Entretenimiento

Explorar el país con la cultura

 

Queremos agradecer al señor Rector y a las autoridades académicas de la “Universidad Alejandro de Humboldt” la invitación para que en nombre de la Fundación de Fundación Venezuela Positiva presentemos desde esta tribuna los dos libros publicados por esta institución con ocasión del Bicentenario de nuestra Independencia. Ambos,  Tierra nuestra(Caracas: Fundación Venezuela Positiva, 2009. 2 vols) como Aproximación a nuestra cultura(Caracas: Fundación Venezuela Positiva, 2011.946 p.) tienen como fundamento la búsqueda de la esencia de Venezuela a través de los rasgos de su vivir a través de los siglos de existencia histórica que tenemos, intentan poner en práctica lo pedido por el historiador británico Lord Acton(1834-1902) de estudiar más los problemas que los períodos, cosa que los autores de ambos hacen a travesando los tiempos de nuestra existencia. Los escritores de Tierra nuestra mirando nuestro devenir a través de las acciones de nuestros primeros magistrados, siempre los “porta estandartes” de cada período como indicó Guillermo Morón(Los presidentes de Venezuela. Caracas: Planeta, 1993,p.23). Los que desarrollaron los capítulos de Aproximación a nuestra cultura a través de las mil creaciones de los venezolanos. Es por ello que vamos a centrar la exposición que sigue en la segunda de estas obras.

Y la historia está siempre tan presente en nuestro vivir que hablamos en un día histórico. Hoy es 8 de Septiembre, el día que se recuerda el momento de 1777 en que el rey de España, don Carlos III(1716-1788), puso todo el poder militar de las provincias que formaban el país en manos del Capitán General de Caracas. Fue esta decisión una más del proceso de la integración nacional, iniciado el año antes, el 8 de Diciembre de 1786, con otra Real Cédula, la de Segovia, que creó la Intendencia. Constituyó esta una de la serie de decisiones del monarca ilustrado, pues le siguió la Real Audiencia(1786), el Real Consulado(1793) y el Arzobispado de Caracas(1803), la que hicieron posible la unidad sobre la cual se declaró la Independencia el 19 de Abril de 1810.

 

NUESTRA CULTURA

 

El libro ante el cual deseamos detenernos morosamente es  Aproximación a nuestra cultura, se trata de una amplia obra colectiva, concebida, diseñada y editada bajo la dirección del abogado Heraclio Atencio Bello(1944). Tuvo razón el doctor Ramón J.Velásquez(1916) al tenerla en sus manos decir que era la segunda vez que se producía un balance tan amplio de nuestro hecho cultural. La primera, debemos recordarlo esta tarde, apareció en los días del guzmancismo, es Venezuela: pintoresca e ilustrada (París: Librería Española,1875.2 vols:2ª.ed.Caracas: Ediciones Centauro,1986. 2 vols) de Miguel Tejera(1848-1892), que aun nos sirve para comprender aquella hora que vivía el país, tras el horror de la Guerra Federal(1859-1863), la disolución que significaron los siete años siguientes(1863-1870) y el inicio del gobierno creador de Antonio Guzmán Blanco(1829-1899). La segunda de estas obras, concebida y compilada bajo la dirección del profesor Pedro Grases(1909-2004) fue Venezuela independiente,1810-1960 (Caracas: Fundación Eugenio Mendoza,1962. XI,742 p.) en la cual Mariano Picón  Salas(1901-1965), Augusto Mijares(1897-1979), Ramón Díaz Sánchez(1903-1968), Eduardo Arcila Farías(1912-1995) y Juan Liscano(1915-2001) volvieron a mirar el periplo venezolano, sus figuras por Picón Salas, el devenir político Mijares, lo social Díaz Sánchez, lo económico  Arcila Farías y lo cultural Liscano. Esa obra fue completada por el propio maestro Grases, siempre con el apoyo de don Eugenio Mendoza(1906-1979) primero y las Empresas Mendoza después, en los volúmenes: Venezuela moderna,1926-1976(Caracas: Fundación Mendoza, 1976; 2ª.ed.aum.  Caracas: Ariel,1979.1059 p.) y Venezuela contempóranea,1974-1989(Caracas: Fundación Mendoza, 1989. 823 p.), todas las tres obras de la autoría de las mejores especialistas en sus temas. Como a través de ellas se recorría el devenir venezolano desde la Independencia al siglo XX, para que se pudiera observa todo nuestro proceso, el doctor Grases completó la serie con el volumen Los tres  primeros siglos de Venezuela,1498-1810(Caracas: Fundación Mendoza, 1991.591 p.). Estas son las raíces del importante libro que tenemos ahora ante nuestra vista, Aproximación a nuestra cultura donde vemos el correr de nuestra cultura desde nuestro pretérito lejano hasta estos días trágicos que vive la República.

Cuando Heraclio Atencio Bello, sin cuya presencia esta Aproximación a nuestra cultura no hubiera nacido, ideó esta obra convocó para hacerla a un grupo de autores y autoras para interrogar a Venezuela e interrogarse sobre el país desde el ángulo preciso del asunto que se define desde su título: el hecho cultural venezolano.

Es pues este un  libro colectivo sobre un mismo tema, redactado por treinta y nueve autores, si contamos también tanto al autor de la introducción, Atencio Bello como al del epílogo, Oscar Pérez Castillo. Se trata de una obra que quedará como un libro de consulta sobre este cervical tema.

Nos detenemos pues ahora especialmente en la introducción del volumen concebida por Atencio Bello, en ella nos indica como todos sus autores se reunieron ”con una gran lupa en la mano con el propósito de ver de cerca y observar nuestra cultura y su influencia”(p.46) en la vida venezolana, momento en que los venezolanos estamos “aturdidos y confusos”(p.187) como dice María Dolores Ara en una de sus páginas. Todos hemos trabajado bajo la consigna de nuestro flamante Premio Nóbel de Literatura(2010) Mario Vargas Llosa(1936): “Me refiero a esos ensayos en los que la investigación rigurosa, la imaginación, el buen gusto y la elegancia se alían para explicar una obra literaria”(p.47).

 

NUESTRA PRESENTACION

 

Por ello ahora, para atender a la generosa invitación recibida para presentarlo antes ustedes, una vez leídos todos sus textos, deseamos detenernos primero en aquellos trabajos que universalizan en sus indagaciones el fenómeno global de la cultura venezolana, como lo son la introducción de Atencio Bello y el cierre de Pérez Castillo primero y como son, por la gravedad de los asuntos que tratan los estudios de don Pedro Mendoza Goiticoa(1912-2010) “La cultura de la subestimación”(p.660-672) y el de Ana Teresa Torres “Cultura de héroes o cultura de ciudadanos”(p.846-858). Sin embargo, todos estos trabajos, como afirma el editor del volumen, fueron concebidos en “tiempo libre, parsimonioso, reservado y sin prisa, elemento indispensable para hilar ideas sesudas y conceptos agudos con sosiego y tranquilidad”(p.47), convocaron todos el “tiempo de soñar” que dijera Carlos Eduardo Frías(1906-1986) que es el que nos permite ver más allá del solo recuento de lo hecho a través de las cinco centurias de existencia que tiene Venezuela, desde las nueve de las mañana de 3 de Agosto de 1408 cuando Cristóbal Colón(1451-1506) detuvo su nave ante Macuro hasta hoy. La hora es el mismo Descubridor quien la indica en su carta a los Reyes Católicos relativa a aquel hecho(Agosto 31,1498), es en ella que nos llama “tierra de gracia”(Textos y documentos completos. Madrid: Alianza Editorial,1982,p.210). Esta misiva es el primer documento sobre Venezuela, con ella se inicia el archivo de los papeles venezolanos, el registro simultáneo de la historia y de la memoria literaria. Y ello porque Venezuela “fue una invención de los conquistadores” como escribió Manuel Caballero(Polémicas y otras forma de escritura. Caracas: Alfa,2008,p.132), de hecho los dos nombres el primero, dado por el Almirante, y el segundo, Pequeña Venecia o Venezuela, de Américo Vespuccio(1454-1512) que data de 1499, pervivió y es nuestro cognomento.

 

ESTE LIBRO

 

La idea de esta Aproximación a nuestra cultura fue que sus autores produjeran una “interpretación íntima de la cultura”(p.48), es decir, hecha desde si mismos, desde su propios estudios, experiencias y vivencias. Así si nos ponemos a definir esta Aproximación a nuestra cultura nos encontramos que el proyecto fue preparar “un libro dialéctico y multidisiplinario, donde no hay coincidencias ni entendidos previos acerca de lo que significa para cada ensayista su interpretación íntima de la cultura, no debe ser tarea fácil, en especial para una Venezuela que ha pasado violentamente de lo agropecuario a lo petrolero en una generación”(p.48). Hecho en una hora como la que vivimos en la cual es visible “como la población busca respuestas a preguntas que nos hacemos todos a diario”(p.48), es lo que nosotros hemos denominado la hora de la introspección nacional, interrogación que solo puede hacerse recurriendo a la historia, que en el caso de Venezuela siempre debe ser hecha desde una triple vertiente: preguntándole a la literatura, a los pensadores y a las obra históricas.

Esta aventura de cinco siglos debe ser vista en las “páginas de este nuevo e inédito vademecum, enriqueciendo e iluminando de manera clara el conocimiento de todos nosotros acerca de lo que significa nuestra cultura, su inicio, su evolución y sus limitaciones”(p.48), mirando el rico sucederse “a través de las ideas, experiencias y creencias de los diversos co-autores, la variedad, la diversidad y la multiplicidad de intereses y opiniones…sin censura, sin críticas, sin reparos y sin imposiciones dogmáticas…con rigurosa lucidez y con entusiasmo a construir un exhaustivo, honesto y bien documentado libro…respetando la singularidad, el pragmatismo, el estilo y el universo político de cada co-autor, en la pluralidad de un lenguaje hormigueante que fluye con imaginación y sensibilidad”(p.48).

La idea global del volumen es comunicar el mayor saber posible “acerca de nuestra cultura, percibir más sus amores, saborear sus frutos e identificar nuestras potencialidades más positivas”(p.49).

 

¿QUE ES CULTURA?

 

Es por ello que la lectura de esta Aproximación a nuestra cultura debe partir de una exacta definición del hecho cultural. Cultura, hay que decirlo otra vez, es todo aquello que el hombre y la mujer crean, tanto en el mundo de la creación literaria, artística, musical, visual, como en las proposiciones para la organización de la vida política, la redacción de las Constituciones y de las Leyes son hechos culturales al igual que establecimiento de las formas de la vida social. Todo en la vida es un hecho cultural, en cada instante. Esa idea de que la cultura nos llega al nacer es falaz porque el acto de engendrar un hijo es un acto cultural porque es creación. Y también lo es el momento en que hacemos el amor con la mujer amada para crear aquella vida porque solo con imaginación, que es un hecho cultural, se puede vivir el erotismo. Así al nacer todo ser humano, hombre o mujer, es hijo de la cultura porque lo es de la creación por la imaginación, la piel y la sangre.

Por ello escribe Atencio Bello que la cultura es “una especie de dulce canto general donde se hacen visibles nuestros mapas y su geografía sentimental con sus ramas y árboles, nuestros mares y lagos, nuestras montañas, cerros y valle con rima y diversidad. Es la belleza de nuestros escenarios y la verdad de nuestras sinceras palabras lo que nos hace sentir diferente a otras culturas y el  tierno corazón que habla en prosa para denunciar los atropellos y clamar la libertad”(p.51).

Y es por ello que “El ecleticismo es nuestro camino a la felicidad, parábola de conceptos que contienen verdades e ideales en positivo”(p.51). Es el ecleticismo, lo heteróclito, lo diverso, desde donde parte quien hace cultura: con la palabra los escritores, sobre el pentagrama el músico, ante el lienzo el pintor, desde el guión el cineasta, con los documentos el historiador, con la experiencia propia y aquella que nos viene de los pueblos que nos antecedieron el proyectista político-social. Es la amplitud del hecho cultural, todo lo creado por el ser humano que siente y piensa, que el gran historiador franco-norteamericano Jacques Barzun(1907) pudo concebir la más fascinante historia de la cultura en su obra Del amanecer a la decadencia(México: Taurus,2005.1303 p.), al recorrer todo lo inventado por el ser humano desde el siglo XV hasta lo que él denominó el horizonte del 2001, visto desde Nueva York, la capital del mundo en nuestros días. En su obra, de más de mil páginas, están los pensamientos literarios y filosóficos, el desarrollo de las instituciones jurídicas, los descubrimientos científicos, los grandes libros, todo lo que es creación humana. Ese mismo es lo que quiere ser con relación a nuestra tierra y nuestra gente esta Aproximación a nuestra cultura, ya que revela ese  “arco iris de innumerables colores, luces y sombras”(p.49) que es nuestra experiencia colectiva.

Y sus treinta y nueve autores lo hacen inquiriendo, para utilizar una palabra tan cara a Jorge Luis Borges(1899-1986) a la hora de todo abordaje del hecho creador, porque “Hallar un calificativo perfecto para describir nuestra cultura es difícil”(p.49) porque cultura “es memoria explícita de cuanto ha sido vivido por una colectividad”(p.52),“guarda una profunda coherencia con el ámbito general a que está adscrito”(p.52), “constituye las fuerzas reguladoras de nuestra vida colectiva”(p.52).

Una cultura, como es el caso de la venezolana, procede de nuestras raíces mestizas, del “pequeño género humano” que éramos según dijo el Libertador en la Carta de Jamaica(Septiembre 6,1815). Es por ello que la cultura venezolana es “policlasista, plural, democrática, tolerante, inclusiva, consensuada”(p.52). Es así porque revela lo que somos. Y lo revela siempre a través del lenguaje, de la bella lengua castellana, “esta pobre lengua viva con que pedimos y comemos el pan nuestro de cada día” que dijo(Marzo 1,1926) Teresa de la Parra(1889-1936) a su querido amigo Rafael Carías(Obras. Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1982, p.608) Es la única forma para que nuestra lengua sea “esa lámpara maravillosa capaz de iluminar la vida del hombre y su alma” que dijo nuestro admirado maestro don Ángel Rosenblat(Sentido mágico de la palabra y otros estudios. Caracas: UCV,1977,p.6), para que ella sea diariamente viva y palpitante. Por ello debemos cuidarla, hablarla con belleza, sin palabras malsonantes, sin vocablos de germanía, de manera tan profunda, bella y feliz como está en los grandes libros escritos por nuestros mejores escritores, Juan Vicente González(1810-1866), Rafael María Baralt(1810-1860), Manuel Díaz Rodríguez(1871-1927), José Antonio Ramos Sucre(1890-1930), quizá el venezolano que mejor ha escrito, Mariano Picón Salas(1901-1965), Arturo Uslar Pietri(1906-2001). Si González, llamado “tragalibros” por los caraqueños de su tiempo, fue el mayor escritor del siglo XIX del XX lo fue Uslar Pietri. De allí que nuestra lucha por el buen uso del lenguaje, nuestra oposición a los que la maltratan nuestra lengua debe ser diaria, no podemos olvidar, cosa que está pasando, lo que indicó el primer pensador de nuestra América Latina en el siglo XX, el mexicano Octavio Paz(1914-1998): “Cuando una sociedad se corrompe, lo primero que se gangrena es el lenguaje. La crítica de la sociedad, en consecuencia, comienza con la gramática y con el restablecimiento de los significados” (Postdata. 2ª.ed.México: Siglo XXI Editores, 1970,p.76-77).

 

LA CULTURA VENEZOLANA

 

Es la cultura la que nos dice lo que somos porque los venezolanos no somos una esencia sino una historia. Y es nuestra creación cultural la que nos dirá todos los días “reiteradamente quienes somos verdaderamente … aun en nuestra peor hora de dificultades”(p.51) como indica Atencio Bello. Y ello porque es la cultura la que nos muestra, nuestra esencia, “ese recio dinamismo ayudó a convertir a nuestra cultura en la más bella de las empresas donde no hay blanco ni negro, día sin sol, noche sin luna y emociones con fuertes fortalezas”(p.53). Es nuestra cultura en donde estamos los venezolanos, en donde está expresado lo fuimos, somos y seremos.

La nuestra, esto hay que subrayarlo, es una cultura mestiza, propia de un país abierto, situado ante el mar, de allí la importancia que han tenido las emigraciones que hemos recibido, estas ampliaron el “pequeño género humano”, esta expresión de Bolívar, que tanto molesta a la antropólogos marxistas de aquí, pero es certera. Y es bella expresión literaria porque su autor era también un escritor, que por cierto renovó el castellano de su época. Y no solo el hispanoamericano sino también el que se escribía en la península, como Rufino Blanco Fombona(1874-1944) lo advirtió Rufino(El espíritu de Bolívar.2ª.ed. Caracas: Ministerio de Educación, 1970, p.186, 189,190).

Nuestra cultura “es la realización de nuestros sueños y luchas…Las diferencias entre los distintos seres humanos de este país…son elementos integrantes en la variedad y diferencia del lenguaje, las ideas heterogéneas, las creencias disconformes, la pluralidad de los prejuicios, los códigos sociales y sus complejidades, los ritos y las concepciones artísticas, éticas y religiosas…nuestra cultura tolerante, inclusiva e institucional…La cultura es nuestro claro de luz, es la imagen de nosotros mismos con nuestras diferencias y el olor de nuestra tierra. La cultura está presente en el estado anímico de todos los venezolanos…La cultura es nuestro amparo, es mirar para atrás, festejar nuestro presente y también nuestro acto de fe en lo que somos”(p.59).

 

CULTURA/EDUCACION

 

Hay otro punto que lo consideramos central. En Aproximación a nuestra cultura se trata. La cultura es producto de la educación, “un hombre sin estudios es un ser incompleto. La instrucción es la felicidad de la vida; y el ignorante, que siempre está próximo a revolverse en el lodo de la corrupción, se precipita luego infaliblemente en las tinieblas de la servidumbre” dijo el gran intuitivo de Venezuela en carta a su hermana María Antonia(Escritos del Libertador. Caracas: Sociedad Bolivariana de Venezuela, 1967 t.III,Vo.II,p.12).

Hay una observación aquí que debemos tomar en cuenta. Escribió José Luis Silva Luongo(1930-2008), aquí citado: “En el caso específico de la educación… debe tenerse sumo cuidado en no ceder a la tentación de la pura y simple aplicación de crecientes recursos para el solo aumento cuantitativo de los servicios”(p.79). Toca un grave problema cuyas consecuencias vivimos. Es cierto que uno de los logros de nuestra República Civil(1958-1998) fue el aumento cuantitativo de la matrícula escolar y de las instituciones educativas hasta el punto que hoy existen institutos de educación superior en todas las regiones del país. Pero también al buscar la cantidad se perdió la calidad y cada día nuestros jóvenes, incluso los graduados universitarios, saben cada vez menos, sobre todo de aquello que se deben saber para que el país marche. Este es el resultado de la inadecuada búsqueda de la cantidad en detrimento de la calidad.

Y la des-educación se ha hecho presente a nuestra vida pública al hacerse vivo en estos años la tragedia, según nuestro gran artista Carlos Cruz Diez(1923), que se sucede “cuando los desposeídos de entendimiento y razón…toman el poder”(p.68).

 

COMO LA HEMOS HECHO

 

La cultura, todo lo creado, las letras y las artes, pero no solo eso que es esencial. Y los venezolanos lo hemos sabido hacer siempre y hacerlo bien. Tanto que el novelista Federico Vegas(1950) ha señalado: ”Uno debe a sus raíces su cordura, el sentido de poder llegar a algo, de ir y volver, de concluir lo comenzado, de pertenecer”(p.52). Pero nuestras tareas los venezolanos las hemos hecho muchas, siempre con constancia, con pocos recursos, con las uñas. Pero allí están, realizadas lejos de toda frivolidad, con gravedad.

 

COMO ESTAMOS LOS VENEZOLANOS DE HOY

 

En medio de todo los venezolanos vivimos hoy en una gran vicisitud, “la incertidumbre nos embarga a todos, la creciente complejidad social dominada por antagonismos y reveses”(p.47). Y esto es también, aunque pocos lo crean un problema cultural.

Y ello porque el presidente actual, motivo de todas las desazones de la nación, “se encuentra defendiendo, desarrollando y justificando un inédito proyecto apócrifo llamado Socialismo del siglo XXI”(p.48), que dice Atencio Bello. Pero ni siquiera tiene un plan, ni una idea, porque ese tal socialismo no existe en la teoría política. Y lo que es peor: el socialismo es hoy anacrónico, anacronismo es la suposición de que un hecho ha sucedido antes o después del tiempo en que sucedió, es desde luego una incongruencia. Además no olvidemos que Sainz de Robles en su célebre diccionario cuando buscamos la palabra anacrónico nos remite al vocablo error donde anota treinta y cuatro significaciones. Eso es hoy la palabra socialismo. Pero es también lo a-histórico por no decir lo contra-histórico, lo cual es también válido al analizarlo. Y lo es porque lo expuesto, lo dicho, se ha hecho solo pensando en el pasado, nada en el presente y escasamente en el porvenir, “Hace que no creamos en nosotros mismos y menos en el país”(p.53) escribe el prologuista de Aproximación a nuestra cultura. Y ni siquiera implica un cambio, es un retroceso, porque para cambiar y avanzar hay que aplicar lo que leemos aquí, el pensamiento del gran George Bernard Shaw(1856-1950): “El progreso es imposible sin el cambio. Y aquellos que se resisten a cambiar su manera de pensar, nunca podrán cambiar nada”(p.54). O aquella de Uslar Pietri “el progreso del mundo se debe a los disientes”(Rafael Arraiz Lucca: Grabados. Caracas: Academia Nacional de la Historia,1989,p.34). Sabía aquel ductor que la rebeldía es siempre creadora, abre nuevos tiempos.

Y ese anacronismo que decimos está centrado en la incapacidad de comprender el presente: el socialismo se desplomó, ya no existe, fue vencido por la sociedad abierta, sus enemigos que tan bien examinó Karl Popper(1902-1994) desaparecieron, incluido el propio Marx y su profecía según la cual el capitalismo se desplomaría(La sociedad abierta y sus enemigos. Buenos Aires: Paidós,1967. 2 vols). Sin ver eso no se puede planificar nada nuevo. Esperando que la noticia de que la Caída del Muro de Berlín sea rectificada, es lo que esperan estos que nos mandan, no nos gobiernan, eso es otra cosa, hace ya una década que no hay gobernabilidad en nuestro país. Y no comprender el sucederse, lo sucedido en el mundo desde las huelgas en Polonia en 1980, cuando se retomó el hilo de lo perdido con la invasión de Checoeslovaquia por la URSS en 1968, el proceso del fin del socialismo autoritario, iniciando cuando Hungría abrió sus fronteras el 11 de Septiembre de 1989 y lo sucedido cincuenta y nueve días más tarde, el 10 de Noviembre de 1989 en Berlín, once meses después con la reunificación de Alemania(Octubre 3,1990) y dos años más tarde la disolución de la URSS(Diciembre 31,1991). Sin entender esto no se puede gobernar en nuestro tiempo. La Caída del Muro de Berlín fue uno de las grandes horas de la humanidad, el instante, aquella media noche, del triunfo de la libertad preterida durante tanto tiempo. Fue uno de los días estelares de la humanidad habría escrito Stefan Zweig(1881-1942). En Berlín apareció aquella madrugada la historia, esta, como escribió Michael Meyer, periodista norteamericano que estuvo presente aquel día en aquel sitio, “La historia puede tener carácter íntimo, accidental, impersonal, irónico. Puede parecer que simplemente acaece de manera inexorable o puede ser cruel, como ex profeso, deliberada, animada aquí y allá por algún cósmico sentido de justicia”(El año que cambió el mundo. Bogotá: Norma, 2009,p.165). Esa es la atmósfera de nuestro tiempo que hemos visto aparecer este año también en el norte de África y en el cercano Oriente. Y seguirá. No es la secuela de Berlín es la continuación de la ola democrática que recorre el mundo hecha visible en Berlín. Proseguirá la sociedad democrática, la del bienestar, la del conocimiento, la de la libertad.

Por ello es imposible, ha sido imposible siempre, ir contra la historia. Y peor aun alterar, como lo han hecho la comprensión de nuestra propia historia creando lo que hemos denominado nosotros “las falacias históricas del chavismo”. Estas falacias hay que refutarlas con un libro de historia de Venezuela en las manos. Ello es también un hecho y un problema cultural.

Pero ha habido una barbaridad más: el cambio de nombre del país, un asunto cultural también, que por lo tanto nos compete esta tarde. No se trata en este momento de abundar en los documentos históricos que avalan el nombre, primero de Confederación de Venezuela y más tarde de República de Venezuela. Es algo mucho más grave: el nombre que llevamos es un hecho ontológico, relativo al ser, esencial, es el nombre que tenemos y nadie lo cambia pues de hacerlo perdería su identidad. Y Venezuela históricamente siempre ha sido un país bolivariano y no hay que decir explícitamente lo que está implícito. El nombre de una persona, o de un país, como es este caso, es algo tan serio que  Cicerón(106-43 aC) dijo: “Buenos nombres, buenos augurios”, el nombre es el signo del destino y el nombre “República Bolivariana de Venezuela”, como el Ayaz griego, persona desafortunada, lo que nos indica es que se nos ha dado un nombre infortunado, deplorable, triste, penoso, con el que se intentado construirnos otro destino que no es el nuestro. Y hemos visto lo que de allí ha surgido. Y nuestro sabio maestro Ángel Rosenblat, quien estudió el punto luminosamente, escribió: “El nombre forma parte del campo mágico de la persona y hay que protegerlo contra cualquier asechanza. El sentido mágico del nombre en pueblos diversos… habla a favor de la unidad original del lenguaje humano”(Sentido mágico de la palabra,p.27). Venezuela con la alteración de su nombre perdió su magia, hemos visto lo que ha sucedido, el infortunio de Ayax nos ha sobrevenido. El estudio de este serio asunto tiene muchas aristas, y nunca se sale del hecho cultural pues tiene sus pivotes históricos y sus fundamentos literarios. Y el 19 de Abril de 1810, éramos Venezuela desde hacía tres siglos, desde el 27 de Marzo de 1528 cuando el rey Carlos V(1500-1558), nuestro rey entonces, creó la Provincia de Venezuela. Ese día ya teníamos veinte y nueve años que Américo Vespuccio nos había llamado Venezuela. Ese 27 de Marzo se debería celebrar cada año como “Fiesta Nacional”, desde luego siendo un día laborable porque si no trabajamos no progresamos.

Y hay también una proposición que hacer ante la disolución que vivimos, es constitucional  pero es también moral, de allí la necesidad en que estamos de crear, lo que Atencio Bello propone, una Sociedad Nacional de Cultura Ética, es perentoria que abra sus puertas, que nuestra Fundación Venezuela Positiva la tome como una de sus banderas.

 

PARA CERRAR

 

La cultura es un hecho central en la vida de los pueblos. Tanto que el mexicano Carlos Fuentes(1928) escribió sobre la latinoamericana: “si algo ha revelado la crisis actual, es que mientras los modelos políticos y socioeconómicos se han derrumbado uno tras otro, sólo ha permanecido de pie lo que hemos hecho con mayor seriedad, con mayor libertad y también con mayor alegría: nuestros productos culturales, la novela, el poema, la pintura, la obra cinematográfica, la pieza de teatro, la composición musical, el ensayo, pero también el mueble, la cocina, el amor y la memoria, pues todo esto es cultura, hasta integrar lo que José Ortega y Gasset(1883-1955) llama ‘un conjunto de actitudes ante la vida”(Valiente Nuevo Mundo. México: Fondo de Cultura Económica,1990,p.12-13).

Tampoco para los venezolanos el panorama  es negro, nuestra historia, nuestra literatura, nuestro pensamiento, las biografías de los grandes venezolanos y  venezolanas, nos enseña donde está la esperanza, el cúmulo de las pruebas está en las hojas de esta Aproximación a nuestra cultura.

No debemos perder ni la perspectiva ni el aliento, menos la ilusión y el ánimo. Nuestra memoria colectiva es la que nos muestra lo que somos, “Debemos estar confiados en que Venezuela entera es capaz de actuar civilizadamente, estableciendo justos correctivos comunes que hagan funcionar al Estado y que la nueva Nación se desarrolle”(p.80) como leemos en el libro que estamos poniendo en las manos de ustedes.

Una cultura, como el ser humano, nos muestra lo sombrío y lo luminoso que somos, lo excéntrico  y previsible(p.73), así el futuro va a ser lo que sintió Víctor Hugo(1802-1885), “El futuro tiene muchos nombres, para los débiles es lo inalcanzable, para los temerosos lo desconocido, y para los valientes…la oportunidad”(p.78). Uslar Pietri, por ejemplo, sabía el valor que tiene la creación cultural, por ello indicó(Junio 10,1986): “las naciones que ha progresado más en el camino de la inteligencia son, precisamente aquellas que más decididamente han dirigido su reflexión y su creación a su propia situación y a su destino en el fluir histórico…[porque] la hechura de un país no ha sido nunca el resultado de un pensamiento abstracto pero tampoco de la aceptación torpe y ciega de los hechos. La inteligencia tiene que allegarse, amorosa y humildemente, al país real, para que este pueda reconocer su camino y avanzar hacia el futuro”(Letras y hombres de Venezuela.4ª.ed.aum. Caracas: Monte Ávila Editores,1995,p.296 y 299).

Así debe ser el nuestro, un futuro que debe ser creado mancomunadamente, al que están convocados todos, como dijo el maestro de Las lanzas coloradas(Mayo 15,1986), “Para esta empresa de salvación todos tienen que concurrir con su aporte de esfuerzo, de consejo, de trabajo y de sacrificio. Allí estarán todos, los viejos y los jóvenes, las mujeres y los hombres, los trabajadores y los empresarios, los de mono azul y los de cuello blanco, los de la pala y los de la computadora, los artistas y los sembradores, los hombres de gabinete y los del taller, porque no hay nadie que no deba y pueda soportar algo, hasta este viejo soldado de la esperanza que se declara presente”(Cuarenta ensayos. Caracas: Monte Ávila Editores,1990,p.446). Declarémonos también presentes todos nosotros.

 

 

 

(Intervención leída en la sede de la Universidad Humboldt, Los Dos Caminos, Caracas, la tarde del jueves 8 de Septiembre de 2011).

 

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