Historia del Estado Nueva Esparta(Caracas: Ediciones de la Presidencia de la República,1980.166 p.) de Jesús Manuel Subero(1922-2001), en ninguno de ellos, fuentes fundamentales, está citado ese nombre y apellido.

Aquello que se nos cuenta en Esta gente es el intento de separación, de secesión, de la isla de Margarita de Venezuela.

Desmembrar a Venezuela ha sido un hecho imposible siempre por ser el nuestro país organizado jurídicamente desde el descubrimiento y cuidadosamente vertebrado, desde el siglo XVIII, gracias a las reformas borbónicas del rey don Carlos III(1716-1788), a partir de 1786, las que nos dieron unidad, gracias a la cual la Independencia pudo ser declarada en Caracas(abril 19,1810) para todo el país ya que la instituciones de gobierno eran para todas las provincias: la Intendencia(1776), la centralización de todo el  gobierno militar en la Capitanía General de Venezuela(1777), Real Audiencia(1786), Real Consulado(1793) y Arzobispado de Caracas(1803). Recuérdese que en 1777 no fue creada, como se ha dicho inexactamente, ya que este existía desde 1528. De allí que ni siquiera lo intentos de esa índole, mala interpretación de las ideas federales, llevados cabo en el Zulia en el siglo XIX dieron resultado alguno, los del occidente han sido bien historiados, en la forma sintética de una historia general, por el padre Gustavo Ocando Yamarte(Historia del Zulia. Caracas: Editorial Arte,1986,p.246-247,283). Venezuela siempre ha sido una. La idea del Venecuba, que anda por allí, es una aberración del sentido de la nacionalidad y de la soberanía.

 

LA IDEA DEL PROFESOR GUMERSINDO

 

La idea de la separación de Margarita de Venezuela es la concepción que seguimos a través de la novela. Es una idea de uno de sus personajes, el profesor Gumersindo Salazar(p.57,59,61,65,66,79).

Para proponerlo se basó en el hecho, propio de la fantasía del novelador, que la elección hecha de Manuel Plácido Maniero de representar a Margarita en el Congreso Constituyente del año once fue revocada en aquellos mismos días. El poder para representar a los margariteños fue dado a Obdulio Rodolfo, quien pasó a Caracas para presentar sus poderes. Según esto la firma de Maneiro no tiene validez, la de Rodolfo fue la que tuvo valor pero esta nunca se llegó a verificar por parte del Congreso, aunque según eso al serle revocada la autorización a Maneiro y traspasada a Rodolfo la firma del primero no tuvo valor y por lo tanto, ella, en el Acta de la Independencia no tiene valor y, al no ser avalada por el Congreso Constituyente. Esto quiere decir, para el profesor Gumersindo, que Margarita nunca se adhirió a la resolución caraqueña y por lo tanto ni firmó en nombre de los margariteños su adhesión, según lo cual Margarita no llegó a ser parte de la Confederación de Venezuela, nuestro primer nombre, sancionada el 5 de julio de 1811, y a ser así Margarita, tal la argumentación del profesor Salazar, la isla es aun territorio independiente aun.

Recuérdese que en nuestra historia el nombre de Confederación de Venezuela fue nuestro primer nombre republicano, anterior a República de Venezuela, que se hizo el usual desde 1817, así nos denominó el Libertador en un importante documento suyo(noviembre 20,1818), la “Declaración de la República de Venezuela”(Decretos del Libertador. 2ª.ed. aum. Caracas: Los Teques: Biblioteca de Autores y Temas Mirandinos,1983,t.I,p.135-139). República de Venezuela es el nombre que ha prevalecido en nuestro devenir, el constante, el que llevamos en el corazón los aquí nacidos. Nombre ratificado por la Constitución de 1830. Así nos llamamos hasta 1863 cuando, con el triunfo de la Federación pasamos a llamarnos Estados Unidos de Venezuela. Este fue sustituido en 1953 por la Constitución aprobada ese año. Y de allí hasta 1999, cuando por un avatar político, se le llamó “República bolivariana de Venezuela”,  cosa que siempre fuimos república bolivariana, pero nunca es necesario decir explícitamente lo que está implícito. Y, además, lo que se impone siempre es la tradición, la fijada por el vivir de la historia: República de Venezuela.

Pero vayamos a la entraña de Esta gente. Primero hay que tener claro que el término “esta gente” define en esta obra a los que nos gobiernan hoy.

A dos siglos del pronunciamiento de 1811 clarificar aquel entuerto, que ha dado tema a Suniaga para este libro es tarea compleja. Es ello la que asume su personaje, el profesor Gumersindo, como pasó previo para la proclamación de la independencia de Margarita. Pero “esta gente” no paran en su intento, pese a la vejez del profesor, es detenido y acusado por “esta gente” de traición a la patria, aunque lo único que había hecho era expresar públicamente una idea.

Gumersindo Salazar terminó sus días preso pero insistiendo en que gracias a tres decisiones del Tribunal Supremo actual(p.80,81) había un camino para su sueño emancipador. De allí que pensó proceder a demandar ante el Tribunal Supremo aquel imposible.

Sabemos, esa es la carnadura de Esta gente, que el

profesor Gumersindo Salazar es viva imagen de estos días, uno de aquellos que frente al accionar arbitrario del hiperpresidente resisten: son la mitad del país(p.214). Desde luego lo que presentó Salazar era una utopía(p.137), estas, como nos enseñó Isaac Pardo(1905-2000), maestro en su estudio, siempre terminan por imponerse. Pero es la vez una salida desesperada a la situación actual que vive la nación.

 

VENEZUELA

 

Es aquí donde podemos abrir la exploración de la meditación sobre Venezuela que Esta gente contiene. Y no es casual, en las horas que vive el país, que la reflexión sobre la nación, el ver el país como problema, aparezca a cada rato en la pluma de nuestros escritores, prueba de ello podrían ser las reflexiones con las que nos topamos en la novela de Federico Vagas Los incurables(Caracas: Alfa, 2012. 423 p.), en Valle zamuro(Caracas: Puntocero,2011. 222 p.) de Camilo Pino o en la exposición sobre los pensamientos de aquellos que escriben que nos ofrece Ana Teresa Torres, sobre todo el la tercera parte, “La escrituira y sus circuntancias” de El oficio por dentro(Caracas: Alfa,2012. 297 p.). En Esta gente Suniaga nos ofrece las suyas, los pálpitos de su alma.

 

EL DETERIORO

 

Una primera visión que aparece en Esta gente, es la observación sobre la forma como se ha ido deteriorando la realidad del país, hecho ya evidente en los días finales de la República Civil, aquí el tópico está referido a Margarita pero es de hecho un hecho nacional, subrayado en esta línea del libro que glosamos: en el “deterioro generalizado, nada se salva”(p.118).

Tanto que los mejores desertaron de la actividad pública al no poder convivir con la corrupción, por razones éticas, aquellos eran “maestros, hombres y mujeres asuntinos de una enteraza moral sólida”(p.132), aquí se puede cambiar “asuntinos”, es decir de La Asunción, por venezolanos y la conclusión es la misma. Desde luego, sin olvidar que pese a todo hay una esperanza fundada, cuando pongamos fin al hiato colectivo que vivimos, porque “Hay un vínculo afectivo indestructible entre nosotros, profesor, entre los venezolanos incluyendo a los margariteños, por supuesto, que no se puede romper con una sentencia del Tribunal Supremo, por disparata que sea…Un vínculo tan poderoso como el se tiene con los padres o hermanos no se rompe por un gravio o una pelea…Yo no quisiera a mi edad renunciar a una herencia sóiida como la venezolanidad para ser un paria”(p.88-89).

Los que ayudaron a crear aquello, sobre todo desde la llegada al poder del gobierno iniciado en 1974, aunque la fecha del inicio del gran declive fue tres años más tarde, suceso que él único que ha lo ha anotado ha sido Manuel Caballero(1931-2010). Fue el 31 de diciembre de 1977, cuando se sacaron las cuentas fiscales de aquel año y se comprobó que, en el momento de mayores recursos fiscales, que no ha habido superavit económico. Y por primera vez desde la muerte del dictador Juan Vicente Gómez(1857-1935). Fue en ese período en que se asomaron, más que nunca, los “diplomados en mañas”(p.45), cuando el país se contaminó de  “la informalidad y displicencia que padecen, y hacen padecer, quienes prestan algún servicio”(p.20), “los avispados de siempre”(p.68), “Por esas cosas de nuestra política, la de antes y la de siempre, que uno no sabe cuándo es viveza criolla y cuando es política de verdad”(p.75), cuando vimos aparecer los viejos vicios, “No es nuevo en estas tierras eso de favorecer a los amigos y aplicarle la ley a quienes no lo son”(p.76), demostrando que entre nosotros “muy pocas cosas han cambiado a la hora de hacer política”(p.78), tanto  que “en este período histórico que vivimos, ¿quién puede decir dónde está la raya entre la locura y la cordura en Venezuela?”(p.85). Asunto que se ve claramente expresado en la práctica del derecho, el cual “se ha pervertido hasta lo inimaginable, profesor, y no me sorprendería sentencias como la que alude”(p.87).

Es por todo ello que el país se ha convertido, otra vez, en una nación melancólica, en “el lugar donde anida la tristeza”(p.141). Tal los días trágicos que vivimos, en donde el horror nos habita(p.14). Por ello leemos: “ya Margarita no era el paraíso terrenal…la desidia había sustituido al desparpajo de aquella época y los males eran a cambio de nada…los margariteños inadvertidos, había sido expulsados del paraíso terrenal sin haber salido de él”(p.21). Otra vez, para entender esto, basta cambiar la palabra Margarita por Venezuela.

Así la mala política es encabezada hoy por aquellos que el novelista denomina “esta gente”, los que mandan hoy, porque gobernar es otra cosa, es un proceso de creación, este está detenido en Venezuela. Por ello la pregunta que la mitad del país, la que se opone a quienes están hoy en Miraflores, es “de dónde salió esta gente tan mala”(p.133).

 

LOS ALTERADORES DE LA HISTORIA

 

Nos salimos un poco de Esta gente para gracias a los que vamos a exponer poder llegar a la entraña de este libro.

Ello nos lleva a lo que dentro de “esta gente” nosotros hemos denominado sus falacias históricas, ese intento constante de cambiar la historia, o desconocerla, y adecuarla a los deseos de quienes detentan el poder.

Pero tratar este asunto debemos definir qué es una falacia histórica. Término que puede externderse a la falacias políticas o jurídicas. La mejor definición de lo que es una falacia histórica la hemos encontrado en un libro de Jorge Olavarría(1933- 2005) cuando señaló que:

 

“Una falacia histórica, es un razonamiento falso que parte de premisas ciertas pero que por la forma como ellas son presentadas y aceptadas, lleva a conclusiones falsas. En algunos casos, una falacia histórica es el camino por el cual se llega a consagrar una mentira como una verdad y ésta es aceptada como verdad por quienes sospechan o saben que es una mentira, pero se empeñan en que sea verdad, ya sea porque ello conviene a un propósito convertido en dogma político; o sirve para encubrir hechos que se tienen como bochornosos y les ayudan a ocultar o preterir el complejo de culpa por conductas activas o omisivas….Si no hace un esfuerzo serio por desmontar la falsedad de esas falacias, el enigma seguirá siendo inescrutable. El primer paso para correr los velos que lo cubren es ordenar las falacias para abordarlas sistemáticamente”(Gómez, un enigma histórico. Caracas: Fundación Olavarría, 2007,p.15. Los subrayados son de Olavarría).

 

CATORCE FALACIAS HISTORICAS

 

Son numerosas las características de “esta gente”, que mandan hoy entre nosotros. Entre ellas se encuentra que son ellos los que propagan falsas interpretaciones de nuestra historia(p.79-80), cambiándola y alterándola. Debemos detenernos en  ello, en los casos que señalamos, para que lo que vamos a exponer tenga sentido. Esas “falacias históricas” como nosotros las hemos denominado son, al menor, catorce:  1)lo afirmado sobre Cristóbal Colón(1451-1506); 2)sobre el Simón Bolívar(1783-1830) como socialista 3) y sobre su supuesto asesinato en San Pedro Alejandrino, conectada en este caso con el falaz libro La carta que cambiará la historia(Caracas: Editorial Arte,2008.384 p.) de Jorge Mier Hoffman, del cual procedieron las arengas anti-históricas del Comandante(diciembre 17,2007); 4) los tres libros llenos de documentos históricos apócrifos, es decir falsos, sobre Manuelita Saenz(1795-1856): Patriota y amante de usted(México: Diana,1993.XVI,297 p.) de Heinz Dieterich, este es una mina de falsificaciones; Manuela sus diarios  perdidos y otros papeles(Quito: Imprenta Mariscal,1995,164,) de Carlos Alvarez Saa y el volumen Las mas hermosas cartas de amor entre Manuela y Simón(Caracas: El Perro y la Rana,2006. 203 p.); 5) a Patriota y amante de usted lo hemos examinado con pormenor; 6) sobre el general José Antonio Paéz(1790-1873); 7)sobre el socialismo y el marxismo; 8) sobre esas mismas doctrinas en Venezuela; 9)sobre la globalización; 10) sobre el caudillo Ezequiel Zamora(1817-1860) y su supuesto socialismo; 11)la visión, que es un anacronismo histórico, según la cal el socialismo autoritario no cayó y que es posible hacerlo vivo otra vez; 12) la paz de 1903 entre nosotros; 13) el país siempre pacífico: 14) nuestra no pertenencia a occidente.

En Este gente se recalca la última, la número 14, que es gravísima. En la novela leemos:

 

”esta gente…[tiene] el empeño…en desconocer el patrón civilizatorio occidental, vale decir, nuestra herencia greco-romana-hispánica a la que intrínsecamente… pertenecemos…En el pasado, ese patrón se centraba principalmente en la lengua, la religión y la cultura hispana; era el sofware, por así decirlo, de la colonización. Sin embargo, la independencia de España, la que hicieron desde [Francisco de]Miranda(1790-1816) hasta Páez, no fue una ruptura con Occidente y su patrón civilizatorio…Desde entonces ese parte de nuestra sustancia, está plasmado en la letra y espíritu de nuestra Acta de la Independencia…Sus pautas y estandares constituyen la nuez de nuestra civilización: las nociones de libertad, democracia, derechos humanos e incluso el reconocimiento a ciertos procedimientos y protocolos técnicos y científicos…Nosotros queremos mantenernos dentro de esos estándares, que es la forma moderna de pertenencia a Occidente, esta gente no lo quiere así y apunta a otros patrones, el de Irán, China”(p.84-85).

 

Cuando en este libro leemos que las bases de la sociedad venezolanas, establecidas aquí por España se basaba en “la lengua, la religión y la cultura hispana” le falto a su autor poner la palabra derecho, porque nuestra legislación, traída aquí por los hispanos venía del medievo, de las Siete partidas de don Alfonso El Sabio(1221-1284) y, desde luego, del Derecho Romano. Lo jurídico no puede ser omitido. Que tanto Miranda como el Libertador hayan sido autores de proyectos constitucionales el primero y de dos Constituciones(1819 y 1826) el segundo lo avala plenamente.

Y con relación a la pervivencia de los español en la construcción de la sociedad independite vasta repasar lo que los padres fundadores, Miranda, el Libertador, Andrés Bello(1781-1865) y Simón Rodríguez(1769-1854), escribieron sobre nuestras raíces hispanas, esencia de nuestra sociedad.

El remate en Esta gente muy claro, dice el personaje, “Yo no quisiera a mi edad renunciar a una herencia sólida como la venezolanidad para ser un paria”(p.89).

Recordamos que cuando escuchamos al Comandante decir que él no se sentía occidental, lo cual era una barbaridad y la muestra de su desconocimiento de la historia universal y latinoamericana, fue, lo sentimos cuando lo escuchábamos, llenos de estupor, lo hacía para ponerse de lado de la potencias terroristas, del “eje del mal”, ya que él siempre ha deseado una guerra, lo vimos muy claro desde el mismo año 1999, cuando se juramentó, pero Manuel Caballero, quien fue el primero en verlo todo, lo vio a poco del golpe de 1992  y, sobre todo, desde la salida de la cárcel del Comandante. Caballero lo dijo muy claramente en los ensayos de su libro Contra el golpe, la dictadura militar y la guerra civil(Caracas: José Agustín Catalá Editor, 1998.173 p.).

 

EL ANACRONISMO HISTORICO

Es por ello que en esta novela leemos: “que esta gente, enceguecida por una ideología anacrónica y un resentimiento decimonónico, esta llevado a Venezuela a un abismo”(p.89). Esa ideología no es otra que el socialismo y del marxismo. No incluimos en él a socialismo utópico que fue uno de los grandes movimiento humanistas del siglo XIX.

Parte de ese abismo es tratar de colocarnos, como lo hace “esta gente”, en el siglo XIX cuando estamos ya al comienzo de la segunda década del siglo XXI. Comete “esta gente”, el más grave pecado que puede cometer un ser humano: no amar a su época(p.139). El mismo caso que sucedió al realista venezolano doctor José Domingo Díaz(1772-c1834) en los días de la Independencia, que pese a su integridad y a su peculiar preparación, fue un ser tan anacrónico como estos que nos gobiernan. Y es eso lo que ha llevado a esta gente, leemos, “Durante su ejercicio, el abuso de los derechos humanos de quienes no comparte la forma de pensar de esta gente ha sido norma e incluso han incorporado en la función pública cierta crueldad desconocida en la Venezuela moderna”(p.156).

 

LA HISTORIA

El asunto central de esta novela es la búsqueda de la secesión de Margarita de Venezuela. Un asunto presentado, dentro de los linderos de la invención fabuladora, como un hecho  con carnadura histórica. Un suceso que es posible “porque esta gente, la que nos gobierna, tiene pasión por revisar y corregir la historia desde el presente, para amoldarla a sus desmanes presentes y pasados y justificarlos. Esa forma marrullera de actuar respecto a la historia ha sido una constante:  manipulan el presente formal para justificar o cambiar el pasado sustantivo, lo mismo que hacían en la extinta Unión Soviética, una pretensión absurda de reescribir los eventos pasados según se vayan sucediendo los hechos del presente. Una de las áreas en donde realizan esta tropelía con más fuerza es en la decisiones de los tribunales; al sentar una nueva jurisprudencia tratan de evitar las condenas futuras por sus faltas pasadas. En este constante esfuerzo por cuadrar el círculo, como suele ocurrir, han cometido graves errores”(p.79-80).

 

 

LA POLITICA

Todos estos hechos llevan al novelista a una serie de reflexiones sobre la política y el hecho político. Entre otras cosas porque el lugar donde viven las falacias históricas es en el mundo de la política. Y lo político en nuestra sociedad es de origen griego, la democracia nació en las ciudades griegas. Pero desde luego como los latinoamericanos somos greco-latinos-hispanos, con elementos fenicios y musulmanes, el sentido de la política que está hoy tan distorsionado, pese a que nuestra concepción de la política es de origen romano, es decir,  hecha por los ciudadanos, tanto que la independencia fue proclamada en el Cabildo de Caracas(abril 19,1810), la más alta institución de la sociedad civil. Y la  plena emancipación en el Congreso Constituyente del año once(julio 5,1811): ambos fueron días civiles, pacíficos, sin presencia militar. Todo fue hecho por los ciudadanos(p.74). De allí estás líneas: “actuamos apegados al modelo de los inicios de la república romana: la política la hacen los ciudadanos…la política es un deber cívico, no un modus vivendi”(p.117-118). Tanto es así que “La tarea de un gobierno no es decir cuales ideas se quedan y cuáles deben desaparecer, ese es un trabajo de la gente, y la gente lo hace mejor”(p.125). De allí por qué debe ser condenado el intento de hacernos una república socialista, para nada consagrada en nuestra Constitución vigente(1999): algo que los venezolanos, que somos republicanos, nunca hemos elegido.

 

OBSERVACIONES FINALES

 

EL ATAQUE DE LAS POTENCIAS

 Y una primera observación: el ataque de las potencias internacionales contra Venezuela no fue el 9 de diciembre de 1903 como se lee(p.64 y 66) sino en el mismo días y mes del año anterior, 1902. Basta leer la proclama del presidente Cipriano Castro(1858-1924), redactada por el escritor Eloy Guillermo González(1873-1950), para comprobarlo. En verdad la intervención de los Estados Unidos fue entonces lo que salvó a Venezuela pero no por su sola acción sino por existir entonce la Doctrina Monroe(1823), “América para los americanos”, en cuyo texto el uso de la palabra “América” no debe ser extrapolada por “Estados Unidos”, todos en aquellos días, incluso el propio Libertador llamaban a América a todo el continente. Fue por ello que cuando Bolívar convocó el Congreso de Panamá(1826) llamó a formar parte solo a los países de la “America antes española”, en ello no había ningún razón anti-imperialsta como vocean hoy “esta gente” porque pese a comprender Bolívar como era el crecimiento y la importancia que los Estados Unidos estaban tomando en la escena mundial, él mismo, sabio internacionalista siempre, sabía que el gran tesoro que la nación americana nos había dado era la libertad al proclamar su independencia en Filadelfia(julio 4,1776). “El país de la libertad racional” lo llamó Bolívar la única vez que estuvo de visita, en 1804, en varias ciudades del este de los Estados Unidos. Y el propio Bolívar dejó entre sus papeles sus observaciones sobre los dos polos desde los cuales vio a los Estados Unidos: la primera “La República Americana en el día es el ejemplo de la gloria, de la libertad, y de la dicha de la virtud”(junio 4,1826); la segunda «los Estados Unidos…parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad”(agosto 5,1829).

 

REFUTAR LAS FALACIAS HISTORICAS

También nos parece una lástima que una vez que dicho lo que hemos señalado sobre las falacias históricas del chavismo encontramos en la novela esta afirmación: “La verdad es que me ha sorprendido que hasta la fecha los intelectuales venezolanos no hayan producido algo para salirle al paso a ese intento destructivo”(p.84). Si se han discutido por aquellos que buscan y divulgan la verdad histórica. Hay ya artículos y algunos libros en donde se hace la crítica de tanta falsedad. Tal el 2006 del maestro Garmán Carrera Damas(1930): El bolivarismo-militarismo: una ideología de remplazo(2ª.ed.Caracas: Alfa, 2011. 210 p.).

 

UNA CRITICA, UNA SOLA

 

Solo criticamos a esta magnífica novela dos demasiados largos capítulos sobre la historia de Margarita, tema central del volumen. Estos debieron ser comprimidos para que la novela no perdiera su unidad. Como están, pese a los bien documentados que son, estarían bien en una obra histórica y no en la una novela, ya que pierde el lector el hilo de las dos historias centrales que se le cuentan, los avatares del abogado Benítez y el proyecto del profesor Salazar. Este hecho nos indica que la novela no fue sometida a una lectura editorial previa, un análisis en el cual los lectores de la afamada editorial que lo editó hubieran aconsejado al autor la necesidad de podar aquellos capítulos, no suprimirlos sino sintetizarlos. Entre otros hechos porque esta no es una novela histórica sino una novela cuya proposición central, la separación de Margarita de la República de Venezuela, tiene, en la nutrida imaginación de Suniaga fundamentos en el pasado de la isla.

 

Enero 10,2013.

 

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